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v e i n t e • (q)

♣fluff, comedia, 1.4k

Quesadillas
↪ Platillo que consiste en una tortilla de maíz o
trigo doblada y rellena de queso fundido y puede
o no contener algún otro alimento o guiso

—Queso, queso, queso, y más queso, ¡Dios, creo que me volveré vaca! Harina por aquí, trigo por allá, Hasta aumenté un kilo y...

Nuevamente y como todos los días, Do Kyungsoo está en frente de ese pequeño local que está ubicado en una esquina de su facultad; es pequeño y acogedor, se siente la tranquilidad en el ambiente, el olor que mana de las rendijas de las puertas adormece su nariz al punto de hacerlo cerrar los ojos al menos un momento, ignorando la cantaleta de Chanyeol a su lado, su monstruoso pero nada atemorizante primo, quien es su compañero en esta travesía diaria.

—Y el trigo creo que me hincha, sabes, no estoy yendo al baño con regularidad.

Kyungsoo rueda los ojos, la verdad está harto del poste con pata que no deja de quejarse por todo. Que si esto, que si lo otro, bien que está parado ahí, esperando para entrar al local, tal como lo espera Kyungsoo.

—Chanyeol, si tanto te exaspera este lugar, ¿por qué me acompañas? Digo, yo puedo venir solo tranquilamente.

Con la elegancia que normalmente caracteriza a Kyungsoo, entra al local escuchando como la campana le recibe y más tarde la voz animosa de Kim Jongdae, que es como un portero, pero que debería estar en caja, cobrando y embolsando, no obstante, a esa hora no hay nadie a quien atender entonces el chico le dedica una grata bienvenida a Kyungsoo, y a Chanyeol de igual forma.

—No, ¿estás loco? ¿y perderme esa sonrisa? —susurra discretamente, para que el mencionado Jongdae no le escuche.

¿Había mencionado Do, que Park Chanyeol tiene una especie de...

—¡Mi buen amigo, Jongdae! ¿Cómo estás? ¡Estaba deseando verte!

Enamoramiento loco y absurdo por el chico de la caja?

Mientras Chanyeol arrastra a Jongdae hacia una mesa, y lo manosea en el camino ganándose unas cuantas risillas y miradas del cajero, Kyungsoo toma aliento de donde no tiene y hace su camino hacia la barra de pedidos. Las manos le sudan como causes del Río Han, además sabe que le ha aparecido el tic nervioso en la ceja esa poblada que se gasta en el rostro; pero todos los días es asi, así que de alguna u otra forma ha aprendido a lidiar con ello.

Sólo se trata de Kim Jongin, el chico que hace las quesadillas más ricas existidas en toda la cuadra, y además el dueño del corazón de Kyungsoo; uno que si me permiten decir, no sabía que tenía.

Casi nada.

—Kyungsoo hyung, puntual como siempre —Jongin esboza una sonrisa, tamborinea su dedo sobre la superficie de la barra y mira a Kyungsoo con esos ojos que parecen que quisieran devorarse el alma.

Es el moreno más bello existido, tiene unos labios que incitan a pecar, un cuerpo esculpido detrás del delantal de cocina, un pelo negro y sedoso que cae en su frente y una mirada que dice «No estoy haciendo gran cosa, pero te apuesto que en tu lugar estás teniendo un potente erección. Bien por mí»

—Sí ya sabes, las quesadillas...

Pero no son las quesadillas, son buenas, deliciosas, pero lo que mueve a Kyungsoo como peregrino todos los días y a la misma hora a ese local de quesadillas es Jongin; la animosidad con la que le recibe, su sonrisa, la forma en la que moja sus labios cuando le ofrece el platillo de quesadillas, sus mejillas sonrojándose cuando Kyungsoo halaga su sazón, es eso y nada más.