El tercer hijo de John Lennon

Capítulo 21

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El cuerpo de John Lennon se estremeció por completo, se quedó helado hasta que empezó a temblar lentamente. May dudó por instantes si estaba bien, así que le arrimo una silla, pero ni siquiera pudo sentarse, estaba al borde de un shock.

— ¿E-eres?—dijo con la poca fuerza en sus palabras—. ¿La... madre de Sean?

—Sí—dijo ella y todavía no podía verlo a los ojos.

John tomó estragos y su respiración se volvió lenta, con su debilidad de aliento, dijo:

— ¿Cómo?

—Te reitero que en el lost weekend no hicimos cosas justamente sanas o agradables.

—Lo sé—asintió con pesadez—Pero... usaste protección ¿No?

Se congeló su mirada.

—Yoko necesitaba ir con doctores—explicó—. Asistió con muchos de ellos en diversos países, incluso con brujos, pero dos doctores prometieron hacerla capaz de tener hijos de nuevo y...

— ¿Qué paso?

—La hicieron completamente infértil, ella casi los demanda—siguió relatando—. Acudió con brujos, sanatorios, gitanos y astrólogos, pero era imposible que pudiera darte un hijo.

— ¿Y eso qué quiere decir?

May cerró los ojos con profundidad y detalló:

—Por eso me eligió como tu amante personal, si ella no conseguía nada yo le daría a mi hijo—sollozó—. Así paso, te hice creer que tome pastillas, pero no.

—Es que...—John titubeó dolorosamente—. No entiendo cómo pudo pasar esto. Yoko me mintió.

—Ella usó un vientre de embarazada falsa—intuyó—. Yo renuncie después para que no pudieras verme, tampoco viste el parto de Sean, pero estuviste presente—siguió llorando—. ¿No recuerdas?

—Ahora que lo mencionas—dijo con una tranquilidad aterradora—. Es cierto, me corrieron del parto no sabía que la persona del otro lado del cuarto—suspiró—. Eras tú.

—Sí—May no evitaba llorar, cubría su rostro con las manos—. Me arrebataron a mi hijo. Yoko es la peor y estoy segura de que me odias.

—Te odiaré si no dices esto en el juzgado.

—Cierto—no hallaba otra alternativa—. Estoy consciente de esto, pero por favor, permíteme ver a Sean, no me lo quites.

—Descuida... tenemos que ganarle a Yoko.

—Gracias—May se refugió en los brazos de John.

(...)

2 semanas después:

Cuando el médico dio el alta a Paul, él no pensó en otra cosa más que ir con sus hijos, ni siquiera se preocupó de nada más que llegar a su casa, tomó el primer taxi y fue tan rápido que ni siquiera el doctor tuvo tiempo de avisar la buena nueva. Lo único que hizo fue llegar a su sala, quería ver a sus hijos aceptando a Francie, o estableciendo una relación amigable, pero cuando entró a la habitación de Heather...

No podía creer lo que estaba viendo.

—. ¡USA BIEN LOS TACONES! —Francie gritaba al mismo tiempo que señalaba los torpes pies de Heather, intentando moverse con aquellos zapatos.