Capitulo 2

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Mi vida es más o menos tranquila, tengo mi propia empresa, aunque me quita más tiempo de lo que me gustaría... Camino tranquilo hasta la entrada de la empresa, ¿qué hace Alexa aquí? Hace unas semanas, conocí a Alexa, una modelo internacional. Es realmente guapa, rubia, ojos azules, tez pálida y clara y cuerpo perfecto... Nos hemos divertido bastante en su cama del hotel, pero ayer le dije que no quería volver a verla.
- ¿Alexa?
- Por fin apareces...
- ¿Qué haces aquí?
- Necesitaba verte, anoche...
- Anoche te dije que nuestra relación había finalizado. No entiendo que haces aquí.
- Es que no quiero romper contigo. Estoy enamorada de ti, Hugo.
- Alexa, nos conocemos de una semana, no puedes enamorarte en un abrir y cerrar de ojos. No hemos roto, simplemente por que no estábamos saliendo. Nos hemos acostado un par de veces, ha estado bien. Yo he disfrutado,tu has disfrutado y ya está. No hay nada más entre nosotros. Solo sexo. - Y ni siquiera del bueno,lo pienso pero no se lo digo,obviamente.-
- Yo te quiero.
- No puedes quererme. Alexa, sigue con tu vida. Olvídame y se feliz. Por que yo no siento nada por ti.
- Pero con el tiempo...
- No. Nunca voy a sentir nada por ti. Siento ser tan directo, pero no quiero engañarte y crearte falsas esperanzas. Lo siento. Tengo trabajo. No me busques más, Alexa. No puedo darte lo que me pides. - Y me fui. Entré en la empresa dejándola allí de pie, mirándome como si fuera el peor de los hombres. Si, puede que sea algo así, no me gusta el compromiso,no me gusta las relaciones,no me gusta el amor. Aunque ni siquiera se lo que es, ni ganas tengo de averiguarlo. Siempre soy sincero con las mujeres, les digo lo que quiero de ellas, lo que ellas obtendrán de mi y lo que nunca tendrán conmigo. Marina me saluda en recepción,yo le guiño un ojo y sigo mi camino hasta el ascensor. Subo a mi planta y me encuentro con Cristian.-
- Eh,Hugo. ¿Problemas de alcoba?.- Pero que capullo puede ser cuando quiere.-
- Algo así.
- He visto a Alexa abajo, esperándote.
- Ya podrías haberme avisado, hubiera entrado por la puerta de atrás.
- ¿Sigues con ella?
- No. Anoche le dije que no quería verla más... No va y me dice que se ha enamorado de mi. Como si eso fuera posible en una puta semana...- Él se descojona y yo le doy un empujón, me dirijo a mi despacho.-
- ¡Eh! Rompecorazones... David quiere verte.
- Vale. Dile que venga a mi despacho.- Sigo andando y entro en mi guarida. Haber que quiere ahora, el de recursos humanos... Enciendo el ordenador y cogo una carpeta que hay sobre mi mesa, leo el informe de la reunión de ayer... La mujer del señor Antonio me gustó, oh si, ella no paró de coquetear conmigo sin importarle que estuviéramos en un restaurante, con su marido, y en una cena de negocios. Es realmente preciosa, rubia exuberante, no me importaría enredarme entre sus piernas...Llaman a la puerta. David, el jefe de recursos humanos asoma su enorme cabezón por una raja entreabierta de la puerta, me da la risa cuando veo su enorme cabeza.-
- ¿Tiene un momento, señor Padilla?
- Claro, pase. Adelante.- Mi risa se esfuma en cuanto abre la puerta de par en paz, y se aparta para dejar pasar a una chica joven. Es morena, tiene el pelo negro como el azabache y largo, muy largo, le cae sobre los pechos en ondulaciones. Tiene unos ojos verdes esmeralda,brillantes y transparentes. Bajo la mirada por su cuerpo, lleva una cazadora negra de cuero, tiene un pecho abundante, si se le nota a través de la chaqueta. Lleva unos pantalones negros,vaqueros de pitillo, ajustados,muy ajustados. Tiene unas curvas de escándalo. Unos botines negros, con tacón son lo último que ven mis ojos. Mi bragueta da una sacudida, y se pone en firmes. Joder. Aparto rápido la mirada y la pongo en el sujeto que me mira interrogante. ¿Esa cabeza es normal?
- Señor Padilla, le presento a Daniela Lozano, su nueva secretaria. - Mi primera intención es levantarme, saludar cordialmente, pero no creo que sea un buen recibimiento apuntarle con el miembro erecto.-
- Muy bien, señorita Lozano. Bienvenida a la empresa.
- Gracias, señor Padilla. - Joder. Otra sacudida más y me explota el jodido botón. Que voz... tan sensual.-
- Bueno, les dejo que se pongan al día. Me marcho, Daniela, ya sabe donde está mi despacho. Si necesita cualquier cosa no dude en llamarme. - Ella asiente. El cabezón se marcha cerrando la puerta tras de sí, y la morenita que tengo delante me mira fijamente. Me está poniendo nervioso, bueno, nervioso y a punto de correrme en los pantalones como si de un puto adolescente se tratara.-
- Bueno señor Padilla, usted dirá.
- Sí...eh... Quiero que se ocupe de llevar mi agenda al corriente. Que me informe de las reuniones y que las anote. Si hace algún cambio, quiero saberlo antes. Todas las llamadas pasarán primero por usted. Me ahorrará tiempo. - Busco en mi cajón y le tiendo la agenda, y una hoja.- En esa hoja, están los teléfonos más importantes. Los clientes más importantes,no la pierda por que le pediré los teléfonos constantemente.
- Bien, señor. ¿Algo más?
- Eh... no, vaya a instalarse a su despacho, más tarde la mandaré llamar.
- Muy bien. - Se dio la vuelta y su pelo negro voló por los aires un instante, vi su culito respingón, y noté otro tirón en el pantalón.
- Me cago en mi puta vida... - ¿Qué cojones me pasa con esa chica? Parezco un puto adolescente hormonado. Bajo la mirada a mi pantalón.- Mierda. Joder.- Me duele la polla de tan dura como la tengo.- A tomar por culo.- Me encamino a la puerta de mi derecha, que es un cuarto de baño privado, entro y me bajo los pantalones hasta los tobillos y me la sacudo una y otra vez sin parar. La tengo tan sensible que en seis sacudidas me corro estrepitosamente.- ¡Coño!
- ¿Hugo?.- Mierda, Cristian.-
- Estoy aquí. Ya salgo.
- ¿Estás bien?
- Que sí, joder.
- Vale, vale...tranquilo.- Me limpio y me lavo las manos. Me empapo de agua la cara e intento borrar su puta cara de mi mente. Venga, Hugo aparenta normalidad. Salgo y Cristian está sentado en una silla, con la pierna cruzada.-
- ¿Qué quieres?
- ¿Por qué estás tan alterado?
- No estoy alterado.
- Sí que lo estás. ¿Es por Alexa?
- No.
- ¿Y entonces?
- Estoy agobiado de trabajo. Solo eso.
- Bueno, David me ha dicho que hoy venía tu secretaria nueva. Ahora estarás más tranquilo. ¿Ya ha venido?
- Sí.
- ¿Y como es?.- Me encogo de hombros,fingiendo indeferencia.-
- Joven.
- ¿Está buena? - Lo fulmino con la mirada.-
- ¿Y yo que se? No me he fijado.- Deberían darme un maldito óscar.-
- Venga, va. ¿Como es?
- No es muy guapa...
- ¿No?
- No. Es... del montón.
- Pues Alejo el de mantenimiento me ha dicho que la ha visto, y que está muy buena.
- Pues no deberías de fiarte del gusto de Alejo.
- Bueno, que me desvío, venía por que he quedado con las chicas después del trabajo, vamos al BMB a tomar unas cervezas. ¿Te apuntas?
- Claro. Nos vemos allí.
- Bien. Me voy.
- Adiós.- Se va cerrando la puerta. Joder. ¿Qué me ha pasado con esa tía? Me cuesta concentrarme en el trabajo, estoy frustrado. Enfadado. Como puedo sentirme así por una mujer que no conozco de nada. Y que no es mi tipo. Siempre he buscado mujeres rubias, piel clara...como yo. Nunca me he fijado en morenas. Y mucho menos en compañeras de trabajo. Me ha pillado con la guardia baja. Eso es. Solo eso. Cogo el teléfono y marco el número de su despacho.-
- ¿Sí?
- Venga a mi despacho.- En un minuto la tengo en la puerta.-
- Mierda...- Ha sido solo un susurro, espero que no me haya oído,pero ha aparecido sin la chaqueta, con una camiseta negra de tirantes, y no he podido evitar que mis ojos se posaran en su jodido canalillo, menudo par de tetas se gasta la morena... por un momento, he imaginado una parte de mi cuerpo entre ellas...-
- ¿Señor?
- Eh... ¿qué?
- Me ha llamado usted.
- Ah, sí. Tenga estas carpetas. Necesito que las repases meticulosamente. No quiero ni una falta de ortografía, ¿entendido?
- Claro, señor. Me pondré ahora mismo.- Va hacia la mesa y va a coger dos carpetas, en las que voy a trabajar yo.-
- No. Esas no. Esas.- Le señalo una torre de al menos diez carpetas, y me mira frunciendo el ceño.- ¿Algún problema?
- Ninguno.- Dice con altivez. Las coge y se va. Sí, soy un cabrón. Su primer día, y la estoy puteando. Pero es que guardo la esperanza de que dimita, que deje el puesto para así poder tirármela sin problemas. No soy un jefe muy estirado, pero tengo unas normas básicas, y una de ellas, es la de no tener relaciones con ningún compañero de trabajo. Están prohibidas las relaciones en la oficina. Con suerte, la señorita Lozano, se acabará hartando de que la acribille de trabajo, y dejará el puesto. Mmm... eso me gustaría. Vuelvo al trabajo, pero no puedo concentrarme, maldita sea. Son las cuatro, acabo de volver de comer cuando tocan a la puerta. Ahí está otra vez, la diosa de la lujuria.-
- Aquí tiene, señor.
- ¿Ya? ¿Has terminado? ¿todas?
- Sí, señor.- Mierda,parece eficiente. Claro, ella no tiene que concentrarse al máximo como yo,que de las dos carpetas he terminado una. Malditas tetas de ensueño...-
- Necesito el teléfono de García. Ahora.
- Marque.
- ¿Como que marque? ¿Y la hoja?
- No la necesito, señor. He memorizado todos los teléfonos de la hoja que me entregó. Para no tener que estar mirándola cada vez que necesite un teléfono.- Vaya. Me ha dejado anonadado. Y para mi vergüenza, otra vez empalmado. La rabia al sentir de nuevo la sacudida de mi polla, se apodera de mi.-
- Nadie te lo ha pedido.
- Lo se, señor...
- Que no se te olvide que yo soy tu jefe. Estas a mis órdenes.
- No lo olvido, señor.
- Bien. Ten, estas carpetas. Cuando acabes te puedes marchar a comer.
- Ya he salido a comer, señor.- Venga ya. No jodas.-
- ¿Y te ha dado tiempo de acabar todas las carpetas?
- Sí, señor.
- Bueno. Vale. Cuando acabes eso te puedes marchar, tráemelas antes de irte.
- Sí, señor.- Vale, es lista. Trabaja bien y rápido. Pero siento que la bragueta me va a estallar. No. No puedo trabajar así. Me levanto y voy al despacho de David, el cabezón.-
- ¿Podemos hablar un momento?
- Claro, señor. Pase. ¿Que necesita?
- Quiero que eches a la secretaria nueva.
- ¿Puedo preguntar por qué señor? ¿No hace bien su trabajo?
- Sí. Sí, lo hace bien.
- ¿Le ha faltado el respeto?
- No.
- ¿Y entonces?
- Es morena. - Su cara era un poema.-
- Señor,tiene un contrato de seis meses. No pueda echarla por ser... morena. Podría demandarnos. Justificadamente, además.
- Joder. La próxima vez que me contrates una secretaria, pídeme opinión antes.- Me marcho enfadado. Y me voy a mi guarida. Estoy que hecho humo, bueno, a lo malo son seis meses. Seis meses, luego no le renuevo el contrato, y así podré tirármela. Seis meses. Debo soportarlo solo seis meses. Llaman a la puerta y entra otra vez.-
- ¡¿Y ahora qué?!
- Lo siento,señor.- Le he gritado. Mierda.-
- No, disculpe usted... ¿en qué puedo ayudarla?
- Ya he terminado.
- ¿Ya?
- Sí, aquí tengo las carpetas.
- Bien, espere que le eche un vistazo. Siéntese.- Intento concentrarme y leer rápidamente, la señorita es inteligente. Y rápida. Y esto está realmente bien...-
- ¿Todo bien, señor?
- Sí. No está mal.- Intento aparentar indiferencia. Aunque me está costando, solo pienso en empotrarla contra la pared de mi despacho... Para, para...- Puede irse, señorita.
- Gracias. Hasta mañana.- Sale del despacho y yo me quedo mirándole el culo, deberían hacerle una jodida obra de arte...-
- ¿Señor? ¿ha terminado mi jornada laboral?
- Eh...sí.
- Pues ya si puedo...- ¿Qué puede qué?.- Deje de mirarme el culo.- Se va sin que yo pueda ni siquiera contestar. En el fondo me ha hecho gracia, se ha dado cuenta. Bueno, creo que la sutilidad no está entre mis virtudes, y menos en lo referente a las mujeres. Sonrío para mi. Cojo el móvil y llamo a Cristian.-
- Eh,capullo. ¿donde estás?
- En mi despacho, ¿te queda mucho?
- Diez minutos.
- Te espero abajo. ¿Y las chicas?
- Me dijeron que nos veíamos en el BMB directamente.
- Vale. No tardes.- Recojo mis cosas y apago el ordenador. Bajo a la puerta a esperar a Cristian y... ¿otra vez? Salgo y me enciendo un cigarro, estoy furioso y muerdo el filtro con rabia.-
- ¿Qué coño haces aquí otra vez, Alexa?
- Puedo hacerte cambiar de opinión. Si me dejas...
- ¡¿Como te lo tengo que decir?!
- Pero...
- Márchate y no vuelvas.
- Hugo...
- Fuera. No quiero volver a verte por aquí.- Me fulmina con la mirada y se va. Niego con la cabeza y le doy una calada al cigarro.-
- Vámonos de aquí,capullo. ¿Qué te pasa?
- Nada.
- Hugo que te conozco...
- Otra vez Alexa.
- ¿Está aquí?
- No. Se acaba de ir.
- Deberías de decírselo a los de seguridad,para que no la dejen entrar. No me da buena espina. Está zumbada.
- No creo que sea necesario. Venga vamos.- Nos montamos en mi coche y conduje hasta el BMB, no había aparcamiento así que Cris se bajó y yo fui a buscar aparcamiento. Había un aparcamiento perfecto, justo en frente del pub. Pero lo ocupaba una moto, jodido asqueroso, todo el aparcamiento para una moto, hay que joderse... Tuve que aparcar a una manzana. Entré en local y saludé al dueño, Mario. Heché un vistazo y vi a Carol levantar la mano desde la mesa del fondo, que ya parecía tener nuestro nombre, siempre nos sentábamos ahí. Conforme fui avanzando, me dí cuenta que no seríamos cuatro, como siempre. No me lo puedo creer... ¿que coño hace aquí? Se reía y bromeaba con Marina hasta que yo llegué, se le cambió la cara.-
- Toma, Hugo. Te he pedido una cerveza. Oye, capullo...- Yo me había quedado mirándola entre enfadado y aliviado. Cogí la jarra de cerveza que me tendía Cristian y le di un trago largo. Me senté al lado de él, y charlamos de trivialidades. De cosas de la empresa... pero yo no podía apartar mi mirada de ella, cada vez que podía, la repasaba de arriba abajo. Estaba atenta a la conversación, y se reía de las bromas de Cristian. Su sonrisa me deja cautivado y sólo esperaba volver a verla reír con cualquier broma estúpida de Cristian... Las chicas se fueron al baño y Cris aprovechó la ocasión.-
- Con que... ¿del montón? Joder, pero si está tremenda, Hugo. Y es muy simpática. Me cae bien.
- ¿La has invitado tú?
- No, las chicas. Han comido juntas, y como ella no es de aquí y no conoce a nadie, la han invitado. ¿Por qué?
- Por nada.
- ¿No te cae bien?
- No mucho.
- Pues las chicas están encantadas con ella, así que hazte a la idea de que vais a coincidir fuera del trabajo también...- Lo que me faltaba. Si ya me costaba tenerla en la oficina, ahora se hace amiga de mis amigas. Mierda.-
- ¿De donde es?
- No lo se. Las chicas no me lo han dicho. Ah, ahí vienen. ¿Otra ronda?
- Te acompaño, Cristian.
- Será un honor...- Él le pone el brazo y ella riendo se lo coge con firmeza. Yo siento una punzada de celos. ¿Pero qué me pasa? -
- Que bien me cae Dani, es súper simpática, ¿verdad, Hugo?.- Carol me habla y casi ni la escucho.-
- Eh... no se.
- ¿No habéis hablado? No seas maleducado,Hugo. Dale una oportunidad, es muy buena chica.
- ¿De donde es?
- Andaluza. Es de Granada. ¿No lo sabías?
- No.- Rápidamente Carol y Marina conversan de el estilismo de la señorita Lozano, Carol dice que es muy cañera y que le gusta como viste. A Marina le encanta su pinta labios, vale me siento fuera de lugar. Me levanto y voy a la barra, donde Cris y la señorita Lozano ríen y hablan muy cerca.-
- ¿Necesitáis ayuda? Me encuentro totalmente fuera de lugar, están hablando de estilismos y pintalabios...- Ella sonríe levemente y Cris me habla.-
- Te entiendo, me pasa lo mismo. Esperad a que os sirvan, voy al servicio un momento.
- Claro, te esperamos aquí.- Ella mira hacia el frente, hacia el camarero. Yo la miro de cerca, y me parece más hermosa si cabe.- Señorita Lozano, creo que he sido muy maleducado con usted. Espero que pueda perdonarme.- Ella se arrodea y me mira,me mira y me mira...-
- ¿Puedo pedirle un favor?.- Joder, mi bragueta se sacude sola.-
- Claro.
- Al menos fuera de la oficina, ¿podría llamarme por mi nombre?
- Claro. Daniela. Pero solo fuera de la oficina.
- Me parece bien. Todos me llaman Dani.
- Me gusta.
- ¿Como debería llamarle yo? ¿Señor Padilla?
- Señor Padilla solo en la oficina, mientras me puedes llamar por mi nombre. Hugo.
- Es bonito. Parece juvenil.
- ¿Me estás llamando viejo?.- Ella se ríe y se aparta un mechón de pelo detrás de la oreja.-
- No. No pareces un anciano. ¿Puedo preguntar cuantos años tienes?
- ¿Cuantos crees que tengo?
- No se... cuarenta... ¿y tres?
- ¡Joder! ¡no! .- Me río y ella también, pero en el fondo me siento un poco dolido, ¿me ve tan viejo?- Tengo treinta. ¿Y tú?
- Yo tengo veinticinco.
- Eres muy joven...
- Solo cinco años.
- Eh pareja,vamos.- Aparece Cris y volvemos cargados con jarras de cerveza. Es verdad lo que me ha dicho Carol, es simpática. Y graciosa. Tiene un magnetismo especial, es como que embruja a todo el que esté a su alrededor.-
- Venga chicas, vamos a bailaaar. - Marina se levanta y coge a Dani y a Carol de la mano y se las lleva a la pista. Al principio no presto mucha atención, pero cuando miro hacia la pista, y la veo bailar... Dios santo, mi bragueta se sacude una y otra vez, y noto creciendo mi erección. Es tan sexi, tan sensual... mueve las caderas al ritmo de la música, y me pierdo. Me pierdo en las curvas de su cuerpo, e imagino que mueve sus caderas encima de mi, cabalgándome sin prisa, saboreando la intimidad entre los dos...-
- ¡eh,capullo! ¿En qué piensas?
- Nada, una cosa del trabajo.
- Ya... ¿vienes fuera a echar un piti?
- Claro.- Salimos fuera y agradezco tanto el aire fresco como la oscuridad, no me gustaría que Cris viera mi abultado pantalón y se descojonara de mi. Que lo haría, sin duda...-
- ¡Eh! Estáis aquí... ¿cual de los dos me va a ofrecer un cigarro? Da igual, trae.- Dani me quita el cigarro de la boca y yo me quedo mirándola como un gilipollas. Cris se ríe.- Gracias,jefe.
- ¿Nos buscabas,morena?.- Cris le habla muy sugerente...no me gusta.-
- Sí, quería despedirme.
- ¿Ya te vas? ¿tan pronto?
- Sí. Lo siento. Pero debo irme.
- Si quieres puedo llevarte...- No se porque he dicho eso. Pero me muero por quedarme a solas con ella. Y de paso saber donde vive...-
- No gracias. Tengo vehículo. Vaya, tengo que volver, me he olvidado algo. Agárrame el cigarro, en seguida vuelvo.- Cris se ríe y le sujeta el cigarro. Aparece de nuevo al instante, con un casco de moto, un casco integral. Viene sonriente y coge el cigarro, le da unas caladas más mientras nosotros la miramos sin dar crédito, tira la colilla, la pisa y sonríe.- Buenas noches, chicos.- Cruza la calle y va hacia la moto que está aparcada justo en frente del pub, se monta a horcajadas, se pone el casco y arranca...-
- Tío, tengo que confesarte algo.- Cristian me habla mientras miramos la moto alejarse.- Estoy empalmado.
- No jodas, Cris. No seas capullo.- Siento ganas de patearle la cara.-
- Esa tía es la ostia. Es la ostia, Hugo.
- Ya, ya te he oído.
- Es una bomba de relojería... ¿Has visto como se le pegaba el puñetero vaquero al culo,mientras se montaba a horcajadas?
- Por supuesto que no.- Mentira. Desde luego que lo he visto, estoy deseando de ir a casa y estar a solas para sacudírmela una y otra vez con esa imagen.-
- Pues no sabes lo que te has perdido. Joder, con la nueva...
- Yo también me voy. Hasta mañana.- Me fuí a casa y sentí un cosquilleo, maldita sea, que diablos me pasa. Nunca me he sentido así de... atraído por una mujer. Es todo lo contrario a lo que siempre he buscado, ¿Por qué? No lo entiendo, intento distraerme preparando una para cenar, me tomo una cerveza mientras la horneo. Pongo un poco de música, salgo a la terraza y el aire fresco me relaja. Vaya día... Ceno tranquilo y me doy una ducha. Me pongo unos bóxer y me hecho en la cama. Miro al techo, y me viene la imagen de Dani bailando, tan sensual, al ritmo de la música... Joder, y la imagen de ella a horcajadas, subiéndose en la moto... No lo pospongo más, llevo deseándolo desde ese maldito momento, meto la mano por dentro del bóxer y tengo el mayor orgasmo de mi jodida existencia. No creo que pueda aguantar así seis meses...

TENTACIÓN SIN LÍMITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora