Medicine

XVIII

                  

—Entonces, ¿cómo fue que sucedió?

—No le gusta hablar sobre eso, pero desde que nos conocimos me comentó sobre su pasión por el piano, siempre quiso aprender y ser ciega no ha sido algo positivo para cumplir sus sueños.

—Aquello te llevó a aprender a tocar. —sonreí mirando como asentía con la cabeza mientras sorbía de su malteada.

—Ya sabía hacerlo, mi abuelo me enseñó cuando era pequeño, simplemente pulí el conocimiento y comencé a darle clases.

—Eso es bastante lindo, Lester.

—Algunas veces hacer cosas buenas por los demás te hace sentir compensado por lo negativo.

Su mirada se desvió hasta el contenido de su vaso y jugueteo con el popote. Una de sus acciones más comunes, incomodidad.

—¿No te parece extraño lo sencillo que puede resultar contar las historias que a otros les parece casi imposible? —intenté enviarle una clase de indirecta.

—Algunos cuentan sus historias a través de las de otros. —cuando sus ojos encontraron los míos, pude percatarme de la claridad y el color que estos tenían, pero la oscuridad continuaba ahí, siempre se encontraba ahí, camuflajeada y tenue.

De un momento a otro, noté como su mirada pasaba de ser firme, a dar un cambio drástico por un sentimiento que nunca antes había descubierto en sus ojos.

—Lucía me comentó que pudo sentir la presencia de un cuarto en la habitación.

—¿A qué te refieres con un cuarto?

—Una persona más, éramos tres, pero ella sentía a una cuarta personas en la misma habitación.

Los escalofríos se hicieron presentes y los bellos de todo mi cuerpo se pusieron de punta. Aquello me hacía sentir incomoda, el lugar era bastante malo para mi tranquilidad y desde un primer momento temía que cualquier cosa sobrenatural pudiera salir de aquel, pero esperaba que no fuera realmente así.

—¿Qué crees que pudo ser?

—Ella puede sentir a personas que se han ido, que no están presentes con nosotros en la tierra, pero que pueden seguir vagando por aquí —su nuez de Adán se contrajo haciéndome saber que había tragado saliva—. Me pidió que no te lo comentara, teme como la gente pueda reaccionar, la mayoría no se lo toma muy bien, pero te digo esto porque hay una cosa que no me queda clara y debo preguntarte primero sobre el tema.

—De acuerdo.

—¿Alguien cercano a ti se murió y te marcó dolorosamente?

Las imágenes se habían presentado como meteoritos en mi cabeza: veloces, destructores y calientes como el mismo fuego que termina con todo aquello que le atraviesa.

—¿Por qué la pregunta?

Un suspiro de su parte me dio a conocer su poca paciencia sobre mi comportamiento.

—Suponiendo que sí, ¿has sentido que está cerca últimamente?

—No, Lester —sobé mis brazos mientras me encargaba de mantenerlos abrazados y traté de deshacerme del repentino frío que se hacía presente dentro de mí—. ¿Podemos parar de hablar sobre eso?

Al mirar su cara, vi como esbozaba una sonrisa burlona, la cual, fue cubierta con el líquido espeso y azucarado dentro de su vaso.

—¿Qué es tan gracioso?

—¿Qué se siente estar del otro lado? —alzó una de sus cejas de forma burlesca.

—Es distinto.