Capítulo 19

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***perdón la tardanza***

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Nubes negras, días grises, sentimientos insensatos, una indiferencia combinada con dolor interno, incapaz de soportar, era lo que John Lennon sintio en los dias respectivos del juicio y los posteriores. Pero en cuanto escuchó aquella frase que salia de los labios de May, fue como si la felicidad regresará nuevamente, era una oración de aliento que le permitía seguir viviendo.

— ¡Dímelo!—exclamo de mala manera.

— ¿Debería?— con esta pregunta, May demostró su indiferencia.

— ¡Claro que sí!—Linda intervino—May, por favor apiádate de John, él no merece sufrir de esta manera.

—Tú misma lo has dicho, Linda—ella prendió un cigarro maliciosamente—. Pero el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.

— ¿¿Qué quieres decir??—John se desesperó y sacudió rápidamente a May de los hombros —. ¡Dime, dime!

—Eso sería la salida fácil —ella se soltó finalmente—. Le ganaríamos a Yoko en su propio terreno, más bien, seria yo quien lo hiciera, tú no harías absolutamente nada y sin embargo habrás ganado.

—Por favor...—él se arrodillo frente a la mujer— Te ruego por todo lo que quieras, pero dímelo.

—. ¿Por qué tú no dices nada de lo que Yoko te ha hecho? Con eso podrías salvarte.

—. ¡No puedo!—vociferó entristecido—. ¿No ves que no puedo? ¿Cuánto dinero quieres May?

—No quiero dinero—se indignó ante semejante proposición—Lo único que quiero es que digas la verdad, que te defiendas con tus propias palabras del juicio, no puedes esperar a que yo llegue a solucionarte la vida.

—Eso quiere decir que... ¿No me dirás, cierto?

—Te dejará en shock lo que te diré, pero si tú no haces nada para salvarte, yo no lo haré.

—Eres tan insensible—Linda se interpuso entre los dos—. Tienes que decirle lo que sabes, es por nuestro bien.

—Que mal trabajo estás haciendo—May movió negatoriamente su cabeza—. En vez de convencerlo, de orillarlo a que diga todas las barbaridades que hace Yoko, solamente quieres que se esconda como un cobarde y John... no te diré nada hasta que no demuestres que en verdad quieres salvarte de la condena. Así que...—tomó su bolso de mano—. Me voy, y piensa muy bien las cosas si tú no das los golpes, yo no podré dar el puñetazo final.

—Está bien—John suspiró aceptando sus peticiones—. Tienes toda la razón al no darme lo que quiero escuchar, pero soy optimista, le ganaré a Yoko con o sin tu ayuda.

—Nos vemos—la mujer que tenía esa información tan importante se fue, sonriendo para si misma, como si hubiera logrado el objetivo que tanto quería.

Luego de que la puerta fue ligeramente cerrada, John y Linda no sabían que hacer, ella era toda una mujer experta para convencer, persuadir y en algunos casos hasta manipular, pero con él se sentía diferente, no podía darle palabras de aliento para que pudiera atacar a Ono por maneras peores, ya no sabía qué clase de apoyo debería de darle, no quería entrometerse en eso, pero John era consciente de que todo lo que dijo May era cierto, siempre se acostumbró a estar acompañado, que alguien le dijera que hacer, tanto así que perdió una parte de su autonomía, pero estaba dispuesto a recuperar toda la libertad que hace tiempo olvidó.

El tercer hijo de John LennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora