Puede haber errores y lo siento, pero no pueden culparme estoy muy cansada y bla... ¡ustedes lean!
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Tom y yo decidimos que nos quedaríamos en Nueva York por un par de días para aprovechar el viaje, Hannah y Danny se acostumbraron rápidamente al clima, parecían completamente cómodas envueltas en las mantas y siempre estaban dispuestas para una siesta, en especial Danny.
Cuando Tom y yo no despertamos por la mañana el día antes de volver a Vegas, recibí una llamada de Emilie.
- Espero no haberte despertado, - me había dicho, - es solo que necesitamos salir a cenar los seis, cuento con tus pequeñas.
Me tuve que reír, Emilie siempre parecía más alegre al contemplar la idea de ver a las niñas.
- No, no... ya estábamos despiertos. – Le aclaré. – Dime la hora y el lugar, no creo que Tom tenga inconveniente.
- Bueno... en cuanto Georg haga la reservación te envío un mensaje, ¿vale?
- De acuerdo. Y... ¿qué ha pasado con lo que hablamos?
Hubo un instante de silencio y luego Emilie respondió como si nada.
- ¿Qué de todo? – Me preguntó.
Habíamos salido en los días anteriores y Emilie me había contado sobre su problema con los bebés. No le había resultado fácil decírmelo, pero parecía más relajada cuando habló del tema y al preguntarle a Tom él me dijo que Georg también la había notado más cerca de lo normal.
Si las cosas habían sido difíciles para mí, para Emilie eran horribles. Cuatro embarazos mal logrados en los últimos dos años, de ellos, Georg no sabía nada. Emilie se negaba a pensar que era porque no pudiera tener hijos, pero sí le preocupara el hecho de que era unos años más grande que lo ideal. La tranquilizaba diciéndole que ni siquiera tenía treinta y que de seguro se darían bien las cosas después de que hablara con un médico y planeara las cosas con Georg; pero de cualquier modo, la situación de Emilie era muy triste, ella lo sabía y por lo mismo intentaba ignorarlo.
- Emilie, ¡ya sabes! – No iba a decir nada tan cerca de Tom.
Estaba acostada en la cama con él, comiendo el desayuno y cuidando a las niñas, que estaban acostadas en la cama en nada más que sus pañales color rosa. Hannah se estiraba y jugaba con los deditos de sus pies mientras Danny se chupaba el dedo.
- Pues nada, que no le he contado nada. ¡Y ya no me preguntes! ¡Que tengo mejores cosas que contarte a ti, y si sigues así, no te contaré nada!
- Vale, entonces ¿me contarás esas cosas está noche?
- ¡por supuesto!
- ¡Más te vale, Listing!
- ¡Ay, Kaulitz, eres una pesada!
Nos llamamos una a la otra por los apellidos, pero las dos lo hicimos con cariño.
- Hasta la noche, saludos a Georg.
- Y a Tom. Nos vemos.
Colgué y bajé el teléfono.
Tom me miro con expresión divertida.
- ¿Emilie? – Preguntó por mera cortesía, ya sabía la respuesta.
Asentí y lo vi levantar a ambas niñas en sus brazos, haciendo gala de sus habilidades para manejar a las pequeñas como si no fueran más que un par de almohadillas.
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Memorias (Tom Kaulitz Fanfiction)
ФанфикAnna Kościuszko era una chica joven recién egresada de la universidad cuando consiguió su trabajo de ensueño como comentarista deportivo en Las Vegas y conoció al campeón mundial, al boxeador favorito de Nevada: Tom Kaulitz. Ahora su afán por gana...