CAPÍTULO 20

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Mi corazón definitivamente ha dado un vuelco, no sólo eso, sino que después de dar el vuelco no aterrizó adecuadamente y se partió en dos. Natsu sostiene a Lissana lo más cerca que puede. Ella para no perder el peso se cuelga del cuello de Natsu, y su muslo derecho rodea la cintura de él. Ambos parecen no haberse percatado de mi presencia aún. Trato de cerrar la puerta, pero no puedo moverme, estoy en shock.

Cuando ambos por fin reparan en mi presencia, Lisanna sonríe altaneramente y me hace una seña indicando que debo abandonar la habitación. Miro a Natsu esperando una respuesta de su parte, pero él se limita a mirar al suelo y darme la espalda, lo que hace que el ego de Lissana se eleve. Muy segura de sí misma, Lissana se suelta de Natsu, no sin antes darle un beso en los labios, y me cierra la puerta en la cara.

Me siento indignada, herida y pisoteada. Siento ganas de llorar, como siempre, pero esta vez no me lo permito. ¿Por qué debo de avergonzarme yo? No he hecho nada malo, sólo buscaba el baño como pudo haber hecho cualquier otra persona en la fiesta. Respiro hondo, me cansé de este juego. Tomo la manija de la puerta y con toda la dignidad que me queda la abro.

Natsu y Lissana se sobresaltan, ya no están juntos; me miran con sorpresa a lo que yo respondo aclarándome la garganta.

-Siento interrumpirlos. – Comienzo a hablar, siento como me tiembla todo el cuerpo. Una capa de sudor frío me cubre la frente y prosigo. – En lo que sea que hacían, pero necesito usar el baño. – Termino de hablar decidida, los miro con irritación y ambos sorprendidos abandonan el lugar.

Primero sale Lissana echando humo, y después de ella Natsu cerrando tras de sí la puerta. Me quedo unos segundos tratando de comprender qué es lo que he hecho hasta que mis piernas ceden y caigo al suelo. Me pego a la puerta y estallo en llanto. Pero esta vez es diferente, esta vez me siento satisfecha conmigo misma. Me felicito por haber enfrentado la situación sin terminar recurriendo a alguien que me proteja.

Lloro por unos minutos más y me levanto del suelo. Me veo en el espejo, mi maquillaje está corrido y ahora tengo manchas negras en todo el rostro. Me sorprendo al notar que la Lucy que se encuentra frente a mí parece más fuerte, valiente y decidida. Esta definitivamente es la señal de que pronto podré dejar atrás todo lo que había cargado estos dos años.

Adiós Natsu.

Trato de limpiar el desastre que está hecho mi rostro y cuando por fin termino de retocarlo, me amarro el cabello en una cola alta y me decido a salir de la habitación como si no hubiera pasado nada. Como si lo que vi ahí no me hubiera afectado.

Justo afuera del baño me encuentro a Sting esperando, parece muy nervioso, sostiene una pequeña caja aterciopelada en sus manos. No se ha dado cuenta de que lo estoy mirando. Espero un poco más hasta que él levanta la vista y me ve. Se sorprende y guarda rápidamente la caja en su bolsillo derecho. Le sonrío, señal que él toma para acercarse a mí.

Me ofrece la cerveza y yo la tomo gustosa. Comienza a hablar, pero el sonido de la música no me permite entender lo que trata de decir. Le hago una mueca y le indico que salgamos para poder platicar. Me toma de la mano y abandonamos la fiesta.

Me dirige a su auto y abre la puerta para que suba. Lo miro dudosa y el me explica que hay algo que le gustaría mostrarme. Me subo al auto y permito que Sting me lleve a aquel lugar desconocido.

Llegamos a un bosque cerca de la escuela. Me sorprende nunca antes  haberme fijado que ese lugar existía, así que me bajo tan rápido como puedo y comienzo a mirar el lugar. Todo está muy tranquilo, se oye el canto de los grillos y a lo lejos se escucha lo que supongo es un río.

Miro asombrada todo el lugar, volteo a ver a Sting. Le sonrío y me acerco para abrazarlo. Él me corresponde y así nos quedamos un rato. Cierro los ojos y me dejo llevar por el momento, aquí, abrazada a él, me siento bien. De repente en mi mente aparece la imagen de Natsu. Me sobresalto y me separo inmediatamente de Sting.

Sting se sorprende por mi reacción y se acerca a mí.

-¿Estás bien?- Pregunta.

-Sí, sí, perdón. – Digo y me limpio el sudor de las manos en el vestido.

-Lucy, yo te quería preguntar una cosa...- Dicho esto, se arrodilla y saca la caja que estaba viendo hace un rato. ¡OH NO! – Lucy, yo sé que ya estamos comprometidos, pero, falta poco tiempo para la graduación, y me gustaría pedir tu mano de la manera más correcta. ¿Te casarías conmigo?

No sé qué decirle. No sé si me quiero casar, aún soy joven y tengo sueños por delante. No quiero un matrimonio. Sting me mira expectante y yo sólo a tino a balbucear. Para mi suerte, el teléfono de Sting suena antes de que pueda darle respuesta y el atiende.

-¿Sí?- Responde.- ¿Qué?, voy enseguida. – Cuelga y me mira con miedo.

-¿Está todo bien?- Pregunto.

-Sí, ¿te molestaría acompañarme rápido a resolver un asunto?, tengo el tiempo encima. – Me dice y abre la puerta de su auto para que me suba. Después de manejar alrededor de media hora, llegamos a una casa bastante grande. Si no me equivoco es su casa. Estaciona el auto y sale de él como un rayo dirigiéndose a la entrada. Yo me bajo tras de él y lo sigo por el pasillo hasta llegar a un gran salón donde está un hombre de mediana edad que parece ser el padre de Sting, mi padre ¿por qué está él aquí? Y detrás de él hay alguien a quien no logro reconocer porque la luz no me lo permite.

-¿Qué sucede?- Pregunta Sting tan pronto llega a la habitación. Mi padre y su padre se voltean y se sorprenden al verme junto a Sting.

-¡Te dije que no vinieras con ella!- Mi papá grita y hace que Sting y yo demos un respingo.

-No... no pensé que realmente fuera tan grave.- Responde Sting nervioso y da un paso en falso. – Bueno, pero, ¿qué está pasando exactamente?

Sting se abre camino entre los otros dos hombres y se tensa al llegar a su lado. Me voltea a ver nervioso y me toma del codo para sacarme de la habitación. Mientras eso sucede de fondo se escucha el sonido de un plato rompiéndose. Me sobresalto y volteo a ver qué es lo que está sucediendo.

Veo como una figura se mueve de un lado a otro con las manos en la cabeza y muy molesto. Cuando me doy cuenta de la situación, Natsu está parado frente a mí, me mira con rabia. Me siento terrible por cómo me ha mirado, me siento muy mal, pero no me voy a desmoronar.

-¿Natsu? ¿Qué haces aquí? - Pregunto con un tono molesto y cargado de irritación.

Natsu me mira, mira a Sting, luego mira a los otros dos hombres y se limita a decir.

-Esto. - Nos señala a Sting y mí.- No era parte del trato.- Lo dice dirigiéndose a mi padre y al padre de Sting.

¿Qué?

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¡Suspenso! 

Espero que les haya gustado este capítulo. 

Sólo les quería mencionar que estamos a casi nada de llegar al final de esta linda historia, y quería agradecerles por todo el apoyo que me han dado. <3

¡No soy tuya!-NaLu Fairy TailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora