Capítulo 28.

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Los días transcurrieron. Habían pasado dos semanas exactas desde el accidente.
Jen había pedido no contar a los medios lo ocurrido, no quería que el mundo supiese del accidente ni mucho menos que sus fans se enterasen de lo ocurrido. Fue algo que solo supieron sus más allegados y su familia. Aquellos que la visitaron aunque ella no les recordaba, a excepción de sus padres y sus dos hermanos, pues al parecer, la amnesia no se había llevado todos los recuerdos de toda su vida.

La relación entre ella y Colin... Estaba siendo realmente un caballero. Además, la estaba tratando como la reina que ella no sabía que era. Pero tras sus desayunos en la cama, sus sonrisas ante ella, su mirada de "estoy bien", tras sus ojos escondía el dolor que albergaba. Y no era para menos por la situación en la que estaban. Y Jen lamentaba a cada segundo no poder corresponderle como merecía. Pero sus sentimientos por él no eran más que de agradecimiento, no podía forzarse a sí misma a quererle. Quizá lo hiciese con el tiempo pero no ahora.

¿Había algo más duro que un amor no correspondido? El irlandés sabía que era a causa de la enfermedad, y que según el médico, era temporal y recordaría, pero... ¿cuándo? Tenía una inmensa paciencia, además de todo el tiempo del mundo, pues él ya le había entregado el resto de sus días a la rubia. Pero sentía como a cada tick tack del reloj, su corazón se rompía en un pedazo más, a cada mirada no correspondida, al no poder hacerse con ella en sus brazos y perder la noción del tiempo, al no perderse entre las sábanas y perseguir el amanecer. Realmente, algo malo debían de haber hecho en otra vida para merecer aquello. Cuando por fin podían gritar al mundo su amor, confirmar su relación... Ahora que la serie había acabado, ahora que el mundo sabía desde hacía un par de meses el divorcio de Helen y Colin... ¿Y tenía que pasar aquello? Definitivamente, o el mundo no quería que estuviesen juntos, o estaban poniéndoles a prueba. 

No pasaban todo el tiempo juntos pese a vivir juntos... Los padres de Jen y sus hermanos habían viajado hasta Vancouver para pasar tiempo con ella. Y ella realmente necesitaba ese espacio, necesitaba salir, necesitaba no pasar las 24 horas del día con él, pues pese a lo bien que le trataba, odiaba los momentos de incomodidad, o cuando se rozaban por accidente y saltaban chispas en el ambiente. Y dioses, Jen pese a no recordarle, le deseaba, ¿y cómo no hacerlo? En su vida había visto a un hombre más atractivo, pero según estaban las cosas se negaba a tener nada con él, pues para ella no sería más que placer y sabía que eso le causaría daño. Colin aprovechaba los momentos solos en casa para calmar en la ducha aquel deseo que surgía entre ambos con un simple tacto, además que pese a convivir con ella, la extrañaba más de la cuenta. Sin duda, había encontrado el significado de tortura. La mujer a la cual había recorrido cada centímetro de su cuerpo, ahora no podía ni rozarla, y en todo momento no dudó en respetar su espacio.

–Así que... ¿Todavía la gente no sabe que estamos juntos? –Jennifer rompió el silencio que estaba gobernando en aquel momento, mientras ambos comían.

–No, acordamos a esperarnos a que terminase la serie. Aunque es algo que... Se sabe, o la gente se lo imagina. En cuanto salió la noticia de mi divorcio, la gente enloqueció.

–Uhmm... –La rubia frunció el ceño a la par que se llevaba una pinchada de pasta a la boca. – Supongo que fue algo obvio, ¿no? Que todo el mundo sospechase de nosotros y tú confirmases tu divorcio... Tenemos que tener al mundo con el corazón en el puño. 

Una risita brotó de sus labios, parecía tomarse la situación como un juego, además, Jen ya le había dicho a Colin que parecía de película y que estaba entusiasmada por su historia y por ver la reacción del mundo. Pero el irlandés se negó rotundamente a confirmar su relación según estaban las cosas, pues los dioses sabían que iba a pasar entre ambos. 

El sonido del timbre interrumpió la conversación, además de provocar una mirada de confusión en ambos. ¿Esperaban visita? Colin fue abrir la puerta y cuando lo hizo... Un varón rubio, alto y de ojos claros estaba apoyado en el marco de la puerta, un hombre que supo a la perfección de quien se trataba: Jesse Spencer, el ex novio de Jennifer.

Más allá de las cámaras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora