Al día siguiente sí tuve que ir a la oficina, había acabado de leer el libro la noche anterior y estaba preparada para ir a la oficina del productor para saber qué era lo que tendría que hacer para un segmento que teníamos cada semana y que en la siguiente emisión sería mi turno de conducir.
Nada más y nada menos que un día de entrenamiento con un grupo de animadoras. No me quejaba, pero siempre que era mi turno hacer el segmento había que hacer alguna cosa por el estilo, mientras que ademas usaba alguna falda corta. La mayor parte del tiempo me resultaba complicado hacer mi trabajo, pero ésto era algo que yo necesitaba para lograr llegar a tener mi propio puesto en las oficinas, para poder escribir material que importara, o al menos eso me gustaba creer.
Cuando salí de la oficina fui al set, era una sala enorme con una mesa ovalada en el fondo frente a una pantalla verde y en el suelo había muchos cables, uno debía caminar con cuidado, yo iba a grabar ese día solamente un pequeño comercial para recordarle a la gente acerca de un par de eventos que estarían televisados por el canal.
Mis compañeros estaban sentados a la mesa con sus hojas listas para grabar un par de promocionales, yo los saludé desde lejos y cuando el director me pidió un momento tomé la oportunidad para preguntarle a los comentaristas sobre un tal "Tom Kaulitz" ya que me negaba a escribir su nombre en Google y "sentirme con suerte".
- ¿Qué quién es? - Uno de ellos se rió, el que tenía el peluquín más falso de la historia de peluquines.
- ¿Dónde viste su nombre? ¿Ha salido con alguna modelo o algo? - Preguntó el otro, era un hombre joven pero igualmente me trataba como si fuera alguna clase de idiota.
Me molestaba haber conseguido el trabajo como conductora de un programa de deportes porque mis compañeros eran en su mayoría maleducados e irrespetuosos. Nunca podía hablar, por ejemplo, con ellos dos porque en cuanto decía que tal o cuál equipo iba a ganarle a tal o cuál equipo ellos me preguntaban que a cuál jugador le había echado el ojo. Siempre era lo mismo.
- Lo escuché por allí, - fingí una sonrisa para no golpearlos, odiaba que me trataran así, - pensé que ustedes lo sabrían.
- No entiendo para que lo quieres saber, a ti ni siquiera te gusta el boxeo ¿o sí? - me preguntó el del peluquín. Fingí demencia. - Solamente tiene cuatro títulos mundiales en tres categorías distintas, dos títulos internacionales, el mejor Peso Mediano del mundo en éste momento.
- El mejor de su categoría y además es un gran tipo, lo entrevisté hace unos meses, es un hombre genial, no estás nada perdida Anna.
No sabía si sorprenderme, borrar su número de mi agenda telefónica o reírme. Reírme con muchas ganas.
Cuando volví al departamento por la tarde, ya había arreglado todo para mi día con las porristas de los vaqueros de Dallas; lo único que me emocionaba era saber que no sería la única en cámara con unos shorts ridículamente cortos y ajustados.
Apenas entré al departamento, me quité los zapatos y saqué mi teléfono del bolso. Sonreí como una tonta al ver que tenía un mensaje de "el tipo del té".
Quería saber si nos podíamos ver el día siguiente, sabía que quería decir que sí pero también sabía que si iba a salir con un tipo que aparentemente era el mejor de su categoría, necesitaba estar segura de poder manejarlo. Uno de los motivos por los que nunca me llamó la atención el boxeo era que no encontraba entretenido ver a un par de hombre o mujeres golpearse por dinero. Ahora no sabía como sentirme respecto al tipo del té con los ojos cafés más bonitos que jamás había visto y la sonrisa más honesta que había conocido. Si me había sonreído, era porque de verdad le agradaba, sus reacciones habían parecido ser espontaneas y naturales, aunque había captado bastante rápido que le estaba coqueteando y coqueteó de vuelta en seguida.
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Memorias (Tom Kaulitz Fanfiction)
FanfictionAnna Kościuszko era una chica joven recién egresada de la universidad cuando consiguió su trabajo de ensueño como comentarista deportivo en Las Vegas y conoció al campeón mundial, al boxeador favorito de Nevada: Tom Kaulitz. Ahora su afán por gana...