» Persecución, trampas y miedos. | Parte 02 |

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Decido seguirlo. Doy un paso al frente mostrándole que haré lo que él quiera y que seguiré sus reglas. Le veo sonreír, se mueve hacia un costado enseñándome el camino. Le sigo, el lugar es espacioso, oscuro y tiene un ligero aroma a humedad y alguna sustancia de la cual no logro reconocer el nombre, pero que sé que conozco.

El tramo hasta nuestra primera parada es largo, pero acaba justamente frente a una puerta color gris de acero fundido y manchado de óxido. Trago saliva, un presentimiento tirando desde el fondo de mi estómago, diciéndome que esto está mal que debo irme de ahí, que debo correr y pedir ayuda.

Me rehúso a pensar. Bloqueo mi mente y me centro en lo que estoy presenciando frente a mí.

—Adelante agente, siéntase cómoda.

Trago una carcajada de ironía, sentirme cómoda, que cosa más estúpida.

Entro al lugar, inspecciono con la mirada todo el tramo. No hay nada, no se ve ni una sola salida además de la puerta metalizada por la que hemos entrado. Es un poco frustrante, además de perturbador. Becher Junior me señala una silla plegable metálica de color negro.

—Tome asiento.

Lo hago, él se sienta frente a mí. Toma una postura totalmente altanera, mostrándome quien tiene el control ahora es él. Muerdo mi lengua evitando soltar alguna palabra que mande todo a la mierda. Necesito encontrar a los chicos primero.

—Agente Tanner, una mujer bastante astuta e inteligente déjeme decirle. Pero también bastante idiota—se cruza de brazos viéndome fijamente—¿Pensaba usted que no me enteraría que seguía ayudando a los agentes en mi caso? ¿Realmente me pensó tan estúpido?

—¿Quieres la respuesta sincera o la mentira?

Le veo elevar una ceja, una carcajada se escapa de su boca tan rápido que me deja confundida.

—Gran sentido el humor, espero que ello no termine matándola.

—¿Dónde están los chicos?

—Paciencia, paciencia, paciencia pequeña. Lo sabrás en su momento.

Presiono mis manos en puños.

—¿Qué es lo que verdaderamente quieres? Tiene que haber algo que necesites o quieras tanto como para llegar a hacer todo lo que has hecho.

—Muy buena observación señorita, pero...¿no se le ha pasado por la cabeza que solamente quería hacerlo? ¿Que no hay un motivo más allá de lo macabro?

Mi garganta se cierra, la sorpresa apoderándose de mí y evitando demostrarlo en mi rostro ¿pero qué demonios? ¿él habla jodidamente enserio? Tomo una bocanada de aire, mis ojos encontrándose con los suyos. Una sonrisa maniaca adornando si envejecido rostro.

—¿No se lo esperaba verdad? Me sorprende que una mente tan brillante como la suya no haya sido capaz de conectar los puntos. Pero me sorprende aún más el hecho de que haya pensado que simplemente yo lo hacía por un motivo oculto más allá de la maldad pura.

—¿Me dirás donde tienes a los chicos o me harás sacártelo a golpes? —Le corto el rollo. Los aterradores pensamientos de sus posibles intenciones revolviéndome el estómago.

—Vamos a dejar las cosas claras agente. Yo tengo el control aquí, yo decido si ellos viven o mueren. Yo tengo la clave para que puedan encontrarlos.

Eso es demasiado. Me levanto abruptamente de mi asiento y salto sobre él haciéndole caer al suelo, su cabeza golpeando el suelo con fuerza. Inmovilizo su cuerpo de tal forma que todas sus extremidades están atrapadas.

—¿Quién tiene el control ahora eh? —me burlo—Me vas a decir en este instante donde están.

—No...—murmura con dificultad—no te diré nada. Vas a pagar caro por esto.

Un golpe en las afueras del sitio me desconcentra, esto ayuda para que él pueda soltar una de sus manos y golpearme fuertemente en la cabeza con lo que parece ser la parte posterior de un arma.

Mi cuerpo entero cayendo hacia atrás, mi cabeza punzando de dolor, mi visión volviéndose borrosa de inmediato. Los parpados comienzan a pesarme y el dolor se eleva a considerables alturas. Le veo acercarse a mí, su sonrisa siniestra instalada en su rostro.

—Buena suerte encontrándonos ahora, maldita perra.

Entonces la oscuridad me traga y no sé nada más de mi alrededor.








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Despierto sintiendo un eco en mis oídos, un pitido y un dolor punzante en mi sien derecha. Mi visión siendo aún borrosa logrando que todo de vueltas. Presiono mis ojos juntos e intento levantarme lentamente. Cuidando de no caerme y golpearme nuevamente me levanto apoyando mi cuerpo en la mesa de metal tras de mí.

Una vez que estoy estabilizada y veo mejor comienzo a observar a mi alrededor. Estoy sola, no hay rastro alguno del idiota de Joseph Becher. Rápidamente saco mi teléfono móvil comprobando la hora. 21:38 PM. Han pasado horas desde que lo vi. Inmediatamente comienzo a ponerme nerviosa, ha sido demasiado tiempo, puedo haberle perdido el rastro.

Me muevo fuera de la habitación sujetándome de las paredes. Presiono el icono oculto de rastreo y busco la ubicación de Becher. El idiota solo creyó que lo inmovilicé para atacarlo, espero que el rastreador que implanté en la parte trasera de su cuello pueda ayudarme a encontrarlo. Alcanzo la salida y respiro una gran bocanada de aire fresco. Camino hacia mi auto sintiendo mis manos temblar.

Pasan un par de minutos, cuando mi teléfono registra una señal. Es a las afueras de la ciudad, a un punto bastante lejos de donde supuestamente tiene a los chicos y a la ubicación que le dio al FBI. Jodido idiota.

Copio la dirección y abro un nuevo mensaje para Theo.

"Te veo allá lo más rápido que puedas, lleva refuerzos, le cogeremos" —Aisha.

Abro la cajuela de mi auto y saco una caja de ibuprofenos. Busco una botella de agua medio vacía y me trago dos pastillas rápidamente. Me acomodo, cruzo el cinturón de seguridad por mi cuerpo y enciendo el motor saliendo disparada hacia allí.

Voy a matar a ese hijo de puta. 









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Una disculpa enorme por la tardanza, muchas cosas han pasado y bueno ahora estoy trabajando así que subiré capítulos en la semana, durante mis dos días libres. 

PD: Habrá una tercera parte de este capítulo jejeje

Las amo 

Javs





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Caso 765 » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora