—¿Hay algo que este inquietándola?
La voz ronca de Lester distrajo mis pensamientos y opté por mirar al frente, justo donde se encontraba.
La manera en la que estaba sentado, me causaba cierta curiosidad, parecía un hombre seguro, pero transmitía totalmente lo contrario.—No, Lester, ahora por favor cuéntame cómo fue que todo inició.
Su mirada bajó de inmediato y se mantuvo de esa manera durante algunos segundos, hasta que volvió a verme.
—Le contaré todo, absolutamente todo, si usted me cuenta que es lo que pasa por su mente.
Mi ceño fruncido se hizo presente. Nunca podía predecir lo que diría y por ello siempre terminaba sorprendiéndome.
—No voy a hablarte de mí, eso es lo menos profesional existente y tarde o temprano tendrás que contármelo todo.
—¿Habla sobre lo que es poco profesional y trata de presionarme para conseguir información?, eso se llama doble moral.
—Me parece incorrecto que intentes manipular la situación en beneficio tuyo.
—La manipulación es la única salida que tenemos las personas como yo, para sobrevivir en el mundo. Es un don que no cualquiera tiene.
Lo observé durante unos segundos y el análisis de sus palabras se echaba a correr en mi cabeza.
—¿Por qué no quieres hablarme sobre cómo sucedió?
—Porque es penoso y detesto sentir las miradas cargadas de pena sobre mí.
—Nosotros fuimos preparados para escuchar historias que no cualquiera es capaz de entender y es por ello que no debes preocuparte por nuestras reacciones, Lester. Nadie en este hospital va a juzgarte por tu estado, ni por tu pasado.
La manera en la que su pecho se inflaba, comenzaba a ser más frecuente y rápida y sus dedos eran acosados entre sí, era más que evidente que aquello le incomodaba demasiado.
Sus ojos se apretaron unos segundos, parecía arrepentido de algo que no había compartido conmigo y que discutía en su cabeza. Soltó bruscamente una bocanada de aire y entrelazó sus manos, enterrando sus propias uñas.
—Se podría decir que todo empezó cuando era muy pequeño.
Sus palabras me sacaron de lugar por un momento, ¿me había dado un indicio de que iba a finalmente contarme aquella historia? —: Era un niño un poco reservado, tenía amigos, pero prefería jugar con aquellos que no eran reales...
—¿Amigos imaginarios? —su cabeza se inclinó para regalarme un asentimiento y comencé a escribir en mi libreta.
—Athenea, ¿puedo pedirte algo?
De un momento a otro, mi mirada se desvió del papel, hasta su rostro.
—Dime.
—No escribas lo que te estoy contando, necesito decirle esto a alguien que me esté mirando a los ojos, ya han escrito muchas veces la historia y eso me inspira poca confianza. Sé que debes anotar, pero eso es poco útil para mí.
—¿Sólo quieres que te escuche?
—Sí, necesito que lo haga alguien.
Cerré la pequeña libreta con el bolígrafo entre las hojas en las que había empezado a escribir.
—Te escucho.
—Mis papás claramente no tenían de que preocuparse, porque es normal que los niños pequeños jueguen con su imaginación, pero lo anormal de la situación se dio, cuando seguía cumpliendo edad y ellos no desaparecían de mi vida.
—¿Qué te decían tus padres por eso?
—Trataron de resolverlo en terapias de juegos los hijos pequeños de sus amigos o socios. Se esforzaban mucho para integrarme.
—¿Te era difícil integrarte?
Un bufido desde su nariz, hizo eco en la habitación en donde nos encontrábamos y su cabeza se negaba algo que permanecía dentro de sí.
—Me gusta pensar que el problema prevalecía por culpa de ellos.
Lo miré con confusión e inmediatamente sonrió de una manera que me parecía imposible de descifrar. Había dudado si se trataba de burla o una simple reacción.
—¿Tus padres influyeron en tu mal desempeño social?
—Ellos simplemente no fueron muy buena influencia en general.
—Cuéntame de tu relación actual con ellos.
Pude notar la misma incomodidad que ya había percibido veces anteriores con aquellas preguntas que tenían relación con su familia. La manera en la que su cuerpo se estremecía, ya me parecía familiar y justo con los mínimos gesto que expresaban incomodad; todo aquello estaba clavado en mi memoria repentinamente.
—Hablamos para lo necesario y eso es todo —su vista viajó del escritorio hasta el reloj en la pared—. ¿Cuánto falta para que esto termine?
Recordé su diagnóstico previo y comencé a entender un poco más la sobre reacción.
—Lester —llamé atrayendo su mirada y traté de otorgarle una de mis más tranquilizadoras miradas—. Guarda la calma, no te preguntaré más sobre el tema, ¿está bien?
Un dudoso asentamiento con la cabeza fue aquel que respondió mi petición de tregua.
—Eso estaría bastante bien.
El cambio fue notorio y sentía que debía cambie a como diera lugar el tema, siempre y cuando el trabajo siguiera con el propósito principal.
—Háblame acerca de tus sueños.
—Una de mis más grandes ilusiones, es poder estudiar una carrera universitaria.
La determinación de sus palabras era una clara referencia del deseo interno sobre aquel proyecto.
—¿Te gustaría llevar una vida normal?
Una nueva negativa con la cabeza fue presente en el instante que la pregunta resbaló por mis labios.
—No existen vidas normales. Las leyes sociales van cambiando y no para bien, solo permanecen en descomposición hasta llegar al punto en el que te das cuenta que no hay nada correctamente normal. Solo quiero conseguir mi realización profesional y sentirme bien conmigo, no porque todos lo hagan, es más bien, porque siempre lo he querido hacer.
Cada cosa que salía de su boca, parecía sobre-pasar un nivel en el que yo me encontraba y la sensación de aprendizaje era, hasta cierto punto, bastante incómoda.
Lester tenía su manera de ver las cosas y el mundo a su al rededor, pero esta no se basaba en su experiencia propia, era más bien, una combinación entre las vivencias de una persona convencional, con sus propias vivencias; esto me indicaba que había algo sano dentro de él, no parecía una mente totalmente perdida.

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Medicine
Bí ẩn / Giật gân❝No puedes pedirme que intente ser aquello que no soy. Conozco mis errores y he gastado gran parte de mi vida con ellos, he aprendido a amarlos, y si realmente me quieres, tendrás que aprender a no juzgarlos. Y aclaro que no te pido que ames mis dem...