Todo Que Perder

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No se relaciona pero...¡mueran de ternura! Mis sobrinitas ya caminan :O son unas locas (y no son las de la foto, jeje)

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Me metí al auto y me aseguré el cinturón de seguridad antes de encender el motor y pisar el acelerador.

No regresé al departamento esa noche, estaba cansada y sabía que no podría dormir bien, así que me quedé en un hotel. Después de una noche me di cuenta de que tenía que volver al departamento, me tomó un gran esfuerzo obligarme a cerrar los ojos y olvidarme de todo por la noche, pero me recordé que pronto tendría que llevar a las gemelas a ese piso que alguna vez deberían de tener que llamar hogar.

Con Tom no me atrevía a cruzar palabra, lo veía y lo ignoraba o cerraba la puerta para quedarme jugando en el suelo con las niñas, que hacían por gatear y se reconocían con expresiones risueñas ahora que estaban más activas. Todo lo querían probar, si lo veían de seguro querrían llevárselo a la boca; estaban tan grandes que me costaba trabajo pensar que habían salido de mí, de no ser por ese horrible trabajo de parto no lo hubiese creído. Las dos niñas, mis niñas.

Que a partir de ahora eran mías por un rato y suyas por otro.

Me daba pensarlo, pero las pequeñas no tendrían la oportunidad que tuve yo; no verían a mamá y papá abrazados, no saltarían a nuestra cama en medio de la noche para acurrucarse junto a mamá a sabiendas de que papá asustaría a cualquier tipo de monstruo que pudieran imaginar. Les íbamos a dar lo mejor de cada uno, por separado, las íbamos a hacer pasarla mal durante navidad, en sus cumpleaños, en año nuevo, en sus eventos escolares.

Jugué con las niñas en su habitación y me divertí con ellas toda la mañana, estaban despiertas como nunca, alegres, estaban radiantes. Mis pequeñas eran un par de solecitos que no me dejaban de sorprender. Hannah estaba encantada con mi collar y no lo soltaba; Danny que era mucho más independiente gateaba por toda la alfombra asustando al pobre de Olly, que temía por la seguridad de sus orejas y cola.

Le hice gestos a Hannah, que me observaba con una sonrisita boba, le besé la nariz, le besé la frente y luego la sostuve con los piecitos descalzos sobre la alfombra, haciendo que aunque no pudiera sostenerse sola diera unos pequeños pasitos. Danny estaba perdida en un abrazo que Olly parecía aceptar, pero Hannah estaba riendo y aplaudiendo con la extraña sensación que le daba la alfombra entre los deditos de los pies. Después de ella, siguió Danny, que pataleo como si estuviera en el agua, acabó por llorar con fuerza y la tuve que arrullar para que el llanto terminara.

Para entonces, Tom ya había escuchado y estaba frente a mí, con Hannah en un brazo, perdida en la curiosidad que representaba el colguije alrededor del cuello de papá.

- Me llegó la cuna. – Anuncié.

El silencio no me agradaba y sabía que iba a necesitar ayuda para armar las camas.

En mi intento por hacer todos los arreglos rápidamente para no tener que ver más a Tom, había comprado nada más y nada menos que dos cunas tipo "ármelas usted mismo", ni siquiera había ido a un Ikea, pero terminé con un par de cajas en medio de la bonita habitación rosa a la que solo le faltaban las cunas y dos bonitas niñas.

- ¿Te las quieres llevar? – La voz de Tom me sonó extraña, al mirarlo me di cuenta de que estaba un poco pálido.

Al fin se daba cuenta de cómo eran las cosas, el tonto no había dejado ni su casa, ni a sus hijas; ¡por supuesto que no se daba cuenta de todo lo que nuestra separación significaba!

Memorias (Tom Kaulitz Fanfiction)Where stories live. Discover now