v e i t i s e i s • (w)

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Romance idílico, 1967!AU, 1.7k

Washington (D.C)
Oficialmente denominado Distrito de Columbia
(District of Columbia), es la capital de Estados Unidos↩

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1967

Los tiempos no parecen cambiar, las personas tampoco. Kyungsoo se aferra al abrigo de lana que ciñe su figura y resguarda su ser del inclemente clima que azota las calles de Washington DC. Las personas con paraguas de colores en las manos le saludan, personas que no ha visto, y otras con las que sólo ha cruzado palabra alguna, pero Kyungsoo no se queja en lo absoluto, de todas formas, él es un exponente del arte de la época, su nombre ha figurado al lado de otros miles un tanto famosos. Como buen expositor del arte, de algunas corrientes pintoresca, Kyungsoo se enorgullece de su título, de la forma en la que la plumilla cobra vida en sus dedos, del carboncillo tiñendo de polvo negro lechosas partes de su piel, incluso del pincel haciendo figuras asimétricas. Kyungsoo es un artista.

Kyungsoo mete sus manos entumecidas de frío dentro de sus bolsillos y camina hacia su taller, camino recto y luego a la derecha. Su taller desde afuera luce como una pequeña caja de cerillos pero por dentro es toda la gloria en la extensión de la palabra. El pasillo halado le recibe, Katherine su recepcionista le susurra un saludo aunado de un «El joven Kim ya está aquí» que hace que Kyungsoo bufe para sus adentros.

Una hilera de cuadros que enmarcan sus más prestigiosas obras es el perfecto acompañante antes de que llegar a la cúpula de su taller, el lugar donde nace el arte, donde la pintura dice más que las palabras. Kyungsoo empuja la puerta de madera para dar pie a sus pasos, y lo primero que vislumbra es la figura en traje del joven Kim Jongin, un traje negro de la más fina y pura tela, el pelo engominado, y la pose de artista del año sesenta y siete. Kim Jongin tiene sólo apenas dieciocho primaveras recién cumplidas, en enero, hace unos cuantos días atrás. Es un joven lleno del más exorbitante talento, sus pies y pasos son oro, su movimiento ejemplar y las figuras que evocan su cuerpo entero transmiten vibras que no hacen más que desatar aplausos desde las butacas de cualquier teatro de honor en Washington D.C.

Su familia es cliente de Kyungsoo desde que ese chico tenía once años, no es una osadía decir que Kyungsoo es mayor que él, por muchos, muchos años. Pero es Kyungsoo, con su arte, quien se ha dedicado a retratar a ese muchacho, a cumplir sus más excéntricos caprichos, «Hyung, píntame aquí, píntame allá» Jongin es sueño para muchos sí, porque es apuesto y galante, toda la fachada de la sociedad, pero para Kyungsoo es un verdadero apocalipsis, una pesadilla.

—Hyung, ya te estabas tardando.

Jongin es de procedencia coreana, su familia se estableció mucho antes de su nacimiento, y desde entonces, la producción de dinero no se ha detenido; él y su danza son sólo un fuerte más de los Kim. Como fiel coreano, uno que nunca ha pisado esas tierras, domina muy bien el idioma; uno que Kyungsoo ha querido olvidar con el tiempo.

—Jongin, háblame en inglés. Ya te lo he dicho —espeta, y bajo el calor de su propio taller, Kyungsoo se despoja de su suéter y dobla las mangas de su planchada camisa para no mancharlas de pintura—. ¿Qué es lo que estás haciendo aquí?

Jongin, quien estaba sentado sobre la mesa de trabajo de Kyungsoo, se baja de un brindo y comienza a merodear alrededor de Kyungsoo, sagaz, intrépido, similar a una serpiente ponzoñosa. Jongin es un veneno corrosivo a pesar de su edad, a pesar de que la experiencia no ha cavado profundo en él. Jongin es el prototipo de diferencia entre los habitante de Washington D.C, él es un tanto y sólo un tanto diferente.

ABC; 30 Universos  → KaiSoo/Top!SooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora