» Esa es mi condición

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Dos días después de mi almuerzo y conversación con Theo sus palabras siguen rondando en mi cabeza. Todo parece haber comenzado a confundirse de pronto y las cosas que creí correctas y justificables misteriosa y rápidamente ya no lo son, de un momento a otro dejaron de serlas, y ya nada es exactamente lo que pensé. Dios, ahora mismo todo es tan malditamente confuso que no soy ni siquiera capaz de concentrarme en las cosas más básicas o normales de mí día a día. Casi no logro conciliar el sueño y cada día es un nuevo enigma para mí.

¿Por qué me eligió específicamente a mí para jugar con mi cabeza? ¿Por qué yo? ¿Él realmente cree que yo puedo atraparle? ¿Seré realmente capaz de hacerlo?

Mierda.

Golpeo mi cabeza contra la superficie de mi escritorio en un intento desesperado de no seguir pensando cosas que no puedo contestarme a mí misma. Cierro los ojos y gimo despacio totalmente exhausta. Tengo que acabar con todo esto, ya no estoy siquiera dentro del caso como para continuar rompiendo mi cabeza con insignificantes poco atrayentes. Aún tengo muchas cosas que hacer, de las cuales preocuparme como para andar en las nubes.

Intento recomponerme para volver a realizar mi trabajo. Me levanto del asiento y voy a por un café para poder despertar completamente aunque sean ya las dos y quince de la tarde. Thalia me sonríe abiertamente en cuanto me ve y yo hago exactamente lo mismo, ella simplemente ha sido demasiado buena amiga conmigo y yo siento que no le he dado el suficiente crédito por ello. A penas vuelvo a mi oficina abro un poco la ventana para dejar ingresar aire puro y me concentro en los expedientes por redactar que tengo pendientes.

No sé cuánto tiempo ha pasado pero he logrado realizar la mitad de mis pendientes. La música suena a un volumen bajo y me quejo cuando estiro mis brazos hacia arriba relajando mi cuerpo. La puerta de mi oficina suena y yo me acomodo nuevamente quitando el bostezo de mi boca lo más rápido posible. Pestañeo un poco para quitar las delgadas lágrimas que esto ha provocado y doy la autorización para que la persona que está esperando entre.

Me sorprendo de sobre manera cuando es Harry Styles quien aparece en el panorama cuando la puerta es abierta.

—Styles—le saludo—¿Qué haces aquí? Deberías estar en el edificio de testigos no aquí.

—¿Por qué ya no te has aparecido por allí?

Ni siquiera intenta contestarme, sino que simplemente contesta con una nueva pregunta mientras ingresa a mi oficina y se deja caer en una de las sillas frente a mi escritorio.

—No me has respondido—refuto cruzándome de brazos.

—Tampoco tú—contesta Harry imitándome.

—Estoy fuera del caso, no puedo ir allí si no estoy en ello.

—¿Te han sacado? —pregunta en sorpresa. Niego

—No, me he ido.

—¿Por qué?

—Asuntos personales.

—¿Algo que ver con tu folla amigo?

—Sí que se te ha quedado eso ¿No? —Me río—No, no tiene nada que ver con Theo ni algo por el estilo.

—¡Claro que se me ha quedado esa imagen! —responde levantándose de su asiento y dirigiéndose hasta donde estoy—cualquiera en su sano juicio estaría más que encantando de follarte con ese espectacular cuerpo.

La cercanía de su cuerpo y el susurro de su voz logran de alguna manera extraña todo dentro de mi organismo. Un momento. No, no. Es Harry Styles, un testigo. Le empujo suavemente alejándolo de mí y me levanto de mi asiento pasando por su lado.

Caso 765 » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora