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Querida coleccionista de mundos:

Pequeñas cosas habían cambiado desde el accidente que tuvimos donde los estantes de habían caído, pero para mi eran grandes cosas, tú seguías igual de amable con los clientes, igual de distraída tropezando con todo cada vez que tenías un libro, tu peinado no habia cambiado, el frio de esta ciudad y la nieve seguía en su lugar, y las personas con grandes abrigos entraban y salían, yo seguía viéndote, pero ahora lo hacía con más placer, porque me sonreías, al entrar a la librería, cuando me caminaba entre los estantes, y cuando salía, me mirabas y sonrías.

Algo A Lo Que AferrarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora