Resplandor azulado

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Los campistas que no estaban heridos comenzaron a acercarse a la orilla del lago con sus armas listas, atentos a cualquier señal u orden que Annabeth o Clarisse pudieran dar. 

-¡Leo!- Grité con todas mis fuerzas tratando de llamar su atención- ¡Sigan disparando hacia los que están en el centro! ¡No hay que dejar que salgan del agua!-. 

-¡Líderes! ¡Formaciones de ataque alfa!-. Bajo mis órdenes y las de Annabeth todos comenzaron a moverse, cada líder de cabaña guió a sus hermanos de maneras distintas hacia el lago. 

Encontramos un ritmo rápidamente, los campistas, en su mayoría de Ares, incrustaban sus armas en las grietas del cuerpo de un kuro y evitaban que avanzara lo mas que podían hasta que Annabeth llegaba a rematar a la criatura,  Jason y yo llevamos a los pegasos lo mas cerca que permitían tratando de desorientar a los kuros al patearlos en la cabeza y los campistas mas pequeños ayudaban a Leo a recargar las catapultas.

Nadie parecía tener idea de la cantidad de tiempo que habíamos pasado peleando, las criaturas no dejaban de aparecer, cada vez había mas heridos y el cielo parecía haber perdido su temporalidad, no sabíamos en que punto estaba el sol o si aún estaba ahí.

-¡No se cuánto mas resistiremos!- gritó Jason acercándose a mi con Bludger. La energía de todos estaba decayendo y ya había kuros fuera del agua acercándose a las catapultas.

Miré hacia el lago buscando a Annabeth, ella era la mas exhausta de todos, tenía varios golpes en los brazos y un rasguño en la mejilla que no dejaba de sangrar, podía ver que intentaba buscar una solución pero también había desesperación en sus ojos.

Su mirada me buscó rápidamente, y algo cambió en su rostro, hizo esa mueca que muchos de nosotros conocíamos, algo se le había ocurrido.

-¡Percy!- gritó- ¡Que todos los pegasos rodeen el lago, formen una barrera!-. Ella comenzó a correr hacia Clarisse y Malcom. Les dijo algo que yo no alcancé a escuchar pero en seguida se pusieron en  marcha y  corrieron la voz sobre el  nuevo plan. Los semidioses mas pequeños alejaron a los heridos del lago, mientras los demás seguían atacando a los kuros y las catapultas de Leo no dejaban de ser recargadas.

-¡Que nadie toque la arena mojada!-. No entendía lo que planeaban pero tenía que cumplir mi parte, no teníamos  tiempo que perder.

-¡JASON!- la voz de Annabeth gritaba tratando de llamar su atención mientras corría entre los monstruos atestando todos los golpes que podía.

-¡Deja de lanzar rayos!-. Gritó Malcom, Jason lo miró como si se hubiera vuelto loco, los rayos que el hijo de Júpiter lanzaba eran lo único que dañaba a los kuros, además de la espada de Annabeth- ¡Ahorra energía, la vamos a necesitar!- el rubio asintió sin estar muy convencido pero detuvo sus ataques.

Tenemos que darnos prisa.

Los pegasos estaban en posición, habíamos logrado mantener a los kuros lejos de las catapultas y que retrocedieran hasta la orilla de lago. Desde mi lugar logré ver a Annabeth justo en el centro de la formación de los pegasos, le gritaba a Jason que se colocara en la misma posición y retrocediera.

-¡Tienes que invocar un rayo pero no lo liberes hasta que te diga!-.

-¡Jackson!- gritó Clarisse, estaba cerca de Annabeth- ¿Sientes algún control sobre el agua del lago?-. Me concentré en el agua lo mas fuerte que pude, pero entre tratar de controlar a Blackjack y entender que era lo que Annabeth planeaba no era fácil sentir mi conexión con el lago.

-¡Si, pero es muy poco!-. Respondí luego de lograr sentir el esa conexión muy debilitada.- ¡No creo que sea suficiente para un ataque!-.

-¡Concéntrate en la arena mojada!- gritó Annabeth girando hacia mi- ¡Trata de hacer que toda el agua regrese al lago, que no haya arena mojada! ¡Trata de hacer que el agua los retenga!-.

Confieso que no podía entender por completo el plan pero hice lo que me pidió, me coloqué junto a Jason en el aire y extendí mis manos hacia abajo, con todas mis fuerzas me concentré en la humedad que había en la arena, como si la fuerza que ejercía con mis manos empujara el agua de la orilla de regreso hacia el lago. Podía sentir como la conexión que tenia con el elemento se fortalecía un poco, no era lo mismo conectarse con la poca agua que había en la arena que todo el volumen de agua que tenia el lago.

-¡No los podemos contener mas!-. Gritó un jinete de pegaso a mi derecha.

-¡Los pegasos no resistirán mas!-.

-¡Annabeth lo que estés planeando hazlo ya!-.

Sentí a través del agua a Annabeth, tenía los pies dentro del agua.

-¡Jason dispara hacia mi!-. Abrí los ojos y con horror la vi levantar su espada de hueso a la criatura mas cercana.

-¿¡Que?!- La voz de Jason estaba llena de lo que solo pude interpretar como pánico.

-¡AHORA!- gritó al tiempo que atestaba un golpe en la criatura y una fracción de segundo después la electricidad acumulada del rayo de Jason la atravesó con un resplandor azulado que salió por la punta de su espada y como si estuvieran conectados se expandió y alcanzó a cada monstruo. Como un efecto dominó  cada uno cayó en una pila de rocas después de proferir un rugido estremecedor.

El agua del lago se agitó con los pedazos de monstruo que caían sin parar y enseguida pude sentir mi conexión natural con el agua volver a tomar fuerza.

Habíamos ganado.

No me di cuenta cuando mi pegaso aterrizó, no podía escuchar los gritos de alegría de los demás, había un zumbido en mis oídos que bloqueaba todo sonido. Corrí hacia el agua empujando a todo el que se atravesara en mi camino, cuando llegué al punto donde había visto a Annabeth ser atravesada por un rayo Clarisse, Chris y Malcom ya la habían sacado del agua.

La bajaron sobre la arena y en cuanto estuve lo suficientemente cerca de ella, me dejé caer sobre la arena y puse su cabeza sobre mi regazo, Malcom se inclinó para revisar su pulso y al levantar la vista vi a Clarisse gritando algo en dirección a las cabañas. 

Bajé la mirada y me concentré en mi novia, su piel estaba mojada y llena de arena, las puntas de su cabello rubio se veían negras y la ropa que llevaba puesta estaba chamuscada, su rostro tenía rastros de sangre y golpes, se sentía muy caliente y...

-¿Está viva?-. La voz de Jason se quebró y cayó de rodillas junto a mi, yo no podía quitar la vista de Annabeth pero podría jurar que había lagrimas en sus ojos, las mismas que caían de los míos.


...


NOTA: Volví.

PD. Esta vez es enserio.



Percabeth....ya no quiero pelearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora