Miro a mis hijos y suelto un suspiro. Todo es mejor cuando ellos están conmigo. No importa lo que me suceda, si ambos están a mi lado, no hay nada que pueda destruirme por completo. Es increíble como cambiaron las cosas. Nunca fui capaz de imaginar a una Gea así, nunca me imaginé siendo madre, y ahora que lo soy, me digo a mi misma que fui una estúpida todos estos años. Ser madre es lo mejor que puede pasarle a cualquier mujer en el mundo, solo necesitas abrir tu corazón y entregar tu alma a ese sentimiento que jamás tendrá una explicación.
Kya está dormida en mis brazos y Alex está cambiando los canales de la televisión. Lo he regañado unas tres veces para que baje el volumen y él lo ha hecho a regañadientes. No puedo negarlo, soy una mujer afortunada, siempre lo seré si ellos están conmigo.
Mi familia. Solo han pasado un par de horas desde que regresé de ese lugar y lo único que quiero hacer es estar con mis hijos.
No he visto a Adrien aún, pero sé que él y Lucas están juntos en alguna parte.
—¿Papá Adrien regresará? —indaga mi pequeño, sin apartar la mirada de la pantalla de plasma. Acaricio la frente de mi princesa y luego sonrío.
—Claro que regresará, hijo —aseguro con la mejor de mis sonrisas—. Él y el tío Lucas deben estar regresando.
—¿Cuándo volveremos a casa?
No sé qué decir, pero tengo que responder.
—Pronto —digo no muy convencida—. Volveremos a casa muy pronto, cariño. Tenemos muchas cosas que hacer. ¿Lo sabes, cierto?
—¡Lo sé! —grita emocionado y luego cubre su boca rápidamente al ver que casi despierta a su hermana—. ¡Comenzaré la escuela y clases de fútbol!—susurra emocionado. Me rio levemente y me muevo unos cuantos centímetros para acostarme a su lado.
—Sabes que te amo, ¿verdad? —pregunto mientras que acomodo a Kya en medio de ambos. Mi pequeña no se mueve ni un solo centímetro, la cubro con su edredón rosa y luego veo como ese piquito adorable se forma en su boca. Sonrío y acaricio a Alex—. Soy tu mamá pase lo que pase.
—Te quiero, mamá Gea —susurra poniéndose de costado. Comparte el edredón rosa con su hermana y noto como comienza a cerrar sus ojitos. Es mi niño, es mi hijo y siempre lo será. Alex apareció en mi vida para darle sentido a todo lo que me rodeaba.
—¿Alex? —pregunto segundos después. Ha cerrado sus ojos, pero sé que no se ha dormido.
—¿Qué? —pregunta con el tono de voz apenas audible para no despertar a su hermana.
—¿No crees que soy la mamá más hermosa de todas?
Hay unos cuantos segundos de silencio y luego una sonrisa en sus labios.
—Sí —susurra—. Eres la mamá más hermosa, mamá Gea —asegura. Sé que solo lo estoy molestando, pero me encanta jugar con él de esta forma.
Apoyo el peso de mi cuerpo sobre mi brazo, me inclino hacia él y beso su frente, ahora si lo dejaré dormir. Beso a Kya también y me acomodo para descansar un poco. Necesito olvidarme de todo por un momento. Estoy agotada, no he dormido casi nada desde que todo esto sucedió y solo quiero estar así, al lado de mis hijos, aunque sé que todo sería más perfecto si Adrien estuviese aquí...
—Despierta... —oigo la voz de Adrien a lo lejos y abro los ojos lentamente. No recuerdo que sucedió, donde estoy o que hacía antes de no ver nada, pero solo sé que mi cuerpo ya no se siente cansado—. Has dormido toda la tarde —me dice en medio de una risita.
—¿Qué...?
Me siento en la cama y entro en pánico al no ver a mis hijos a mi lado. Trato de moverme y Adrien me toma de los hombros antes que enloquezca.
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PERFECTA 3. Dime que eres mía © Deborah Hirt
RomanceSinopsis Una familia, un nuevo hogar, amor... Adrien me ha convertido en alguien que jamás imaginé ser. Ha encontrado a la Gea perdida en mí. Tenemos todo y al mismo tiempo no tenemos nada. Hay secretos, hay verdades y aún hay una parte de mí que...