Y... les tengo que decir... que me van a querer golpear... y que ya casi terminamos está historia... :O
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Extrañamente logré dormir lo suficiente para despertar por mí misma. Era una de esas cosas que nunca había valorado de verdad hasta ahora. Las niñas tenían solo dos meses y era muy difícil dormir cuando alguna de ellas se despertaba y lloraba en la noche.
Me estiré en la cama y suspiré, me di el tiempo de abrir los ojos antes de sentarme. Tom no estaba a mí lado, eso solo podía significar que estaba arreglándoselas con las niñas él solo.
Salí de la cama y fui abajo, no había nada de ruido en el monitor de las niñas, así que imaginé que Tom siendo Tom las habría llevado a la cocina y seguramente estaba haciendo el desayuno.
- ¿Qué haces? – Le pregunté al apoyar la espalda en el marco de la puerta.
Lo vi dándoles el biberón a ambas niñas, cargando a una en cada brazo mientras leía algo en la pantalla de la portátil sobre la mesa.
- No sabía que estabas despierta. – Levantó la mirada y me sonrió. – Tienen hambre, míralas.
- ¿Por qué no me despertaste? – Le sonreí de vuelta. - ¿Necesitas ayuda?
Tom negó con la cabeza, pero decidí que solo podía dejar a Tom cargar a una de nuestras hijas a la vez.
Fui hacia él y me dio un beso antes de dejarme coger a la más grande de las dos, la que parecía que empezaba a intentar sostener el biberón.
- Y tú eres.... – Cogí a la beba y busqué el lunar en la esquina izquierda de su barbilla. – ¡Hannah! – Dije cuando vi que no había lunar.
Ignoré la risa ahogada de Tom, siempre le causaba gracia que observara a las niñas en vez de ir a la segura y ver el pequeño brazalete que cada una llevaba en la muñeca derecha.
Las dos eran un par de niñas preciosas, todavía no nos ponían mucha atención y veíamos que cuando estaban despiertas se la pasaban observando a su alrededor con esos curiosos ojitos marrones.
- Creo que a Danny no le agrada mucho la leche de formula... - Me dijo Tom cuando la niña empezó a negarse a tomar más del biberón.
- Más bien me parece que deberían darle unas palmaditas en la espalda, ya terminó. – Le dije con una sonrisa.
- ¿Ah, sí? – El pobre miró a la niña con sorpresa. – Qué rápida.
Me reí de Tom y le ayudé con una mano a colocarse una toalla en el hombro antes de verlo ayudar a Danny a eructar.
- Si quieres comer, hice un pan tostado... - Me ofreció cuando su teléfono empezó a sonar sobre la mesa de la cocina.
Tom contestó el teléfono y apenas escuchó la voz del otro lado de la línea, se acercó a mí para entregarme a Danny y salir de la cocina.
- Claro...claro, yo estaré como nuevo en unos seis meses... - Lo escuché decir mientras iba por el pasillo.
Parpadeé y suspiré con las dos niñas en brazos. Era obvio que no podía nada mientras las cargaba a ambas, así que fui a la sala en busca de los portabebés, últimamente cuando Tom se iba al gimnasio yo ponía los portabebés sobre la mesa de la cocina y las observaba mientras comía el desayuno o trabajaba en la portátil.
Una vez que las dos niñas estuvieron cómodamente recostadas en sus portabebés las llevé a la cocina y terminé de darle el biberón a Hannah para cargarla por unos minutos mientras esperaba a que eructara sobre la toalla en mi hombro. El único consejo que mamá me había dado: nunca las cargues cuando acaban de comer sin una toalla a la mano.
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Memorias (Tom Kaulitz Fanfiction)
FanficAnna Kościuszko era una chica joven recién egresada de la universidad cuando consiguió su trabajo de ensueño como comentarista deportivo en Las Vegas y conoció al campeón mundial, al boxeador favorito de Nevada: Tom Kaulitz. Ahora su afán por gana...