Tick tack, tick tack.
Aquél era el único sonido que resonaba en la habitación. El reloj marcaba las 2 de la madrugada, la alarma sonaría en 4 horas y aún así, Colin era incapaz de conciliar el sueño. Sus azules ojos estaban fijos en el techo. Como si el blanco del que estaba pintado pudiese responderle que era aquello que había sentido al probar esos labios. No sabía si era psicológico o real pero aún seguía sintiendo el sabor de sus labios sobre los suyos. Deslizó de nuevo la yema de los dedos sobre sus propios labios, delineándolos, como si así pudiese ser capaz de sentirla. En sus años como actor nunca antes había sentido nada parecido, si quiera era capaz de explicar lo que sintió. Fue como si los labios de la rubia habían sido capaces de llevarle al abismo, como si le hubiesen ardido como el mismísimo infierno, a la vez que le habían hecho tocar el cielo. No. No se podía permitir sentir algo así. Al menos no por alguien que no fuese su esposa. Tenía que detener aquello antes de que fuese a más lo que quisiera Dios que había sentido con ese beso.Aquél día, llegó al rodaje entre bostezos y con unas ojeras que captaron en seguida los presentes, preguntándole sobre su estado y si se encontraba bien. El reloj marcaba las 8 de la mañana, todo estaba listo para el capítulo de hoy, o mejor dicho para el dichoso capítulo de hoy en el que Hook, tenía que confesar que estaba enamorado de Emma, que aquello había sido más que un beso. Si eso no era cosa del destino, Colin maldijo todas las casualidades del mundo.
-Creo que hoy te hace más falta a ti. -La voz de la rubia congeló todo su ser, le sobresaltó por detrás. Cogió aire antes de enfrentarse a aquellos ojos verdes. Se volteó y allí estaba ella. Tan preciosa como la primera vez. Con el pelo perfectamente planchado, un alisado que realzaba su rubio cabello. Y aquella camiseta de tirantes gris que deseaba arrancar con el garfio de... Por todos los dioses. Maldita sea. ¿Pero qué diablos estaba pasando? Se tensó ante aquel pensamiento que paso por su mente y con un simple gesto de negación realizado por su cabeza, se dirigió al plato, dejando sola a Jen, una Jen desconcertada ante aquel frío gesto, preguntándose si algo había ocurrido que le hubiese hecho comportarse de tal manera.
Luces en su sitio, focos iluminándoles, cámaras listas, micrófonos rodeándoles, estaban mas que listos para rodar la escena donde Colin, utilizó a su personaje para confesar lo ocurrido en el día anterior.
-Besé a Emma.
-Ya se lo conte a Mary Margaret así que en teoría no es un secreto. Pero solo fue un beso, ¿ese es tu secreto más oculto?
-Es lo que encerró el beso. Mi secreto es... que jamás imaginé que podría enamorarme de alguien que no fuese Helen hasta que...
¿Qué estaba diciendo? Aquél no era el guión y Helen era su mujer, no tenía nada que ver en eso. Los presentes empezaron a murmurar por lo bajo, mirando al irlandés desconcertados. Colin salió corriendo del rodaje, apartando las cámaras, el director gritó "Corten" desconcertado. Nadie le siguió, todos se miraban, todos excepto Jen. La rubia agachó la cabeza, cerrando los ojos y analizando las palabras del irlandés. ¿Qué no se podía enamorar de alguien que no fuese su mujer hasta que qué? ¿Cómo sus ojos azules podían transmitir tanto si estaba actuando? ¿Cómo podían parecer tan sinceros? ¿Por qué había nombrado a su mujer si estaban grabando?
Tantas preguntas y ninguna respuesta. Los murmuros de la sala fueron interrumpidos por los pasos de las botas negras de Colin, creando el silencio a cada paso, colocándose en la posición de su personaje como si nada de lo ocurrido hace unos minutos hubiese pasado. Se disculpó y se excusó diciendo que había pasado mala noche y tenía la mente en otro lugar. Sus disculpas fueron aceptadas por todo el mundo. Jen no sabía si era una alusión suya pero esas palabras le sonaron a una simple excusa. Una excusa que ocultaba una verdad que nunca sabría.
Volvieron de nuevo a prepararlo todo para finalizar la escena.-Es lo que encerró el beso. Mi secreto es... que jamás imaginé que podría olvidar a mi primer amor... A mi Milah hasta que tu apareciste.
Ese día todo fue demasiado rápido, y excepto ese pequeño incidente todo salió bien, tan bien que no hicieron falta más días. Que terminaron ese mismo día de rodar lo que les faltaba de episodio.
Aquel día Jen y Colin no almorzaron juntos como de costumbre, ni salieron juntos del set, ni ese día ni todos los siguientes.
Colin impuso una distancia con la rubia que él mismo no quería tener, pero que el creyó ser lo mejor. Solo coincidían en rodaje, cuando sus personajes compartían escenas. Cuando Jen se acercaba a él, siempre encontraba alguna excusa para salir corriendo, para no dejar que sus miradas se chocasen.
La distancia entre ambos causó lo contrario a lo que el irlandés quería. Lo único que causó fue que con un simple rocé en el rodaje, estallaran chispas, que con una sola mirada por muy lejos que se encontrasen el uno del otro, volcasen sus corazones. Evitarla no estaba siendo agradable, llegó a ser incluso doloroso pero seguía pensando que era lo mejor.
Fueron varias semanas las que estuvieron separados. Todas y cada una de las noches Jen se preguntaba que ocurría entre ambos. Se martirizaba todos los días en la soledad cuando el sol se ponía por aquella distancia que el irlandés había impuesto entre ambos. No era un capricho, era una necesidad. Necesidad de sentirle. De sentir sus brazos rodeando su cuerpo, de escuchar su dulce risa contra su oreja, necesitaba que le robase un trago de café y que en la boquilla de este se quedase el sabor de sus labios. Pero los días pasaban y nada de eso ocurría. Lo único que ocurría era un puñal atravesando su corazón cada vez que Colin se alejaba de ella sin disimulo alguno.
Pero él sabía que no podía evitarla de por vida, y como bien sabía, no pudo. El último día de rodaje antes del parón de invierno, antes de estar un tiempo sin grabar, y de estar tres meses sin emitirse la serie, sus miradas chocaron en la oscuridad del rodaje. Las luces estaban apagadas, la sala estaba iluminada por una pequeña luz de color anaranjado.
Ambos se pusieron nerviosos como si después de tantos días sin apenas dirigirse palabra ahora no encontrasen las palabras que querían decirse en estos días.-Bueno... -Comenzó a titubear la rubia.- Nos vemos en un par de semanas.
Su voz sonó demasiado fría a la vez que nerviosa, cuando estuvo apunto de abandonar la sala, la masculina mano de Colin atrapó su muñeca deteniéndola el paso.
-Oye Jen... Siento... Siento lo de estas últimas semanas. Pero antes de irte... Antes de coger ese avión que te distancie miles de kilómetros de mi, antes de estar separado de ti de verdad, si quiera sin verte pasar por mi lado. Debo... Debo sacarme las dudas de mi cabeza. Debo aclarar algo que lleva matándome por dentro desde...
-¿Desde qué? -Interrumpió Jen al ver aquella pausa que realizó Colin sin terminar la frase.
-Desde que sentí que era capaz de alcanzar el cielo cuando nuestros personajes se besaron.
Y aquellas fueron las últimas palabras que fueron pronunciadas en la sala. Las manos del irlandés atraparon la mejilla de la rubia, ladeando la cabeza lo justo para fundir sus labios con los de ella. Un beso que no tardó en ser correspondido, Jen soltó lo que llevaba sujeto en las manos para rodear el cuello del irlandés, para hundir sus manos en su negro cabello. Colin abandonó sus mejillas para deslizar sus manos por su figura hasta apresar su cintura y presionarla contra su pared mas cercana. Se besaron de manera brusca, como si ambos quisieron saciarse de aquella hambre que tenían el uno del otro. Asaltaron sus bocas con fiereza, si quiera fueron capaces de controlarse. Los labios del irlandés se movían contra los de la rubia, necesitados de ella, casi desesperados, al mismo tiempo que su lengua buscaba con insistencia la de ella para enredarse en ella y saborear cada resquicio de su boca.
Parecieron perder la noción del tiempo, si quiera podían saber a ciencia cierta cuanto tiempo habían pasado besándose. Un beso que consiguió sacarle esas dudas que él quería, un beso que produjo todo tipo de sensaciones, a ambos. Y no sabían si aquello estaba siendo correcto pero lo que si consiguieron fue sacarse todas sus dudas. Algo que no sabían si se podía denominar amor, pero lo que si sabían es que aquel beso era el primero, pero no el último... Aunque por desgracia, las cosas no fueron tan sencillas como parecieron al besarse.
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Más allá de las cámaras.
Romance«El hecho de que él, lleve un anillo con un nombre, no significa que su corazón, no pueda latir por otra persona.» Jennifer Morrison, una joven de Los Ángeles y actriz en una serie, se enamora de su compañero de trabajo, Colin O'Donoghue un atractiv...