Capítulo 25.

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-Jennifer... ¿No crees que estás perdiendo el disimulo? En dos días has subido cuatro fotos nuestras a facebook en las que no solo se ve que no estamos grabando, sino que te estoy comiendo con la mirada...

-¿Y pasa algo? ¡Oh, venga ya! Nadie va a fijarse en como me miras, son fotos BTS para los fans.

-Uhmm... Claro, el hecho de que solo subas fotos conmigo y en que, o este sonriendo mirándote a los labios, o mordiéndomelos, no es nada sospechoso. -Jen pudo notar el sarcasmo en el tono de su voz, y por ende, ella rodó los ojos, un gesto que le arrancó a Colin una risa.

-Bien que Christina Perri subió algo así como diez fotos al día contigo durante dos semanas y seguro que no dijiste nada. -Acompañó sus palabras con un movimiento de cejas, los brazos cruzados y un tono de voz cargado de celos que provocó en Colin una sonrisa.

-Celosa... -Apresó su cintura con sus brazos, presionando su cuerpo contra el suyo, dejando un casto beso en su frente.- Hablando de Christina... Termina de prepararte que vamos a llegar tarde a su concierto.

Media hora después, ambos llegaron al establecimiento donde otros actores de la serie ya les estaban esperando.

-Poco más y os perdéis el principio. Venga, venga, que empieza. -La castaña que protagonizaba el papel de Belle en la serie, susurró con entusiasmo a la par que Colin y Jen se acercaban al palco VIP que estaba reservado para ellos.

Las luces se apagaron, dejando iluminado solo la zona del escenario donde la cantante estaba sentada, siendo recibida entre el aplauso de sus fans.

-Gracias a todos por venir y acompañarme esta noche. Esta canción quería dedicársela a... Captain Swan.

Una gran parte del público aclamó a la cantante ante sus palabras.
En el palco de atrás, un rubor creció en las mejillas de Jen al no esperarse aquello, la canción que comenzó a sonar fue la que Christina grabó con Colin meses atrás. Se giró para mirar a Colin y preguntarle si el tenía algo que ver con esto, pero al ver la sonrisa y el asombro en su rostro, supuso que fue cosa de ella dedicarla a la pareja que formaba los personajes de ambos.
De pronto, unas manos se cerraron en su cintura, robándole el aliento y tensando cada músculo de su cuerpo. No necesitó girarse para saber que el cuerpo que se estaba pegando contra su espalda, era el del irlandés, pues bien conocía ya su esencia y el olor que emanaba, que la envolvía aun a metros de distancia y que tenía impregnado en su piel.
Quiso ser correcta y pedirle distancia, ya que estaban en público, pero no solo se dio cuenta de que nadie les estaba mirando, ni prestándoles la mínima atención, ni que, si quiera se les veía dada la oscuridad del local, sino que estaba completamente perdida en sus brazos.
La voz de la cantante, resonando en todo el local, fue mezclada por la voz del irlandés, quien comenzó a cantar a Jennifer contra su oído en un dulce susurro.

"And all of the steps that led me to you.
And all of the hell I had to walk through.
But I wouldn't trade a day for the chance to say.
My love, I'm in love with you."

Un escalofrío atravesó la columna vertebral femenina, erizando cada recoveco de su piel, no solo por la voz masculina susurrando aquellas palabras en formato melodía, sino también producido por la mano posada en su cintura que se coló por su camiseta hasta alcanzar directamente su piel, dejando un regado de diversas caricias.
Parecía como si el mundo hubiese desaparecido a su al rededor, como si solo estuviesen ellos dos, guiados y perdidos en las manos de la Armonía, y el latir de sus corazones acompañando a la melodía.
Entrelazaron sus manos el resto de la canción, posadas ambas manos donde algún día, Jennifer esperaba que creciese el fruto de su amor, su vientre.
El final de la canción llegó, y los aplausos procedentes de los presentes les hizo volver a la realidad. En otras ocasiones, cuando habían vuelto a la realidad, el dolor y el anhelo se habían apoderado de ellos, pero ahora todo era diferente; fue el final de la canción y pese a que tuvieron que mantener la distancia, todo seguía ahí, pues ahora mantenían una relación.

El aire pareció volverle a los pulmones, sus parpadeos parecieron ceder y finalmente, ser capaz de abrirlos. Un punzante dolor procedente del lado izquierdo de su cuerpo, le arrancó un grito de dolor, percatándose de que apenas podía moverse. Lo último que recordaba fue ponerse una bata blanca y tumbarse en una camilla que le trasladó al quirófano, donde justo a su lado estaba Jen, sumida en un sueño profundo, un sueño que no tardó en apoderarse de él debido al líquido que inyectaron en su cuerpo para dormirle.

¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Cómo había salido todo? Sus preguntas no tardaron en ser respondidas. Sus ojos azules se adaptaron a la luz y al lugar y aunque aun veía algo borroso, un enorme reloj en la pared le indicó que habían pasado tres horas desde que la operación había comenzado. Se sentía débil. Incapaz de levantarse, le pesaban los párpados y el dolor de su cuerpo, no cesaba. Pero de volver el tiempo atrás, tomaría esa decisión de nuevo, incluso si se hubiese tratado de donar su corazón lo hubiese hecho con tal de salvar al amor de su vida. Sus nervios incrementaban a cada segundo al no saber dónde estaba Jennifer, pues la cama de al lado, allí donde estaba la rubia antes de sumirse en la inconsciencia, estaba vacía. ¿Por qué se la habían llevado? ¿Y si la operación fracasó y...? No. Se negaba a pensar eso aunque todos los indicios llevasen a que algo había salido mal.
El murmuro de unas voces de lo que parecían ser médicos entrando en la sala le dieron las fuerzas suficientes para incorporarse en la camilla. Aunque mejor no haberlo hecho, mejor no haber despertado de ese sueño en el que estaba recordando los momentos vividos con ella, pues sus ojos azules se encontraron con la mirada de unos médicos que, sin duda, se podía leer que tenían malas noticias. No quería escucharles, no estaba preparado para saber que había ocurrido o incluso para recibir la noticia de que Jennifer nunca más despertaría de su sueño.

-Ha despertado antes que tú. -Un suspiro de alivio brotó de los labios del irlandés, seguramente el mayor alivio en toda su vida.- Al despertar hemos tenido que sacarla de aquí porque...

-¿Dónde está? -Jen estaba viva y era lo único que le importaba, quería verla, no importaba si tenía que recuperarse, que le hubiese quedado una mínima secuela, necesitaba abrazarla con fuerza y volver a contemplar la belleza de su rostro.

-Señor O'Donoghue... Está en observación porque... -Sin dejar al doctor terminar, se levantó de la cama y salió del quirófano, buscando en los carteles "Observación".- Por favor, deténgase, señor, acaba de ser operado necesita reposo.

Colin hizo caso omiso de las palabras de los médicos, quien trataban de detenerle hasta que se dieron por vencidos y más aun, cuando el moreno encontró la sala que buscaba.

-Jen... Amor.

Un dulce murmuro con su nombre escapó de sus labios cuando la vio, al natural, con la cara cansada y alguna que otra herida en su rostro, y aun así, seguía siendo la mujer más perfecta del mundo. Quedó paralizado en la puerta al contemplarla, quería pasar cada segundo de su vida con ella a su lado, cuidándola, pues ambos habían comprobado que cualquier momento, podía ser el último.
En cuanto se adentró en la habitación para envolverla entre sus brazos, algo le detuvo. Sus ojos verdes cargados de confusión, el halo de desconcierto que le rodeaba y las palabras que salieron de sus labios, haciéndole entender a que se debía esa reacción.

-¿Quién... Quién eres?

Más allá de las cámaras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora