Capítulo 14. ¿Te puedo pedir una cosa?

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Mis mejillas se sonrojan, todos escucharon tal oración, mientras a la vez me encuentro asombrada y maravillada. Hay muchas personas dentro del salón con una mucha iluminación y una decoración muy bonita, me hicieron una fiesta.

—¿Cómo que este niño quería violarte? —Escucho la voz de mi padre.

Lo miro a mi lado y está con el ceño fruncido mirando al "violador", además puedo escuchar los quejidos de Kaden, ya que mi padre lo tiene agarrado de una oreja.

—Señor Miller, usted sabe cómo es su hija de dramática —dice quejándose.

No aguanto y me tiro en sus brazos, a mi viejito se le olvida el energúmeno de Kaden y me corresponde el abrazo.

—Pensé que se habían olvidado de mis cumpleaños —le digo.

Mi padre me mira severo.

—Jamás mi sol. Solo que el rubiecito ese, tu entrenador, te planeo una fiesta sorpresa y nos dijo que hiciéramos como que se nos había olvidado pero todo era para darte esta sorpresa. ¡Feliz cumpleaños solecito!

—Gracias papi —Beso su mejilla.

Me tiende una cajita azul.

—No te hubieras molestado papito —lo reprimo.

—No es ninguna molestia, sol.

La abro y encuentro una cadenita de oro con un corazón.

—Está hermosa pa —le digo fascinada.

—Abre el corazón, pequeña.—me pide.

Hago lo que me pide y cuando lo abro mis ojos se van aguando, se cristalizan. Es una foto de nosotros tres.

—¿Te gusta? —me pregunta dudoso.

—¡Me encanta! —lo abrazo—. Gracias.

Sonríe, se la tiendo para que me la coloque alrededor de mi cuello y así lo hace.

—También es parte de tu madre, así que salúdala.

—¡Feliz cumpleaños mi niña!

Me doy la vuelta y miro a mi madre. Se ve preciosa, más de lo que es. Esta vestida con un vestido y unos zapatos de tacones, su cabello suelto y ondulado, y maquillada. Ya veo porque mi padre se casó con ella.

—Gracias. Por Dios ¡Mamá! ¡Estás hermosísima!—grito y la abrazo.

Cuando nos separamos, tomo una mano de ella y le doy una vuelta. Ella se sonroja.

—¿Verdad que se ve muy hermosa y anda enseñando mucho? —escucho a mi padre gruñendo.

Río por ser un celoso.

—¡Papá! —lo regaño—. No enseña nada, estás loco.

—Me la van a quitar —Se cruza de brazos como un niño chico.

—No digas eso, además, tú también te ves guapo y yo no te digo nada —dice mi madre con una ceja elevada y pasa sus brazos por el cuello de mi padre.

—Esta fiesta está de pelos, hay mucha comida —escucho la voz de Jean a mi costado.

Esta vez le agradezco su aparición para darles espacio a mis padres y sus cursilerías, ahorita se terminan diciendo "te amo" y se dan un beso, y a mi padre se le olvida todo.

—¿Sólo eso te importa engendro del demonio? —le consulto con los ojos entrecerrados.

—Sí pero me importa más que estamos cumpliendo años —me dice con una sonrisa.

Do It Again ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora