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Toc toc.
Toqué la puerta suavemente con mis nudillos, esperando respuesta que no demoró más de dos segundo, dándome señal de que podía auto-permitirme dar paso adelante.

—Dr. Ledger, me presento ante usted para adquirir la información que requiero para poder llevar a cabo mis servicios de manera correcta.

—Athenea, cierra la puerta.

Obedecí sin rezongar ante las órdenes de mi padre, y una vez hecho esto, me encaminé hasta él para pararme frente a su escritorio a lo que él dijo—: cariño, quiero primero decirte estoy muy orgulloso de la elección que has tomado y que me complace que podamos trabajar juntos.

—También a mí, papá.

—Ya que estas trabajando con nosotros, quiero dejar claras las reglas del lugar, porque debo tratarte sin preferencias. Desde ahora eres parte del equipo y serás tratada de la misma forma que tus compañeros, ¿quedó claro? —di un asentimiento para dejarle hacerle saber que todo estaba siendo procesado por mi cerebro y que podía continuar—. Los horarios se respetan y el trato a los pacientes de igual manera; si no conoces algo, pregunta, porque las fallas pequeñas llevan consigo mismas grandes consecuencias. Me deja un poco tranquilo el saber que conoces este lugar desde que eres pequeña y me has visto hacer las cosas, así que tienes conocimientos previos, pero ten cuidado, porque eso no te hace experta. No te confíes demasiado.

—Conozco el reglamento, lo he leído.

—Seguro que lo hiciste. —me dedicó una de esas sonrisas de padre orgulloso.

—Dijo la señorita de recepción que me pondrías a cargo de algún paciente de la primera etapa.

—Así es. No puedo otorgarte a alguien con avances mayores, todo a su tiempo.

—Estoy en total acuerdo.

De un momento a otro la postura formal con la que hablaba, desapareció. Ahora más bien parecía relajado, como si hubiese salido del papel que cargaba todos los días al entrar en ese lugar.

—Athenea, el trabajo que desempeñes aquí, debe ser gratificante para ti misma, porque si no lo es, podrás saber que no es lo que realmente quieres.

—¿A ti te satisface trabajar con personas que no conocen la vida de nuestra manera?

—Sí, porque no se trata de los problemas con los que tienes que liderar día a día, la satisfacción misma se viene con el resultado de todo ese trabajo.

—¿Qué resultado?

—Conseguir que alguien más obtenga el control de su mente.

—Sí, eso suena satisfactorio.

—Y lo es, pero debe ser algo que realmente quieres.

—Trataré de hacer las cosas lo mejor posible. —llevé el asunto en otra dirección.

Me sentía incómoda, transparente, como si él supiera de mis dudas y tratara de darme la respuesta a todas las preguntas que me había plantado sobre el tema. No me gustaba en lo absoluto.

—Sé que será así —sonrió con calidez, haciendo que devolviera el gesto—. ¿Te sientes más cómoda atendiendo a una chica o a un chico?

—Lo que venga será bien recibido.

—¡Esa es la actitud!

~

Caminé observando a todo aquel que pasaba por mi camino.
Los doctores, los pacientes, sus familiares. Traté arduamente de imaginarme lo que pasaba por sus cabezas y que sentimiento estaría atravesándolos por el pecho: ¿angustia?, ¿dolor?, ¿paz?

MedicineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora