Invisible

La de la mala suerte

·KENNETH·

- ¡Drake, abre tú, por favor! -grité desde el piso de arriba.

- ¡Estoy ocupado!

Solté un bufido y bajé las escaleras corriendo. Al pasar por el arco del salón vi que Drake estaba tumbado viendo la tele.

- ¡Tú, cabrón!

Él rió. Seguí hasta la puerta y al abrir se me cortó la respiración.

- Feliz cumpleaños -me sonrió.

Estaba sencillamente increíble.

- Gr...gracias... -dije mientras me abrazaba. -Estás... muy guapa.

- Gracias. ¿He llegado demasiado pronto?

- No, no, los demás aún no han llegado pero es porque tú eres la única puntual. Bueno, aquí está Drake pero no me ayuda a nada el cabrón.

- ¡TE HE OÍDO! -gritó Drake desde el salón.

- ¡ERA MI INTENCIÓN!

Lía rió ante nuestra disputa.

- Por favor, pasa, hace frío fuera.

Una vez dentro tomé su abrigo y su gorro y los colgué de las perchas del recibidor. Le indiqué que dejase el regalo en el banco del mismo.

- ¿Quieres que te ayude a algo? -me preguntó.

- No, tranquila, tú no te molestes. Ve con Drake al salón.

- No es molestia. Dime qué hay que hacer.

- Recoger mi habitación, pero eso es cosa mía... Nunca sabes qué puedes encontrar allí -ella rió.

- Está bien.

·LÍA·

Fui al salón y me senté junto a Drake.

- Hola -saludé.

Él giró la cabeza para mirarme y silbó, lo que me hizo reír.

- Bueno, bueno... ¿qué tenemos aquí? -Me miró de arriba abajo y me susurró -¿Estás segura de que te gusta Kenny?

- ¿Kenny? -reí.

- Sí, bueno... Es el mote que le puse cuando nos liamos por primera vez. Tenemos una relación de amantes preciosa.

Me reí a carcajadas. Este Drake era un idiota.

- ¿Qué te ha pasado en la mejilla?

Mierda. Sin el gorro mi pelo no se mantenía cubriéndome la cara.

- Ah, nada. Me dí un golpe.

- ¿Cómo?

Justo entonces sonó el timbre. Menos mal.

- ¡Voy yo! -grité para que Kenneth pudiera oírme.

Fui corriendo hacia la puerta ante la mirada atenta de Drake. Me puse el gorro y me aseguré de que el pelo me cubriese la mejilla antes de abrir la puerta.

- ¡FELICIDADEEEES! -gritó Nate.

- Ehhh... Hola -reí.

- Mierda -dijo Nate avergonzado mientras los demás se reían.

Habían llegado todos, Iris, Nate y otras dos chicas y dos chicos que yo ni siquiera conocía.

- Bueno, pasad -dije.