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Querida coleccionista de mundos:

Te encantaba editar manuscritos, era como tu pasión, casi tanto como leer, y eso es mucho ya que cada vez que leías y te hablaba me mandabas a callar, y cuando hablabas de un libro, con ese brillo en tus ojos y ese entusiasmo podía ver lo mucho que los amabas, mirabas a los clientes a los ojos sostenías el libro y les decías con animo porque no importa que un libro siempre valdría la pena ser comprado, y luego en tus pocos tiempos libres me sacabas de mi oficina, y leías junto a mi, en voz alta y con mi corrector, como la primera vez, y siempre desee que no fuese la ultima.

Algo A Lo Que AferrarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora