Apenas llegue a la terminal de autobuses, solicité un Uber, no estaba contratiempo pero con el tráfico que hay en la capital es capaz que llegue más tarde de lo acordado.
Mi madre esta vez no vino, mi padre tenía miedo de que me viniera sola pero no es tan peligroso si utilizo el uber para desplazarme de lugares, mi madre lo convenció para ahorrarle la plata a la madre de Jean, además dijo que ella iba a estar aburrida en el hotel, ya que la única que estaría en movimiento sería yo pero si prometieron venir el sábado para apoyarme.
Cuando llego al edificio le agradezco al chofer y me dirijo adentro, me fijo en la hora y todavía faltan 20 minutos, hoy el tráfico no estaba tan insoportable como otros días. Observo a la misma chica que nos brindó información aquella vez.
—Buenos días —saludo.
—Buenos días linda, ¿Cuál es tu entrenador? —me consulta.
—Sean James.
—Está en la sala 3.
—Gracias —ella me sonríe como respuesta.
Camino hacia el pasillo que da hacia las salas de entrenamiento, miro dos chicos pero son de los otros equipos, no veo a ninguna de mis compañeras o tal vez ya están dentro. Me da miedo que, al igual que los demás seres humanos de género femenino, les caiga en los ovarios sin razón alguna.
Así que entro a la sala de una vez.
La sala está en silencio y solo veo una persona dentro. Trato de reprimir los nervios al tener a Sean casi al frente de mí, él quita la mirada de su móvil y me observa, su sonrisa se ensancha.
—Al menos llego una, pensé que me iban a dejar plantado.
Yo jamás te dejaría plantado.
—Oh no, es que yo no estaba en el hotel, me vine directo de la terminal —dejo mi mochila debajo de mi silla y me siento.
—Seguramente la buseta se demoró.
—De hecho, porque solo vi dos chicos que seguramente hicieron lo mismo que yo, no les iba a dar tiempo ir al hotel y luego volver —mientras muevo mis manos de un lado a otro.
Él ríe de una forma pequeña y casi silenciosa.
¿Ahora de qué se ríe? No dije ningún chiste.
Al ver mi cara de confusión decide aclararme la razón de su risa.
—Lo dijiste de una forma divertida.
—Sólo hable normal — me encojo de hombros.
—Es que no hablas normal, todo lo que dices lo haces de una manera divertida y mueves tus manos como si quisieras dramatizarlo con ellas —sigue riendo.
—¡No es cierto! —exclamo.
—¡Sí lo es! —me responde de la misma manera.
Cuando le iba a responder, mis compañeras de equipo entraron por la puerta y nos miraron, primero a él y después a mí y eso me hizo sentir un poco incómoda. Sean se levanta al observar que llegaron las restantes y les dice que tomen asiento.
La puerta se abre dejando ver a un Kaden muy apresurado y agitado.
—Lo siento chicas, casi no vengo, ese tráfico está de los diablos —dice colocándose a la par de Sean.
—¿Están listas? —nos pregunta Sean.
—¡Sí! —decimos al unísono con una sonrisa.
Al menos yo, tengo unas ganas de empezar y me muero por saber cuál canción que debemos interpretar.
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Do It Again ©
RomanceAaliah Miller, una costarricense soñadora de 16 años, desea que su talento sea conocido por el mundo pero tiene que creer en él , tal como un diamante, que está a punto de ser pulido por aquel chico rubio que coloca su confianza en ella, sabe que pu...