Me muevo de un lado al otro por la habitación. Observo de reojo a mi pequeña a cada instante. Está despierta, tiene muchos almohadones a su alrededor y Alex está a su lado tomando de su manito con dulzura. Tomo el pañal que necesito, luego algunas prendas de ropa y regreso a su lado. Me siento con cuidado en la cama y acaricio su manito libre. No puedo evitar sentirme feliz y orgullosa. Hace dos semanas que di a luz y desde hace dos semanas mi vida ha dado un cambio completamente rotundo. Nunca creí que ser madre tendría todos estos cambios, pero de lo que sí estoy segura es que jamás me arrepentiré de haberme enfrentado a mí misma. Tengo dos hijos hermosos y comienzo a sentirme una mejor persona.
—¿Me cargas, mamá Gea? —pregunta Alex, estirando sus bracitos en mi dirección. Dog está dormido sobre la alfombra y él también ha querido llamar la atención. Los dos están celosos de mi princesa, he tratado una y otra vez de remediar la situación, pero ya me he quedado sin alternativas.
Adrien está mucho más desesperado que yo, pero al momento en el que cargo a Kya o le doy el pecho, Alex comienza a comportarse de manera muy extraña. Es perturbador y me agobia, pero no puedo hacer mucho. Trato de compartirme a mí misma con ambos, pero no es tan sencillo.
Kya pasa la mayoría del día dormida y es ese el momento en el que juego con él, pero hay un ruido, una risa, un ladrido, y ella despierta. Alex está más que celoso e incluso ha arrojado todos sus autitos desde las escaleras, provocando que la mayoría de ellos se rompan.
—Ven —le digo señalando un lugar a mi lado. Él camina por el colchón sin moverse demasiado, miro fijamente los ojos azules de mi pequeña y vuelvo a sonreír. Alex se lanza con brusquedad y hace que dé un brinco por la sorpresa. Me rodea con sus bracitos y oculta su carita en mi cuello.
—Te amo, hijo —susurro besando su pelo—. Nunca dudes de eso, ¿de acuerdo? —siento como él mueve su cabecita a modo de afirmación, luego me abraza aún más fuerte y acaricia las puntas de mi cabello—. ¿Qué te parece si me ayudas a darle un baño a Kya? —pregunto con una sonrisa. Adrien aparece en la habitación y se sienta al otro lado de la cama. Kya mueve su cabecita hacia él y contemplo como lo mira. Mi niña es hermosa. Jamás podría haber imaginado algo así, nunca creí que algo tan hermoso pudiera sucederse.
—El agua está lista —susurra acariciando a su hija. Alex se nueve rápidamente y pide que Adrien lo cargue. Ahí están de nuevo esos celos. Adrien lo toma en brazos y besa su frente. Yo le entrego la ropa y el pañal de Kya y él se marcha por el pasillo.
Kya tiene su habitación, pero es solo para adorno. Mi pequeña ha estado estas dos semanas en mi cama, duerme de día y de noche llora sin control alguno. Estoy cansada, abatida, frustrada y siento que necesito un baño de veinte horas para que todo el olor a pañales sucios, leche y vómitos se esfumen de mis fosas nasales. Kya tiene ese hermoso olor a bebé y cuándo entras a alguna habitación lo hueles y sonríes, pero para mí, que soy su madre, tengo todos los aromas malos.
—Vamos a darte un baño mi ángel... —susurro tomándola con delicadeza, sin olvidar de colocar mi mano entera bajo su cabeza como Agatha me explicó. Le elevo lentamente y camino por el pasillo hasta su habitación. Adrien y Agatha han preparado todo para su baño. La bañera rosa con hidromasaje de plástico está sobre su cambiador , su toalla esta lista y Alex está sobre una silla en un rincón para poder observarlo todo—. ¿Verdad que quieres un baño, cielo? —pregunto mirándola fijamente. Ella solo me observa con esos inmensos ojos azules. Entro a la habitación, la deposito con delicadeza sobre su cambiador, Adrien y yo la desvestimos con cuidado y cuando le quitamos el body color lavanda por la cabeza ella comienza a llorar—. No, cielo —le pido con voz de mamá—, no llores, princesa...
Adrien le quita el pañal con delicadeza y gracias al cielo está limpio.
—¿Segura que puedes tu sola? —pregunta observándome de reojo.
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PERFECTA 3. Dime que eres mía © Deborah Hirt
RomanceSinopsis Una familia, un nuevo hogar, amor... Adrien me ha convertido en alguien que jamás imaginé ser. Ha encontrado a la Gea perdida en mí. Tenemos todo y al mismo tiempo no tenemos nada. Hay secretos, hay verdades y aún hay una parte de mí que...