c u a t r o • (ch)

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Pseudo-horror, angst, necrofilia,  detallito sorpresa, 1.4k, +1(26464965)8

Chimenea
Sitio en una casa destinado a encender una hoguera,
provisto de un conducto vertical para la salida de humos.

Los ojos de Jongin son tan hermosos, dos esferas de color cielo nocturno, como el ébano más puro, a Kyungsoo siempre le parecieron encantadores; cuando lo miraban, era como el eclipse lunar más esplendoroso que sus ojos grandes pudiesen apreciar, a Kyungsoo le gustaba perderse en ellos como si fuesen un pozo con tantos misterios para develar. Los ojos de Jongin son como perlas, joyas hermosas, y a la luz del fuego en la chimenea lucen incluso más radiantes.

Lindos ojos que justo ahora miran con desasosiego a Kyungsoo. Que lo miran desde sus manos húmedas.

—Lindo...

Los ojos de Jongin son la primera cosa en conocer las llamas que arden en la chimenea, en convertirse en pequeños trocitos; eran bonitas perlas negras, pero ahora no son más que una parte inservible y pulverizada del rostro de Jongin. Y esto es como una sucia venganza, aunque Kyungsoo prefiere decirle, poner las cosas en su lugar, poner a Jongin en la chimenea, junto al fuego, a sus primeras veces, a sus besos, ponerlo en las filas del infierno, esperando el momento preciso para que el lago que arde con fuego y azufre le carcoma el alma con furor y que los gusanos se den un festín con su carne.

—A veces me siento como un gusano, sabes —dice, y camina; el punzante cuchillo reposa en sus manos, la sangre que manó de las cuencas de Jongin todavía mancha la hojilla de metal, manchan los dedos blancos como nieve de Kyungsoo—. Arrastrándome hacia a ti.

Escurre la sangre, y Kyungsoo la lame con absurda avaricia.

—Pronto van a poder saborear tu piel —añade, mientras en el mueble, con el reflejo de las llamas de la chimenea, reposa el desnudo y tembloroso cuerpo de Jongin. La ropa de él se encuentra regada en el piso, ese traje negro de marca, la rosa blanca de su bolsillo, los votos ilusos escritos en una hoja de papel y guardado en el bolsillo trasero, los anillos...—. Te saborearan eternamente, es más del tiempo que yo lo hice.

—Kyungsoo, por favor.

Por favor, qué bonitas suenas las súplicas de tus labios —sisea Kyungsoo, caminando en vaivén, como el vals donde su caballero de la noche es ese poderoso cuchillo, ese que se resbala de vez en cuando por la morena piel de Jongin—. Cuando yo te decía por favor sonaba más... excitante, sabes. «Por favor Jongin, penétrame más fuerte» «Por favor Jonginnie, fóllame duro» «Jongin, no te vayas con ella, por favor...» Sí me penetrabas duro, me follabas hasta que la última gota de semen salía de ti pero nunca te quedabas, qué curioso.

—Kyungsoo, déjame ir.

—¿Ciego? No, no, ¿y si te pasa algo por no mirar en el camino? —Kyungsoo lanza una risita bastante perturbadora, aunque él la llama el poema del cantante, saben, Kyungsoo es cantante, y así como llenaba un estadio completo de personas anhelando escuchar su voz, así llenaba a Jongin de gemidos porque a él le gustaba—. Estás ciego, Nini. Ya no puedes ver nada; afortunadamente ya no la puedes ver a ella, pero con lamento, tampoco me puedes ver a mí.

Y es una pena, porque en aquellos lejanos ayeres, Jongin sólo tenía ojos para Kyungsoo hyung, desde pequeños su mirada, el foco de todas sus atenciones era él, y no habían terceros. Pero desde que llegó ella, la pequeña línea recta se volvió un triangulo, y Kyungsoo no lo pudo soportar.

ABC; 30 Universos  → KaiSoo/Top!SooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora