Too Late

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·LÍA·

Estábamos en el instituto. Faltaban cinco minutos para que acabase la clase de matemáticas y no dejaba de pensar en Kenneth. Tenía que hablar con él. Sonó el timbre y salí como una bala de allí. No recordaba qué clase tenía entonces Kenneth, así que tendría que buscarle. Caminaba todo lo deprisa que podía, con el archivador, el libro y los apuntes en las manos, mirando hacia los lados. De pronto me choqué y caí al suelo. Noté que me sangraba la nariz.

- ¡Lía! ¡¿Estás bien?!

- Kenneth... eh... sí, no es nada, tranquilo.

- ¿Nada? ¡Pero si te has metido un buen golpe!

- Espera, que recojo todo esto -dijo Iris mientras recogía mis apuntes que estaban esparcidos por el suelo.

- Gracias -Kenneth me ayudó a ponerme en pie.

- No tienes por qué darlas. Anda, vamos al baño a limpiarte esa nariz.

- Lía, dame tu mochila para que te guarde los libros y los apuntes. ¿Dónde te la dejo después? ¿Se la doy a Drake?

- Vale... Muchas gracias.

- No hay de qué -guiñó un ojo sonriendo.

Kenneth me acompañó al baño y me ayudó a limpiarme la sangre de la cara.

- Lo siento, Lía.

- No ha sido culpa tuya -dije como pude, ya que tenía tapada la nariz.

Kenneth retiró el papel para comprobar si seguía la hemoragia.

- Puede que mañana te duela un poco... ponte hielo cuando llegues a casa. ¿Necesitas que te acompañe?

- No, tranquilo, después vendrá Josh a recogerme.

Noté cómo se tensaba al escuchar aquello.

- Kenneth... creo que tenemos que hablar...

- Pues habla, porque creo que yo ya dije todo lo que tenía que decir.

Suspiré.

- Verás, Kenneth... no sé cómo decirte esto...

- Pues deprisa, porque al final me perderé toda la clase y me regañarán -no parecía muy dispuesto a escucharme.

- Me gustas...

Él se quedó en silencio, mirándome a los ojos.

- No es cierto.

- ¿Qué?

- Que no es cierto.

- ¿Por qué dices eso?

- Porque en ese caso, ¿por qué estás con Josh? Y después de lo que me hizo...

No supe qué responder.

- Ya, lo que suponía.

Cogió su mochila y abrió la puerta para marcharse.

- Lía, hay veces en la vida en que el tren que pensabas coger ya ha pasado -se volvió para salir.

Entonces le agarré del brazo para volverle hacia mí y le besé.

- Pues correré tras él y con suerte lo alcanzaré.

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