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Querida coleccionista de mundos:



Te ofrecí leer el manuscrito, y aceptaste, te sentaste en el suelo, recostada contra el mostrador, con los ventanales de cristal a tu izquierda, habia una gran tormenta afuera, casi nadie había venido, yo apenas tenia un año, casi dos, viviendo aquí y apenas me acostumbraba al frio, siempre frio, lluvioso o nevoso ¡Vaya clima! Me senté a tu lado y cogiste mi corrector, y leíste el manuscrito en voz alta, solo te escuche, y lo corregimos juntos, tenías talento, mucho.


Algo A Lo Que AferrarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora