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Querida coleccionista de mandos

Me invitaste a pasar noche buena contigo, ambos la pasaríamos solos así que era mejor estar solos en compañía, te pregunte si debía llevar algo y de inmediato exclamaste que debía ayudarte a cocinar, no solo traer algo, así que me levante temprano esa mañana y fui a tu apartamento, mientras intentábamos hacer una comida decente, pero era difícil con tus bromas y risa contagiosa, además no eras muy buena cocinando, en una te frustraste con las ollas y las tiraste todas al suelo, exclamaste "¡Que estupidez! No hare esto” Y te sentaste a leer en el sofá por media hora, luego volviste y me ayudaste, claro, sin dejar de gritar que debimos haber ordenado algo, tu actitud me daba risa y me gritabas por burlarme de tu poco conocimiento culinario, no obstante entre gritos reías.

Algo A Lo Que AferrarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora