Los pasos de Jennifer se detuvieron cuando al cruzar la calle, quedó frente a un edificio, quedando absorta por éste.
Un cartel con luces de neon iluminaba la facha y en él, había escrito: Hotel Capital Resorts.No supo cuanto tiempo estuvo parada frente al hotel, con su mirada perdida en el nombre y en el cartel. ¿Qué diablos le estaba pasando? Tuvo que agarrarse a una farola y apoyarse en ésta al sentirse algo mareada y de pronto, unas imágenes de aquel lugar acecharon en su mente. ¿Había estado ya allí? Se veía a ella misma, entrando en ese hotel con un vestido... ¿blanco? ¿A caso había soñado con ese lugar alguna vez?
De pronto, diversas imágenes arrebataron su mente, sin orden alguno, obligándola a sostener más fuerte la farola ya que su cuerpo amenazaba con caerse.
Capital Resorts... Por todos los dioses, el hotel en el que pasó su primera noche con... ¡Colin!
Todos los recuerdos regresaron a su cabeza, provocándole un mal estar en todo el cuerpo al recordarlo todo de nuevo, todo lo ocurrido...Sintió unas inmensas ganas de llorar, sus ojos amenazaban con romper en lágrimas de un momento a otro. Los días desde el accidente... Lo que había tenido que pasar Colin, el daño que le había hecho y para colmo, lo ocurrido hacía apenas 10 minutos.
Sentía vergüenza de si misma, claro que no recordaba nada y había sufrido una enfermedad pero no podía soportar el hecho de haber hecho daño a la persona que más amaba y que más había amado en su vida.No se esperó ni un segundo más, y haciéndose con sus tacones en la mano, paró el primer taxi que cruzaba la calle, dándole al conductor la dirección donde se dirigía: su casa.
No estaba ni a 15 minutos de su hogar, pero los minutos le parecieron una maldita eternidad, hasta que al fin, llegó a su destino y pagó al conductor sin esperar el cambio. "¡Quédeselo!" Le dijo al conductor mientras bajaba del vehículo corriendo tanto como sus piernas podían.
¿Y si ahora no quería verla? No había tiempo para dudas ni para preguntas, tan solo se limitó a llegar a la puerta de la casa de ambos y golpearla desesperada.En cuanto Colin abrió la puerta... No necesitó más. Sabía por su mirada que le recordaba, había regresado aquellos ojos verdes que tanto amor albergaban por él, esos ojos que le miraban como nunca nadie lo había hecho.
–Colin... –Su voz sonaba un tanto quebrada junto con una mezcla de sentimientos. Por un lado parecía que iba a romper a llorar, y por el otro, su tono de voz estaba envuelto de la emoción de recordar al amor de su vida.
–Jen...
Sin si quiera la rubia haber entrado dentro, ambas manos del irlandés fueron a parar a sus mejillas, agarrándolas para fundir sus labios en un apasionado beso.
Un beso que no tardó en ser correspondido a la par que Jen de un salto entrelazó sus piernas a su cintura, cerrando la puerta con su propia espalda y besándole como si llevase una eternidad sin hacerlo. (Que en parte, y para ellos, fue algo así)Un beso ansioso, desesperado, un beso capaz de demostrar el anhelo que sentían, cuanto se amaban. El sonido de sus lenguas y sus jadeos por la falta de aire dominaba en el lugar. Colin rodeó su cintura con ambas manos, cargando con su cuerpo y emprendiendo el paso escaleras arriba. En el trayecto hasta su dormitorio no se separaron de los labios ajenos nada más que para coger el aire que les faltaba.
El irlandés la lanzó a la cama y Jen vio en él una mirada de deseo que nunca había visto antes. Realmente, la había extrañado y estaba hambriento, hambriento de ella
–C-Colin yo... Siento...
–Shhh, no. Ahora no...
Colin si quiera le dejó terminar la frase, pues tras pedirle silencio, sus labios fueron a parar a su cuello, dejando un regado de cálidos besos en su piel que lograron estremecer a la rubia. Tenían tiempo para hablar, tiempo para disculparse, tiempo para todo... Tenían una vida por delante.
ESTÁS LEYENDO
Más allá de las cámaras.
Romance«El hecho de que él, lleve un anillo con un nombre, no significa que su corazón, no pueda latir por otra persona.» Jennifer Morrison, una joven de Los Ángeles y actriz en una serie, se enamora de su compañero de trabajo, Colin O'Donoghue un atractiv...