Capítulo 9. Lean On

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Pienso en como las horas se pasan volando y los días también, es raro que hace mucho tiempo se pasaba lento y ahora, actualmente con solo hacer un chasquido con los dedos ya estás en un mes en que te quedas confundido y asombrado. Todo va cada vez más rápido, la tecnología va evolucionando, la ciencia, la sociedad...

También puedo pensar, en todas las personas que están en este mismo instante siendo felices por una razón en particular o tal vez sin razón alguna, puedo pensar en las personas que estén llorando por problemas o porque se sienten tristes, sienten que en su vida tal vez, hay alguna cosa que no les está saliendo bien, que hay un obstáculo que llevan durante mucho tiempo en su espalda y no saben cómo zafarse de ellos.

Todo es tan extraño.

Todo es tan irónico y giratorio porque cualquiera sea la situación o el problema por el que estás triste o llorando, siempre te llevan al mismo lugar; al sufrimiento, a un abismo, a un hoyo negro, del cual no sabes cuan hondo sea, solo sabes que todo se ve negro.

Y eso es lo que pienso cuando estoy en la espera de mi horario, cuando no estoy haciendo nada y me sumerjo en mis propios pensamientos. Estas siguientes batallas, ya no son en conjuntos, es decir, cada uno canta una canción diferente pero en una misma batalla. Y esta vez no sé qué canción me vayan a asignar.

Solamente falta media hora para que sean las cuatro de la tarde y comenzar mi entrenamiento. Decido lavarme los dientes y arreglarme un poco antes de marcharme, luego de quince minutos bajo hacia la entrada del hotel, la buseta me debe estar esperando.

Veo a dos chicos más, los del equipo de Emma y Alex, la buseta se detiene en la entrada y se bajan los tres concursantes que estuvieron en la práctica anterior. Me adentro a un lugar cualquiera, y luego miro a mi alrededor, en este momento me siento sola, extraño a Violet a mi lado hablando de tonteras mientras pasa el transcurso del viaje hacia el edificio.

Observo a una chica y a un chico, todo está en silencio, ninguno habla, solo nos sumimos en nuestros pensamientos. Cada vez quedan menos y me da miedo ser una de los menos. Cada vez me voy a esforzar más, cada día me voy a superar, voy a pasar los límites y ser una mejor persona, una mejor cantante.

Quiero demostrar que realmente quiero estar acá, que lo deseo con toda mi alma, quiero que vean mi dedicación y mi amor por la música, a Dios le pido las fuerzas, la paciencia y la perseverancia para llegar hasta donde deseo.

Después de pasar por recepción, me dirijo a la sala que la secretaria me ha indicado, abro las puertas y me encuentro a Sean sentado cantando, me quedo quieta escuchando su melodiosa voz, él no se ha percatado de mi presencia, se ha sumergido en su mundo cuando canta, es lo mismo que me pasa a mí, me olvido del lugar en el que me encuentro y todo lo que está a mi alrededor.

Está cantando una canción que nunca la había escuchado, no es de él o no sé si será nueva para el próximo álbum. Pero se escucha genial y más con su voz. Suelto las puertas para que se cierren automáticamente y Sean se gira hacia mi dirección asustado por lo que da un brinco.

—Siento si te asuste —le digo apenada por el brinco que pego.

—Oh, no te preocupes —lo dice con su acento natal que se nota a grandes zancos aunque haya aprendido a hablar español, no lo habla normal, tiene su acento extranjero incluido.

Miro su rostro detenidamente y su semblante se encuentra triste, al menos sus ojos lo demuestran aunque dibuje una sonrisa, se puede discernir el fingimiento. Decido no preguntarle nada porque no me quiero ver como una entrometida, aunque en algún lado de mí, me afecta y no entiendo la razón.

—Disculpa a Kaden no podrá venir en unos días porque le surgió un problema y tuvo que regresar a Los Ángeles.

—Ojalá se solucione lo que le haya pasado —comento.

Do It Again ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora