Just Saying

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·KENNETH·

Me desperté. Miré la hora en el reloj de mi mesilla. Las 09:02. Miré a Drake, que seguía durmiendo profundamente en la cama móvil que habíamos sacado de debajo de la mía. Me levanté muy despacio, intentando hacer el menor ruido posible. Pero aquella era una de esas ocasiones en las que quieres ser sigiloso y descubres que todo cruje y suena. Cuando conseguí poner los pies en el suelo volví a mirar a Drake. Se dio la vuelta para acomodarse y volver a dormir como un bebé. Era gracioso verlo despeinado. Abrí mi armario y cogí una camiseta y unos pantalones. Me di la vuelta y vi a Drake sentado frotándose los ojos.

- Tío... ¿qué hora es? -dijo con una voz rasgada. Suspiré.

- Son las nueve, vuelve a dormirte, anda.

- ¿A dónde vas?

Mierda. No quería que se enterara.

- Voy a ayudar a mi tío a hacer el desayuno y eso...

- Pues espera, que me lavo la cara y ayudo a lo que sea -dijo levantándose.

- No, no... tú duérmete. Ya lo hago yo.

- Que no, que no voy a estar de gorrón.

- Pues ayer te quedaste viendo la tele.

- ¡Pues por eso, te tengo que compensar!

- ¡QUE NO!

Se quedó callado mirándome. Me había pasado.

- Vale, vas a hacer algo que no quieres que sepa...

- ¿Por qué dices eso?

- Y además es algo malo...

- ¿Pero qué dices?

- Mira, nos conocemos muy bien ya. Tú sabes lo que pienso yo y yo lo que piensas tú. Así que dime qué ocurre, por favor.

- No puedo decírtelo...

- ¿No puedes o no quieres?

Suspiré.

- Está bien... Josh pegó a Lía, Drake. ¿Viste su mejilla?

- Sí, me fijé una vez pero cuando le pregunté qué le había pasado no me contestó... Vaya... Será hijo de p...

- Drake, no puede quedar así. No puedo dejar que pegue a la chica que quiero y que se vaya de rositas. Es un gilipollas.

- ¿Y pretendes pegarle una paliza?

No contesté.

- Sabes que eso no solucionará nada, ¿verdad?

- ¿Y qué hago?

- No puedes hacer nada, Kenneth. ¿Qué quieres, ser como él?

- No...

- Pues no te rebajes a su nivel.

Miré a mi amigo a los ojos por unos segundos. Sabía que lo decía por mi bien. Me dí la vuelta, cogí unas zapatillas y salí de la habitación.

- ¡Te vas a arrepentir! -le oí decir mientras yo entraba en el baño. Me duché, me vestí y me lavé los dientes. No tenía ganas de desayunar. Cuando bajé al piso de abajo vi que mi tío y Drake estaban desayunando en la cocina.

- ¿A dónde vas? -me preguntó mi tío.

- Tengo que hablar con un amigo urgentemente.

- ¿Y te vas sin desayunar?

- No tengo hambre. Volveré enseguida -me despedí ante la atenta y sentenciosa mirada de mi amigo mientras salía de mi casa.

Sabía dónde vivía Josh porque me le había cruzado un par de veces cuando yo iba a casa de Nate. Vivía dos calles antes que Nate. Caminé hasta la casa pensando en lo que haría. Lo que tenía claro es que no permitiría que Josh volviese a ponerle la mano encima a Lía. La sola imagen de su mueca de dolor me revolvía las entrañas. Se iba a cagar.
Llegué a la casa y llamé al timbre. Pasó un largo rato y ya iba a volver a llamar cuando abrieron la puerta.

- ¿Quién coño es a estas horas? -preguntó un somnoliento Josh, despeinado y en pijama.

- Un viejo amigo.

Él se frotó la cara para despertarse un poco y al verme mostró una sarcástica sonrisa.

- ¡Hombre, Kenneth, amigo mío!

- No te cachondees tanto. Sé lo que le hiciste a Lía.

- Oh, ¿a esa puta? Te la regalo. No me gusta.

Contuve las ganas de hacer que se comiera la puerta.

- Mira... en primer lugar, si vuelves a insultarla te corto los huevos. Y en segundo lugar, como vuelvas siquiera a acercarte a ella ten por seguro que no tendrás tanta suerte.

- ¿Has venido hasta aquí para eso? ¿Para decirme que no me acerque a esa zorra? En verdad er...

No le dejé terminar la frase, le atesté una patada en sus partes.

- Venga, amigo. Un placer verte -dije dándole unas palmaditas en el hombro mientras él se retorcía de dolor y me fui de allí.

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