IV
A los tres días, el primer solicitante que llegó a las oficinas de Kracson Kearchy fueRichard Tennyson.—¿Usted otra vez?...
—le preguntó espantado Kracson.
—Sí, señor. Quiero matarme.
—No es posible. Usted concluirá por echarnos a perder el negocio. Es necesariomorir y usted no morirá, seguramente. Usted ha cogido el secreto. Usted le quita elsitio a tantos infelices. Usted no los deja morir...
—Sí, señor, me mato. Y si no me aceptan me arrojo contra el primer camión decarga. ¿Usted sabe de lo que es capaz un hombre que va a morir dentro de mediahora?... Estoy arruinado. Los últimos billetes...—Basta, sí. Los cambió usted en Montecarlo. Usted es libre, no tienecompromisos... etc... ¡Pero no le matamos a usted!...
—Estáis obligado a matarme.
—¡Pues no le matamos, dear!
—¡Esto es un fraude!
Mi cuñado salió desilusionado. Creía haber encontrado una renta fabulosa yKracson & Kearchy se lo impedían. A fuerza de dar vueltas al asunto monumental deKracson & Kearchy, Tennyson se dio cuenta de que el original invento no tenía laexclusiva. Con la mayor discreción se echó a buscarla para sí y un buen día seconsiguió en las oficinas del Estado la exclusiva del Círculo de la Muerte, haciendopequeñas concesiones al Estado. La exclusiva estaba a su nombre, y nadie más que élpodía explotar el negocio.
El porvenir de Kracson & Kearchy empezó a nublarse. Le mandaron decir a micuñado que lo recibirían en el Círculo de la Muerte, que le harían el favor de matarlo.Pero ya era tarde. El Círculo de la Muerte dio sus últimas funciones. Y a los cincodías justos empezó a funcionar el de mi cuñado. A las bodas de oro, es decir al morirel quincuagésimo individuo, se casó Richard con mi hermana Eva. Hoy es millonario.Tiene una fortuna fabulosa. Usted sabe que hace cinco años que existe el Círculo de la Muerte y que el Estado lo protege como una institución humanitaria. Mi cuñado essocio de inmigración, agregado a la empresa de irrigación en el Far West, socio debeneficencia, protector de varias instituciones altruistas... Es un filántropo...
—¿Y Kracson & Kearchy?...
—Han venido a suicidarse dos veces en la empresa de mi cuñado; pero él no losha recibido. Dice que le echarían a perder el negocio. La última vez que vinieronRichard les ofreció puestos en la misma oficina del Círculo. Kracson aceptó peroKearchy salió irritado. Verdaderamente es un hombre ingenioso y pronto conseguiráotro negocio tan monumental como el primero. Sólo que esta vez no se le olvidarápedir exclusiva. Mientras tanto, mi cuñado seguirá enriqueciéndose hasta laconsumación de los siglos...
—O hasta que se le acaben los suicidas...
—No se acabarán nunca, porque siempre habrá enamorados tristes, aristócratasmorfinómanos, banqueros arruinados, poetas neurasténicos, niñas abandonadas eindividuos hambrientos. En último caso —dijo riendo Harry—, allí está Kearchycomo reserva. Si en vez de salvarse en el Círculo de la Muerte se estrellara, como esprobable, se daría el primer caso de un yanqui que fracase...
Pero Kearchy salvará, es un hombre ingenioso. Ahora hace sus paseos por laQuinta Avenida...
La goma se ha detenido. Las melodías de The Merry Widow han dejado de sonaren las cajas del automatic.
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El Caballero Carmelo y otros cuentos peruanos
عشوائيAbraham Valdelomar nació en Oca el 27 de abril de1888 y murió a edad temprana(31 años), en 1919. En su corta carrera literaria cultivó diversos géneros en prosa y verso, pero su gloria se la debe a la narrativa del cuento, periodismo, ensayo ...demo...