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Fluff, romance ♠1.4k

Caballitos (de mar)
Bestias marinas; género Hippocampus
procede de la combinación de los dos términos
en griego clásico hippos (que significa "caballo"),
por el peculiar parecido que presenta su cabeza
con la de los caballos, y kampos ("monstruo de mar")


En el mundo hay infinidades de historias de amor. Hay quienes afanados construyen un día a día en base a un beso, un abrazo, o un momento entre la suavidad y tersura de las sábanas; quizá de noche, o tal vez de día. Las historias de amor y también de desamor representa al ser humano, lo llevan a vivir al limite, a arriesgarse, a perder, a ganar, a amar.

Las grullas de origami que conceden deseos sinceros del corazón, el hilo rojo del destino, las historias que se cuentan página a página en los libros más comerciales y los que no tanto. Un amor que nace de la comedia, de la angustia, de la soledad, incluso un amor que comienza en un instante determinado de la noche, quizá cuando las luces se apagan y sólo queda el brillo de la inmensidad fulgurando como estelas de luz. Abrazando cuerpos disonantes.

Hay un túnel de cristal excesivamente azul y largo extendiéndose de punta a punta, luces pequeñas decoran el vidrio que se iza sobre las cabezas de aquellos que en un ameno ambiente bailan canciones tranquila, relajada. Jongin se encuentra ahí, parado con su mano puesta en el cristal frío y observando el aleteo de un pez payaso; colores vivos recrean su vista. Infinidades de especies van de aquí para allá en ese universo húmedo y profundo donde también se desarrollan historias de amor.

Hace tres años Jongin tuvo un encuentro casi clandestino en ese mismo lugar; celebrando el cumpleaños de Kim Joonmyun su primo que es demasiado excéntrico y que le encantan las celebraciones acuáticas donde nadie es capaz de mojarse. Un espectáculo digno de un biólogo marino que en su poder, tuvo la osadía de hacer su fiesta de cumpleaños número veintisiete en un acuario, a puerta cerrada.

Aquel día Jongin estaba demasiado aburrido, mirando como los peces parecían divertirse más que él, por encima de su cabeza un tiburón acechaba, tuvo miedo de la bestia marina, pero luego recordó la seguridad del lugar y volvió a enfocar su vista en ese cristal lustroso. Dos caballitos de mar, le saludaron con gracia.

—Hippocampus —Una voz acompasada a su espalda, se escuchó por encima de la música.

Jongin se volteó demasiado rápido, preso del color de aquella voz y de la fragancia que manaba de su presencia. Una figura cincelada a mano le dio la bienvenida como una especie de brisa; elegancia, sobriedad, pulcritud. El chico era bajo, mucha más que él, que tenía una altura envidiable y que le brindaba aires de presunción. Estaba algo oscuro pero se maravilló con la postura de su cuerpo, el pantalón que abrazaba sus piernas hacía un juego exquisito con la camisa que pincelaba su cintura; su rostro, un ángel. Aunque no él ángel que revela inocencia, más bien uno codicioso pero hermoso al mismo tiempo. Labios acorazonados, mejillas pálidas pero perfectas, cejas pobladas, el chico era un sueño.

—¿Perdón? —respondió Jongin, porque el muchacho le había mencionado algo que su cerebro fue incapaz de reproducir.

—Eso que ves con tanto interés son Hippocampos, o como puede que los conozcas, caballitos de mar.

Jongin volvió a mirar el vidrio, esta vez prestando más atención al baile de los caballitos, las pintas negras que vestían sus pieles amarillas y pálidas le daban un toque artístico natural. La verdad, nunca había sentido interés por las bestias del mar, a pesar de que sabía que dentro del océano se encuentran alojadas el resto de las especies del universo. Una verdadera maravilla.

ABC; 30 Universos  → KaiSoo/Top!SooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora