CAPÍTULO 3

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-¿Cómo sabes mi nombre?- Pregunto y me levanto de la cama. Él comienza a merodear por la habitación, camina de un lado para el otro como si no pudiera mantenerse en pie y fuera a caer creando una graciosa escena que mañana estaré gustosa de recordarle. Me mira unos instantes antes de continuar con su recorrido.

-¿Lucy? Se lo pregunté a la bola de metal hace un rato, al parecer tu pequeña amiga de cabello azul y él comparten habitación.- Dice y comienza a reír como si fuera muy cómico el hecho de que tengan la misma habitación.- ¿El color del cabello de tu amiga es natural? Me recuerda a un esponjoso algodón de azúcar.- Se pega con la esquina de la cama y suelta una grosería.- Tú no sabes mi nombre ¿verdad?- Me mira con emoción.

-Supongo que bastardo idiota no es tu nombre, pero sí sé tu apodo.- Le digo con burla y él me voltea a ver con odio, es una mirada rápida antes de sentarse en su cama y reír.

-¡Qué graciosa eres Lucy! Pero no, yo me llamo Natsu, Natsu Dragneel.- ¿Dragneel? Eso me suena, Dragneel... Dragneel... Drag ¡La competencia de mi papá! Las empresas Dragneel. Oh, si mi padre se entera de que su pequeña hija comparte habitación con algún familiar de su peor enemigo se enojará tanto que me sacará de la Universidad.- Pero tú linda puedes llamarme "el chico de mis sueños", aunque eso no asegura que me fije en ti.

-Gracias, pero primero saldría con un perro antes de involucrarme con un idiota borracho como tú.- Natsu me ignora y se tumba en la cama, se queda unos minutos mirando al techo.

-Querida, no porque seas una mojigata tienes que despreciar a los demás.- Su tono me molesta, lo dice como si él fuera mejor que yo, ni siquiera me conoce y se atreve a juzgarme. Su comentario me molesta más de lo esperado y yo decido simplemente recostarme de nuevo e ignorar todo lo que pasó esta noche. Trato de dormir pero no puedo; usó esa palabra que tanto me moleta, los recuerdos que me trajo amenazan con quitarme el sueño esta noche e inevitablemente comienzo a sollozar. Supongo que Natsu se durmió desde hace un rato cosa que me tranquiliza pues no me gustaría que él se diera cuenta del impacto de su comentario sobre mí, simplemente no merece saberlo. Y es así como después de llorar por un tiempo caigo dormida en un profundo y reconfortante sueño.

El sonido de una alarma amenaza con romperme los tímpanos, Dios es demasiado fuerte, tardo unos segundos en caer en cuenta de que no es mi alarma, el sonido es diferente. Como el estúpido de Natsu no la apaga me levanto rápidamente, atravieso la habitación y termino con ese horrible sonido. Me estiro un poco y me doy cuenta de que mi querido compañero, nótese el sarcasmo, no se encuentra en su cómoda cama durmiendo. Decido ignorar ese hecho y me vuelvo a recostar en mi cama, me tapo con las cobijas hasta la cabeza y me pongo en posición fetal, respiro profundo decidida a reconciliar el sueño pero para mí desgracia no lo logro. Después de unos minutos pensando y recordando lo que sucedió por la noche tomo la decisión de ir a tomar una ducha, así que me levanto, cojo algo de ropa y me adentro en el baño.

Como estamos en verano me pongo unos shorts de mezclilla no muy reveladores, una polera que me llega hasta el trasero pero es bastante ligera y cómoda, y me calzo unos tenis que hagan juego con mi atuendo. Decido dejar mi cabello suelto y en su forma natural, usualmente no me arreglo mucho en ese sentido, prefiero la comodidad sobre todo lo demás. Le envío un mensaje a Levy y a Juvia para ver si les apetece salir a desayunar conmigo al centro comercial que vimos ayer. Mientras espero su respuesta me doy un último vistazo ante el espejo y noto que bajo mis ojos hay unos círculos negros más marcados que ayer. El sonido de un mensaje me saca de mis pensamientos y tomo el celular rápidamente para enterarme de las respuestas de mis amigas. Ambas son afirmativas y entonces quedamos de vernos fuera del edificio así que me dirijo para allá.

¡No soy tuya!-NaLu Fairy TailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora