IV

4.4K 421 23
                                    




—Pasé todo el domingo debatiendo entre ir a la iglesia con mis padres o quedarme en casa a dormir. —continuó comentándome acerca de sus planes domingueros mientras caminábamos por el centro comercial.

—¿Y qué hiciste entonces?

—Lo de siempre —se encogió de hombros restando importancia a su dilema anterior—. ¿Qué más iba a hacer?

—Eso suena predecible, pero entonces no entiendo porque tanto debate.

—No lo sé —comenzó a jugar con las puntas de su cabello mientras las miraba entretenida—. A lo mejor si lo reconsideraba me apetecía hacerlo.

—De todas formas, ¿cómo estuvo la fiesta?

Una mueca se adueñó de sus facciones y negó rápidamente con la cabeza, haciéndome saber que la respuesta era en negativo.

—Cada día me voy decepcionando más de la raza masculina.

—¿Qué pasó?

—Charlie golpeó al chico que quería invitar a salir.

—¿Por qué? —pregunté con asombro, porque realmente ese hombre siempre encontraba la manera de ser el centro de atención.

—Porque se puso celoso.

—Pero que tonto.

—¡Nada de eso! Fue bastante ardiente. —mordió su labio inferior, mientras me tenía como espectadora disgustada.

La gente sale una y otra vez con la misma persona y parecen no cansarse o aburrirse de que las cosas se vuelvan monótonas; el ir y venir de las parejas, las peleas constantes y los problemas pequeños que se hacen grande con cualquier cosa, son ejemplos claros de rutinas que odiaría tener que vivir día tras día. ¿En dónde queda el romance y el respeto?, se convierte todo en insultos y reconciliaciones. Nadie puede ser feliz viviendo de esa manera.

En eso era basada la relación de Charlie y Theresa; siempre peleaban, siempre se insultaban, siempre ella lloraba y juraba que nunca más se permitiría estar con alguien tan patéticamente basura como él. A los pocos días ya estaba en sus brazos y parecía que todo lo que había pasado, solo se hubiese desvanecido.

Lo llamaba amor pasional, yo prefería llamarlo amor irreal, porque su amor no contaba con los cinco factores necesarios en una relación: respeto, confianza, fidelidad, amor y honestidad.

—¿Eso qué significa?

—Ath, cuando un chico se pelea con otro por celos, debes calentarte y no reprocharle la moral.

—No, eso lo entiendo. Lo que no entiendo es ¿cómo te calienta el mismo chico que te hace llorar?

—Ya te lo he explicado miles de millones de veces. —rodó los ojos al cielo.

—¿Volvieron?

—No, estaba demasiado borracho como para poder decir cosas coherentes.

—¿Invitaste a salir al otro chico?

—Después de que fui a disculparme por todo, dijo que me llamaría.

—Supongo que no llamó.

Error. Lo hizo, pero eso es otro tema, ¿cómo te fue a ti en la maravillosa visita al hospital?

Rasqué mi nuca buscando palabras para describir la sensación que aquel lugar me provoca.
Ese lugar provocaba dentro de mí un óleo de sensaciones increíble. Y es que la misma razón de mi curiosidad, era la del terror.

MedicineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora