Gotta Get Out

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·KENNETH·

Después de la actuación mis amigos vinieron corriendo a abrazarme.

- Lo has hecho genial, tío -decía Drake.

- Te lo dije, sabía que lo harías genial -Iris sonreía. Me encantaba verla sonreir porque sus ojos azules tomaban un brillo especial.

La verdad es que Iris era una chica guapa. Tenía el pelo por la altura del hombro, tan negro como el carbón que contrastaba con su piel pálida y resaltaba sus ojos. Además tenía la nariz y la parte superior de las mejillas nevadas por pecas y eso siempre me pareció adorable.

- Gracias por todo, Iris -la abracé aún más fuerte.

- Oye, ¿y Lía? -preguntó Drake.

Lía ya no estaba en asiento.

- Estaba aquí hace un momento...

- Habrá tenido que ir a algún sitio. No te preocupes, después seguro que te da alguna explicación -Iris le animaba.

Caminamos juntos hacia la cafetería del instituto para coger algo de beber. Iris iba de mi mano. Nos sentamos en una mesa y charlamos mientras nos tomábamos los refrescos. Iris no me soltaba la mano. La verdad es que era realmente adorable.

- ¿Qué te parece, Kenneth? -me preguntó Nate.

- ¿Eh? -pregunté aturdido.

Ellos rieron.

- Si no estuvierais tan pendientes el uno del otro sabrías de qué estábamos hablando.

Solté un bufido y ellos se rieron más aún. De repente noté cómo alguien me tocaba el hombro.

- ¡Lía! ¿Dónde estabas? -preguntó Drake.

- Perdón por irme así, Drake. Me llamaron por teléfono y allí no podía hablar.

- Ah, vale. Me tenías preocupado -Lía sonrió ante su comentario. Yo me sentía bastante incómodo allí en medio.

- Kenneth... ¿te importa si hablamos un momentito?

- No, claro.

- A solas... -dijo mirando la mano de Iris y la mía entrelazadas.

- Está bien... Ahora vuelvo, chicos.

- ¿Espera, conoces a Lía? -Drake no era el único sorprendido.

Lía salió de la cafetería y yo la seguí hasta la parte de atrás del edificio. Al parecer lo de a solas iba muy en serio.

- Creo que tenemos que hablar de algunas cosas... -empezó ella.

- Yo no tengo nada que decir.

- Pues yo sí -dijo algo molesta. - Desapareciste sin más. ¿Dónde quedó tu promesa? Pensé que al menos te importaba algo...

- Yo traté de cumplir mi promesa.

- ¡Si no viniste ni un día! ¡No contestaste a mis mensajes!

- Tú dijiste que si algo me impedía verte, no pasaba nada.

- ¿Y bien? ¿Cuál era la razón de tu desaparición de la faz de la Tierra?

- No tienes derecho a enfadarte conmigo, no soy yo quien lo decidió. Yo nunca lo quise así...

- Si no me explicas nada no puedes reprocharme mi enfado.

- Lía, tú no lo entiendes...

- ¡Pero quiero entenderlo! ¡Tú me importabas más de lo que crees y un día dejaste de dar señales de vida! ¿Crees que es fácil borrar lo que sientes por alguien de la noche a la mañana cuando ni siquera te ha dado una explicación?

- Lía... -traté de contenerme pero no lo logré demasiado bien. - Lía, tú no sabes por lo que yo he pasado así que no me vengas con gilipolleces porque estoy bastante harto ya. Harto de que me hagan daño, harto de tener que ser siempre el que baje la cabeza y obedezca, harto de intentar coger aire... porque así es como me he sentido todo este tiempo. Ahora que estaba tratando de olvidar y empezar de cero apareces de nuevo en mi vida y además me criticas como si supieras algo -mi tono de voz se había elevado más de lo que yo hubiera deseado.

- Quizá tu puedas ponerle remedio a mi ignorancia, ya que vas dando lecciones de vida por ahí. A ver, ¿qué demonios hizo que desaparecieras y me ignoraras?

- "Aquello" es la persona a la que besas cada día al salir de clases.

- ¿Josh? ¿Qué quieres decir?

- Ya me había amenazado, Lía. No quería que te volviera a ver. Me peleé con él porque no quería dejar de verte. No quería que vieras las marcas de la pelea así que fui una semana después al hospital, cuando ya se habían disimulado un poco, pero ¿sabes lo que me encontré al entrar a tu habitación? ¿Eh? Después de todo aquello, ¡te encontré a ti besándote con Josh!

Ella me miraba con los ojos llorosos.

- No lo sabía, Kenneth... yo...

- Déjalo. Ya no importa.

Me dí la vuelta para irme pero me detuve al oírla:

- ¿Ya no te importo?

No dije nada, solo continué caminando.

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