» Tenemos un 45B

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Mentiría si dijese que no me estuve escondiendo dentro de mi oficina los días posteriores a lo ocurrido con Theo en el gimnasio, no por mi amigo claramente, si no por Styles quien simplemente no dejó de burlarse y de arremeter contra mí toda su mierda gracias al espectáculo que vio y del cual claramente no puede olvidarse ni por un mísero segundo. Así que simplemente me he quedado dentro de mi oficina haciendo papeleo, yendo a la oficina de mi jefe, revisando incógnitamente los expedientes diarios de la estadía de los cuatro chicos que viven en la parte superior del edificio, todo claramente camuflada esperando no toparme con el rizado idiota que me toca controlar y vigilar.

Posiciono mi tazón favorito bajo el lugar correspondiente en la máquina expendedora de café y presiono el botón que servirá mi capuchino vainilla, mientras espero pacientemente a que eso ocurra. Thalia mi colega de trabajo y vecina de oficina me da una sonrisa corta mientras saca algunas copias en la máquina que está ubicada a pasos de la máquina de café, se la devuelvo intentando hacerlo con la misma carisma que ella entrega pero no funciona. La verdad es que no tengo mucho ánimo gracias a todo lo ocurrido y a que no puedo hacer mi trabajo como corresponde después de lo sucedido. En cuanto el café está listo y he agradado el azúcar correspondiente vuelvo a mi oficina cerrando la puerta tras de mí y dejándome caer en mi cómodo asiento de cuero negro.

Claramente cómo el universo me odia, mi tranquilidad se extingue tan solo unos minutos más tarde cuando la puerta suena con tres suaves golpes.

—Adelante

La cabellera rubia de Thalia Bernand es completamente visible en mi campo de visión en cuanto se asoma por la puerta del lugar. Está nerviosamente sosteniendo una carpeta café con documentos en su interior en sus brazos y también un paquete de tamaño mediano envuelto con la típica correspondencia del lugar.

—Lamento molestarla agente Tanner

—No te preocupes ¿Qué ocurre?

—Le traigo la carpeta con los informes de estas dos semanas sobre los chicos, además de los permisos que debe revisar para que las personas estipuladas por ellos mismos puedan hacer la visita correspondiente la semana que viene.

—Oh claro, claro—Tomo la carpeta que ella está tendiendo en mi dirección rápidamente y le doy un rápido vistazo a los documentos, todo superficialmente—Muchas gracias por traer estos documentos Thalia.

—No es problema, es mi trabajo agente Tanner. Oh antes de que se me olvide, también han subido esto para usted. —La caja envuelta en papel café es dejada en mi escritorio con cuidado. Frunzo el ceño confundida al notar que simplemente tiene mi nombre escrito en el frente.

—¿Quién lo ha enviado?

—No lo sé, me lo han traído hace un rato.

—Bien, no importa gracias Thalia.

—Con permiso Agente.

Veo salir a la rubia chica de mi oficina tan rápido que se lo agradezco, la verdad es que estos últimos días he disfrutado de la soledad de mi oficina y el aroma a café y vainilla que se ha sostenido en el aire. Focalizo mi atención en la carpeta con los documentos que Thalia ha traído para mí y los reviso uno a uno, corrigiendo algunas cosas, estableciendo unos cuantos límites y sobre todo concretando un horario de entrada y salida para las máximas tres personas que pueden venir a ver a los chicos el día sábado de la semana siguiente. La idea de organizar esta especie de reunión fue mía, la verdad es que al revisar los informes diarios de los chicos me di cuenta de que parecen sentirse solos y también algo irritables. La verdad es que puedo entenderlos, un poco al menos, cuando uno está acostumbrado a la libertad y sobre todo a la rutina es difícil amoldarse a algo distinto a algo que está fuera de tu zona de confort.

Caso 765 » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora