III
AQUELLA tarde no pude pensar en otra cosa. Una extraña sensación indescriptible me
invadía. Yo iba a disputarle la vida a Tomy. ¿Pero qué hacíamos nosotros, sin ninguna
esperanza de tener cincuenta millones de dólares?... Pero, por otra parte, yo sabía que
mi vida sería una tortura sin el dinero que consideraba necesario. Tomy sufría
horriblemente con esta idea. Habíamos perdido el buen humor, y esto es lo último que
perdemos los norteamericanos. Ya nada nos interesaba. Teníamos la fiebre
obcecadora del dinero. Fuera de él nada era suficiente para nosotros. Se ofrecía un
medio de salir de ese estado de dudas. En caso de perder, moriría. Si ganaba, sería
millonario. No tenía familia. Todo para mí era Tomy, desde que murió mi novia,
Nelly. ¿Por qué no aceptar?... Rechazar la propuesta era dar una prueba de cobardía y
hasta de egoísmo. Porque si mi vida podía servir para labrar la felicidad de Tomy, no
debía omitir esfuerzo en conseguirlo. Concurrí pues al Manhattan. Allí me esperaba
Tomy.
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El Caballero Carmelo y otros cuentos peruanos
RandomAbraham Valdelomar nació en Oca el 27 de abril de1888 y murió a edad temprana(31 años), en 1919. En su corta carrera literaria cultivó diversos géneros en prosa y verso, pero su gloria se la debe a la narrativa del cuento, periodismo, ensayo ...demo...