La primera parte que es narrada en tercera persona es la historia ocasional que ya habia mencionado, trata de Clyde (el chico que odiaba a Jayden) por quien no lo recuerde (?),
DISFRUTEN LA LECTURA 7u7
CAPITULO 22:
El solo lo deseaba y su padre se encargaba de concederle cualquier capricho, obviamente no siempre cedía tan rápido pero después de unos cuantos lloriqueos y -en algunas ocasiones- llamadas a la abuela, lo tenía todo cuando y como lo quería. Aunque también debía reconocer que últimamente su padre comenzaba a convertirse en un muro cada vez más difícil de convencer; sus lloriqueos ya no surtían el mismo efecto, sus excelentes notas académicas habían dejado de significar una razón por la cual recibir regalos y los ocasionales chantajes emocionales a lo que sometía a su padre ahora solo lograban ponerlo de pésimo humor. No necesitaba pensar demasiado para llegar a la conclusión de que en dado momento aquel muro se haría impenetrable. Pero era oportuno, era totalmente oportuno que su padre se comenzara a volver hermético. Su madre ya lo había hecho una vez y aquello había sido razón suficiente para llevarlo a hacer lo que hizo. Y ahora comenzaba a repetirse la misma historia con su padre, al menos de esa forma tendría alguna razón por la cual velar sus acciones, exceptuando –por supuesto- el hecho de ser superior a todos.
Clyde se levantó del suelo y miro debajo de su lujosa cama, al instante avisto aquel frasco de cristal trasparente y casi con una desesperación impropia de él, lo tomo entre sus manos con una fuerza considerable. No podía permitir que tal tesoro se le escapara de entre las manos, era simplemente impensable el derrochar tal cosa sin antes haberla usado. Con mano trémula por su incontrolable emoción abrió el frasco, lanzo la tapa lejos y sin poder contenerse más, hundió su nariz en el orifico del recipiente de cristal inhalando con fruición su contenido. ¡Ah! ¡Si! Era infinitamente mejor de lo que esperaba, las esencias que contenía era excitantes y lo sumían en un profundo éxtasis que deseaba fuera infinito. Los escuchaba tan claramente que no podía evitar estremecerse por la inigualable experiencia. Los percibía como si fueran susurrados uno a uno en su interior, oía con detenimiento cada uno de sus gritos, sus susurros e incluso sus lágrimas que se manifestaban como placenteros alfileres en toda su esencia. Percibía su dolor en la comisura de sus labios y lo manifestaba mediante una sonrisa menguada con fruición. Aun recordaba cómo se había escapado al parque en el que había sucedido el accidente, había saltado de la ventana mientras corría a toda velocidad a través de la helada calle y a pesar de que el lugar del incidente estaba acordonado por cintas policiacas había hecho caso omiso de las mismas, pero tan entrada la noche no tenía nada de qué preocuparse. Se arrodillo entre las cenizas humanas que estaban tiradas sobre el carbonizado pasto y comenzó a llenar un frasco de cristal de aquella negra sustancia. De alguna forma sentía que de un momento a otro la obscuridad sobre la que estaba encima lo engulliría y se lo llevaría tan lejos como fuera posible, a un plano existencial en el que los seres que lo habitaran fueran tan avanzados como él. A decir verdad lo anhelaba, pero aquello no había sucedido y se había quedado en eso, en una fantasía vana que nunca pasaría. Pero al menos tenía las cenizas, las cenizas que le susurraban al oído el dolor de las personas a las que pertenecían. ¡Era magnifico! ¿Por qué nadie veía el mundo como él? Clyde estaba seguro de que si lo observaban todo a través de sus ojos por fin comprenderían todo aquella magnificencia que no podían apreciar. Era una orquesta de gritos perfectamente sincronizada.
Saco su nariz del frasco y comenzó a lanzar la ceniza en cada rincón de su cuarto. Un poco en su cama, otro tanto en cada esquina de su habitación, claro que no podía olvidar en el suelo y por supuesto que no podía faltar en cada buro que sus ojos avistaban. Se sentía fantástico, como si se encontrara en una especie de cueva en la que las paredes le susurraban dolorosamente todos sus sentimientos, se sentía tan cercano a la muerte, percibía como el dolor de aquellas cenizas negras lo acariciaban como si de una tersa y finísima mano de seda se tratase. Lo observaban, él sabía que los dueños de aquellos restos lo observaban con miedo mientras él se fortalecía. Pero a Clyde no le importaba, el solo buscaba alimentar al ser en su interior que le exigía su dosis de dolor ajeno, como una especie de adicción que en lugar de cesar incrementaba con el tiempo.
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Mas Allá Del Destino (Yaoi/Gay)
RomanceJayden y Declan son hermanos gemelos, ambos de 16 años, pertenecientes a una adinerada familia que maneja una importante empresa. Ambos gemelos podrán ser iguales por fuera, pero por dentro son polos opuestos, en tanto Jayden es educado, amable, ing...