Empecemos

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Reyna, Jason y su compañía ya habían bajado del Argo II cuando llegamos al muelle y tanto griegos como romanos estaban en posición de defensa. 

  La tensión en el aire se aligeró un poco cuando nos vieron llegar, los campistas griegos (liderados por Clarisse) se retiraron un poco para dejar mas espacio entre nosotros y los romanos, quienes a excepción de  Jason seguían sujetando sus armas firmemente, como si esperaran un ataque de nuestra parte!

 Quedaba claro que en momentos como este, las alianzas estaban sobre valoradas. Y, a juzgar por la expresión en la cara de Reyna,  era mas que obvio.

A la pretor romana  no le hacia nada de gracia hacer las cosas al estilo de Annabeth y aunque muchos queríamos ver  un combate entre ellas... este no era el momento.

Concéntrate

Me preocupaba el estado emocional de Annabeth, hace un segundo se derrumbó en mis brazos llorando y no podíamos dejar que los romanos pensaran que nuestra líder era débil (aunque nadie jamas en su sano juicio pensaría eso).

Pero como casi siempre... estaba equivocado. Cuando la miré ningún rastro de lagrimas ni fragilidad quedaba en su rostro, ahí estaba, esa mirada que desafiaba a cualquiera y asustaba a todos.

Necesito saber que iba a decirme

-Reyna, Jason, lideres de cohorte. Bienvenidos-.

-Ojala no fuera por esto Annabeth-. Reyna estrechó su mano con fuerza  y todos pudimos notar que ambas querían dejar su postura firme cuando vimos como  sus nudillos se ponían blancos.

-Por supuesto. Vayamos al comedor-. dijo tomando mi mano y comenzando a caminar.

-Creo que no es el mejor momento para un banquete Annabeth, venimos a una reunión de emergencia -. Yo no debí haber sido el único que notó el leve tono de burla en su voz porque varios campistas cruzaron miradas y apretaron el mango de sus armas.

-No, la haremos en el comedor Reyna-.  dije intentando parecer casual, no había hablado desde que salimos de nuestra cabaña (todo un récord, ya lo se), estaba demasiado centrado en lo que sea que Annabeth ocultaba y ademas, ella manejaba mucho mejor que yo el papel de líder.

-¿No se reúnen en la Casa Grande?-.  No era la primera vez que Reyna visitaba el campamento ni era la primera vez que preguntaba sobre la Casa Grande. Por mas aliados que fueran los campamentos ninguno iba a dejar que el otro conociera sus lugares mas sagrados ni sus secretos.

-Si, pero iremos al comedor-. Intercambió una mirada con Clarisse y flanqueados por los campistas de Ares nos  acomodamos en las gradas de la zona de la hoguera.

Annabeth y yo nos colocamos frente a todos, los lideres de cabaña llevaban a sus segundos al mando y nadie parecía querer sentarse junto a los romanos, todos seguían esperando un error de los otros para sacar sus armas.

Reyna se veía muy incomoda con eso, en especial porque Clarisse tenia la vista fija en ella.

-Tal vez deberíamos dejar las armas en la entrada, ya sabes como en los terrenos de Terminus y.. 

-Esto no es Nueva Roma Reyna, hacemos las cosas diferente. Si alguien desenfunda una espada sin una razón real será castigado no importa de que lado sea-. Annabeth estaba metida en su papel de líder por completo, no iba a dejar que nadie quisiera imponer reglas sobre nosotros.

-De acuerdo, pero sera mejor todos respeten eso-.

-No te preocupes-.

-Aunque no dijo nada sobre lanzas-. Murmuró Clarisse mirando a la hija de Bellona directo a los ojos.

-Empecemos-. dijo Jason intentando cambiar de tema.

-Rachel?-. La oráculo se levantó y recitó las palabras que habían salido de su boca para atormentarnos de nuevo.


Una prueba vendrá para los nuevos aliados

Los hijos del mar y los desplazados buscarán venganza de los astros

El azul y el dorado tendrán que liderar el ejército mientras la hija de la guerra recapacita su decisión

Y el guerrero dorado se alzará si el lugar viviente se oculta 


-Gracias. Bien, nosotros pensamos que...

-Espera, ¿Porque vas a hablar primero tu?-. Todos nos sorprendimos cuando la líder romana apuntó su dedo hacia Annabeth. 

Había algo extraño en el tono de Reyna, normalmente era muy respetuosa cuando se trataba de discutir algo con Annabeth, pero parecía querer molestarla cada vez que hablaba.  

-Porque nosotros recibimos la profecía primero. ¿Te parece poco?-. Los ojos de mi novia parecían capaces de lanzar rayos y aunque hizo retroceder a Reyna algunos pasos ambas permanecieron ahí, decidiendo si atacar o no.




NOTA: lo siento mucho, no es mi intención tardar tanto, los compensaré. Lo prometo. comenten que les parece! 

Percabeth....ya no quiero pelearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora