Capítulo 6

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*Resubido*

May Pang se quedó totalmente estupefacta después de escuchar esta proposición ¿Acaso podría ser cierto? John Lennon ¿Quería casarse con ella? No podía creerlo, sus piernas tambalearon totalmente e inclusive se sintió completamente nerviosa, John tocaba su cadera con mucha sensualidad y a la vez con un deseo irrevocable, ella se volteó, no quería tener problemas con Yoko otra vez ni mucho menos ser plato de segunda mesa.

— ¿Qué? — pregunto y miró a John fijamente a los ojos. — ¿Qué estás diciendo?

—Ya lo oíste May...— la sujeto de los hombros. — En cuanto pase todo esto, quiero casarme contigo.

—P-pero... Yoko nunca lo permitirá.

—Ella dejará de ser mi esposa, no tiene nada que permitir.

—John...— suspiró largamente. — Pero tú aún extrañas a Cynthia, me sentiría muy mal que... hablaras de ella todo el tiempo.

—Escucha querida. — se puso serio y achico su voz. —Soy totalmente honesto, y dejaré de hacerlo, Cynthia ya tiene otra vida, otro hombre, no tengo porque intervenir, así que quiero ser feliz...— tomo sus manos. — Contigo, contigo May Pang.

— ¿Estás seguro? Y... ¿Si te quitan a Sean?

—No importa, él seguirá siendo mi hijo y si Yoko me prohíbe verlo. — tomo aire. — Yo, la destruiré, no importa como lo haga, pero así lo haré.

—Bueno, tal vez tenga que decirte algo, pero eso será en su momento.

— ¿Qué es?

—Sé paciente. — May toco su frente con ternura. — Pronto, lo descubrirás.

Ella se fue caminando de una manera muy provocativa sin mirar atrás, John únicamente se fue del otro lado mientras se ponía su bufanda y caminaba tranquilamente con su maleta hasta el otro lado de Nueva York, lugar exclusivo donde se localizaba su nueva residencia, donde viviría con Linda y Leopold, ni siquiera él mismo podía creer lo que estaba pasando, pero ni modo, aceptaría todas las consecuencias por sus actos.

(...)

Linda McCartney acomodaba sus cosas en la maleta con mucha lentitud, se escuchaban sus pequeños llantos aunque ella no quisiera decir nada, siempre cargaba un pequeño suetercito de James porque quería mantener vivo su aroma, ella era muy dependiente de sus adorados niños, ella los necesitaba más de lo que ellos a ella, en cuanto encontró la diminuta y hermosa prenda de su hijo, la froto sobre su cara y no pudo evitar llorar.

—No...— susurro con lentitud. — Es que no me puedes hacer esto, Paul. — volteó y miró como su marido estaba sentado en un sillón, tenía las piernas abiertas, recargó su cabeza y miraba al techo, en su mano izquierda tenía un cigarrillo.

—Piensa en el niño. — se limitó a decir, pero la verdad es que esto también lo afectaba mucho a él.

—No, no voy a pensar en un desconocido. — Linda siempre era reconocida por su firmeza y fuerza de mujer. — ¡Voy a pensar en mis hijos! ¡Heather, Mary, Stella y James! No en él ¿Acaso no entiendes?

— ¡No! — Paul se desesperó y se levantó con rudeza del sillón. — ¡Ellos lo tienen todo, Linda! Tienen una casa, tienen a dos padres que los aman y... ¿Qué tuvo Leopold? Solo a Susan y un lugar horrible en el que no merecía estar, Leopold morirá pronto, por lo menos necesita un momento familiar ¿No comprendes?

—Es que... ¡No quiero separarme de ti ni de mis niños! ¡Te amo! Y lamento no haberte dicho esto antes, fue mi error, pero ¡No quiero pagar tan caro!

El tercer hijo de John LennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora