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Querida coleccionista de mundos:

Dos días después te habías ido, completamente, pero sí me avisaste, me hizo sentir especial, me dijiste que necesitabas arreglar algo con alguien, y pude ver en tu computadora una exposición de pinturas, no sabía quien era, pero sabía que ibas ahí, me preguntaste incluso si quería acompañarte, pero vi que era en Rosario, Argentina, me prometí nunca volver ahí, pero eso no te lo dije, así que te fuiste.

Algo A Lo Que AferrarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora