–¡AU! –Jennifer soltó un quejido cuando la modista tiró del corsé del vestido, dejándole sin respiración.– Me gustaría que mi hijo siguiese vivo después de la boda.
Sus dos amigas, Rose y Ginny, quienes estaban presentes en la sala con la rubia no pudieron evitar reír.
Todo había sido muy precipitado. La semana de después de enterarse del embarazo, se mudaron a Los Ángeles, a la casa de Jennifer, y ambos decidieron casarse antes de que naciese el bebé y antes de que comenzase a crecer su barriga. "No quiero casarme siendo un saco de patatas" Literalmente, dijo Jen. Por ende, tenían cuestión de dos meses para organizar la boda.
La confesión de Colin fue un boom impresionante en las redes sociales y todas las revistas. La gente enloqueció y sus teléfonos no dejaban de sonar, periodistas que reclamaban entrevistas. Pero ellos, simplemente se mantenían al margen de la salsa rosa y seguían siendo ellos mismos. No querían el dinero que les ofrecían, no querían aumentar su fama, solo querían ser felices sin tener que esconderse.
La boda la habían organizado en secreto, pero obviamente los medios no tardaron en enterarse.–La última vez que te vi tan nerviosa y tan tensa fue en tu despedida de soltera, Jennifer.
–Me trajisteis a un gigolo vestido de Capitán Garfio.
–Y a Colin una mujer vestida de Emma Swan. ¡Fue increíble! Pero como sois unos enamorados aburridos, os fuisteis sin ponerle un dedo encima a tener sexo en los baños del hotel en el que estábamos. En serio, ese bebé va a salir ninfómano teniéndoos como padres.
Todas rieron, incluso la modista y la peluquera, quienes estaban haciendo un trabajo increíble y dejando a Jen como la reina que era.
–Me lo agradeciste bien, Rose... Porque luego te quedaste tú con el capitán... –Pese a reír, pronto el semblante de la rubia se tornó un poco serio y decaído.– Pasan los meses, y seguimos bromeando con la serie y sus personajes... Extraño tanto todo. Filmar, estar en el set con todos, la familia que éramos, grabar como Emma Swan... Me da lástima que todo haya acabado.
–Te equivocas, Jen. –Ginny se acercó hasta ella, colocando una tiara de plata con diamantes en su cabello recogido, el último detalle que le faltaba a la novia.– Todo no ha hecho más que comenzar.
Jennifer se puso de pie y se observó, temblando, en el espejo. Su cabello estaba recogido excepto un par de mechones que caían en honda por su hombro derecho, su maquillaje era sencillo y resaltaba sus potentes ojos verdes. Y... Su vestido, dioses realmente parecía una princesa sacada de un cuento de hadas. Era de palabra de honor, un corsé hasta la cintura con un escote en forma de corazón, abriéndose en un enorme vuelo desde su cintura abajo. Blanco como la nieve, y hermoso como toda ella.
La dejaron sola durante cinco minutos en la estancia. Minutos que ella dedicó para observar no solo su figura sino para hacer en su mente un recorrido de todo. Cuando le dieron el papel de la serie, cuando conoció a Colin en la máquina de café, cuando él le dijo que estaba casado... Su primer beso, su primera noche, su primer te quiero... Los momentos en San Diego, el sexo en los lugares más recónditos y prohibidos... Cuando Colin lo dejó todo por ella. Recordó como después de tanto sufrimiento, tantas noches en vela, tantas lágrimas derramadas, todo había merecido la pena. Absolutamente, todo. Aprendió que en la vida hay que luchar por lo que se quiere, y que después de la tormenta siempre sale el sol. Además, ella aprendió a bailar bajo la lluvia. Aprendió a no rendirse nunca, y que, pese a lo que en ocasiones sufrimos en la vida, siempre saldrá el sol, o siempre nos esperará algo bueno, algo que cure y sane todo lo vivido.Cogió aire y salió. Su padre le esperaba al otro lado de la puerta, los ojos del primer hombre de su vida se iluminaron como nunca al ver a su hija vestida de novia. Incluso tuvo que contener la lágrima que amenazaba con caerle.
Agarró su brazo tras susurrarle que estaba preciosa y ambos salieron de allí, dirigiéndose a donde todos esperaban.
Se casaban por la Iglesia, pero no en una de ellas, organizaron todo en un jardín (ya que hacía buen tiempo) con un arco enorme de flores gobernando en el centro y sobre el altar. Jen no era partidaria de la Iglesia, es más, si quiera era creyente pero tras la insistencia de Colin y lo ligada que estaba su familia y sobre todo sus padres a la religión, aceptó por él. Además, de que su propio padre era creyente y rebosaba de ilusión con que Jen se casase de ese modo.La música comenzó a sonar. Los nervios le aumentaron aún más. Sus pies se colocaron en el camino de rosas que abría paso hacia el altar donde estaba... Él. Se quedó sin respiración al verle. Estaba condenadamente espectacular. Y pasase el tiempo que pasase, siempre perdería los estribos al verle, al contemplarle... Cogiendo aire, caminó de la mano de su padre, para quedar de la mano del segundo hombre de su vida, del amor de su vida. ¿Realmente había llegado ese día? Desde niña había soñado con eso... Con el día de su boda, con un vestido blanco, con amar y sobre todo, ser correspondida, con ese amor que los cuentos relatan. Agarró sus manos, mirando a Colin fijamente a los ojos, ambos brillaban más que nunca, dedicándose una mirada cargada de amor... Él era mucho más de lo que siempre había soñado.
La ceremonia dio comienzo y ambos tuvieron que hacer un gran esfuerzo por no romper en lágrimas cuando el cura comenzó a hablar. Jen miró atrás en un vistazo rápido; contempló a su familia en los primeros bancos, a su madre agarrando a su padre, a sus hermanos con sus respectivas parejas e hijos. Siempre les había envidiado por las familias que habían formado, y ahora ella era quien estaba por formar la suya. En los bancos del centro se encontraba su segunda familia, los actores de la serie que le había dado al amor de su vida. Absolutamente todos y cada una de las personas que formaron parte de la serie. Tuvo que contener una risa ya que al verles a todos allí le recordó a cuando grabaron la boda de Emma y Garfio en el 7x16. Pero esto era real. Esto no era un cuento de hadas, ni la ficción, esta era ella cumpliendo uno de sus sueños y la mayor de sus ilusiones junto con el hombre que quería, aquel que lo había dado todo por ella.
–Yo, Colin O'donoghue, te acepto a tí, Jennifer como mi legítima esposa, amarte y respetarte, de hoy en adelante, en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte nos separe.
Jennifer vio como la nuez de Adán del moreno bajó en seco al tragar saliva, como brillaban sus ojos azules, y como amenazaban las lágrimas por caerle.
–Yo, Jennifer Morrison, te acepto a tí, Colin como mi legítimo esposo, amarte y respetarte, de hoy en adelante, en lo próspero, en lo adverso, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte nos separe.
Tras dedicarse una amplia sonrisa, susurrarse un "te quiero" y una leve caricia en la mano, el cura prosiguió.
–Colin, ¿Aceptas a Jennifer como tu esposa? ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de tu vida?
–Si, acepto.
–Jennifer, ¿Aceptas a Colin como tu esposo? ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de tu vida?
–Si, acepto.
–Ustedes han declarado su consentimiento ante la Iglesia. Que el Señor en su bondad fortalezca su consentimiento para llenarlos a ambos de bendiciones. Lo que Dios ha unido, el hombre no debe separarlo. El novio, puede besar a la novia.
Colin sostuvo su cintura con ambas manos y se inclinó hasta besar sus labios, al principio con lentitud y delicadeza pero olvidándose del resto del mundo, ambos abrieron su boca para dejar paso a sus lenguas e intensificar el beso.
–Te amo, señora O'Donoghue.
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Más allá de las cámaras.
Romance«El hecho de que él, lleve un anillo con un nombre, no significa que su corazón, no pueda latir por otra persona.» Jennifer Morrison, una joven de Los Ángeles y actriz en una serie, se enamora de su compañero de trabajo, Colin O'Donoghue un atractiv...