Entro a la oficina con una ruma de papeles y folios en mi brazo derecho, mi bolso negro colgando de mi hombro izquierdo y las llaves de mi coche en la mano izquierda. El lugar está atestado de gente, personas comenzando con sus labores diarias corriendo y moviéndose de un lado al otro. Saludo a unas cuantas, le sonrío a otro poco pero mantengo mi semblante serio hasta que estoy en mi piso, en mi sección y prácticamente dentro de mi oficina. Saludo con un asentimiento de cabeza a Thalia Bernand mi compañera de trabajo quien está en su cubículo trabajando. Busco dentro del bolsillo inferior de mi bolso negro las llaves de mi oficina aun teniendo las del coche entre los dedos y cuando las encuentro procedo a meterla dentro de la cerradura y luego girar la perilla abriendo la puerta de mi oficina. Enciendo la luz con el codo dándole un pequeño golpe al interruptor que está a mi izquierda y avanzo hacia mi escritorio donde dejo todo lo que llevo en las manos. Aliviada, comienzo a mover mis brazos estirándolos hacia el frente y hacia arriba recuperando la movilidad y sobre todo la sensibilidad.
Lo primero que hago es cerrar la puerta, sentarme frente a mi escritorio y encender mi computadora. Mientras el programa inicia e introduzco la contraseña dejo mi bolso en el mueble que está tras la silla y muevo los documentos hacia un lado dejando así despejado el lugar donde escribo y normalmente dejo o un vaso con café o uno con agua. Cuando todo está encendido y en marcha me dispongo a ir por mi dosis diaria de cafeína. Si el mundo creía que trabajar dentro de una oficina perteneciendo al grupo de policía o del FBI era como en las películas estaban muy equivocados, excepto por la parte del café. Eso es una prioridad más aún cuando duermes poco y necesitas mantenerte con energía, de ahí vienen las rosquillas también, todo el mundo sabe que el azúcar da energía y eso nos viene de maravilla. Salgo de mi oficina con mi termo en la mano y me posiciono frente a la espectacular y muy querida máquina de café que tenemos en el piso. Dejo en el tablero mi termo justamente bajo la boquilla y presiono tres botones de la máquina. En menos de cinco minutos ya tengo un café negro con algo de crema en mi poder, agrego azúcar, revuelvo y listo.
Mientras bebo mi café a sorbos pequeños evitando quemarme la lengua me dedico a revisar mi correo institucional y a abrir mis gráficas y formularios de los casos que debo revisar, todos de la pila de que traía está mañana. La verdad es que me gusta muchísimo mi trabajo, es algo que quise hacer durante mucho tiempo, creo que dije que quería ser parte de la policía o del FBI cuando tenía nueve años y vi mi primera película de acción con papá. Me costó trabajo, sí, pero al fin y al cabo todo sacrificio trae consigo su recompensa y esto era la mía. Mi trabajo soñado. Cojo el primer folder y reviso la información que tengo. Un asesino serial detenido el año pasado y cumpliendo condena en la cárcel de california. Dios, este hombre estaba loco, más del común. La puerta de mi oficina suena un poco más tarde, dos fuertes y decididos toques, doy mi consentimiento para entrar elevando un poco mi voz;
—Adelante.
La puerta se abre y lo primero que aparece es el sonriente y muy atractivo rostro de mi colega y amigo Theo Wood. Este me sonríe abiertamente antes de entrar a la oficina y cerrar la puerta tras él, se encamina hacia el escritorio y se inclina un poco cuando está frente a este para dejar un beso en mi mejilla.
—Hola bonita
—Hola Theo ¿Qué cuentas?—La verdad es que le miro tan solo un momento. Luego vuelvo a llevar mi vista hacia el folder que tengo entre las manos, hago una pequeña anotación en un post-it con un lápiz de mina.
—Vengo a darte un recado desde arriba—Ahora sí que lo miro. El hecho de que él traiga un recado desde arriba significa que lo envió mi jefe. El jefe de jefes. Dejo el folder sobre la mesa claramente cerrado y le pongo atención a Theo.
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Caso 765 » h.s
Fanfiction❝ Nada de esto ha terminado, el juego debe continuar ❞ ↔ Preciosa portada por: @ -BeautyArmy y @ - Naria ¡Muchísimas gracias! ↔ Esta historia está apoyando a las campañas: Bullying Stops Here (@Bullying_Stops_Here) y The Paper People Campai...