DAVID:
El sol de Seattle, traspasa mi ventana y me deslumbra. Desde mi ventana se puede ver una gran parte de la ciudad. Su tráfico, sus altos edificios, los puentes, las personas que van de un lado a otro. Seattle es una ciudad que no para, esta siempre en marcha pero por un momento echo de menos mi querida Texas.
Echo de menos su clima cálido, del que siempre me quejaba pero ahora lo recuerdo. También echo de menos, mi pequeña casa de madera cuando aún mamá estaba embarazada de Angie.
Tenía pocos amigos allí, básicamente era un niño llamado Edward Thompson. Y, bueno, también tenía a Daniel, que hablaba con él diariamente por las redes sociales. Todos me consideraban o un rarito porque siempre decía todo lo que se me pasaba por la mente y acababa hablando con Mr. Swart, el director del centro. O, también podría ser por la pelea que tuve con Kevin en mitad del comedor; se río de mi situación en casa y a mi me daba igual que fuese el quarterback del mejor equipo de los alrededores. Se lo merecía.
La ultima suposición que tengo sobre el por que me tomasen por un rarito era por lo que pasó con Lily Watson, fue de boca en boca hasta que ya lo sabia todo nuestro barrio. Cada vez que alguien me veía por la calle, le susurraba algo al de al lado. Aunque a mi me importaba un comino lo que dijesen o pensasen, a mi madre en cambio, si le importaba; y de ahí el que nos mudásemos.
Tampoco me parece que la gente fuese inventando cosas, como el 'él la obligó' o 'ella no quería' cuando es todo mentira. Nadie se limitó a preguntarme el que había pasado o nadie tuvo el mínimo respeto de hacer preguntas. Simplemente, se enteraron y sacaron sus propias conclusiones.
- Buenos días, mamá.- salude a mi madre desde la escalera.- Hola, pequeña.- le dije a Angie que estaba con sus muñecos tomando el té.
- Buenos días, hijo.- dijo mi madre sin entusiasmo y con unas ojeras enormes.
- Hola, tontito.- dijo Angie, pero no le hice mucho caso porque me preocupaba mi madre y su estado.
- Mamá.- apreté la mandíbula lo mas que pude y abría y cerraba las manos para controlarme.- ¿Cual es tu horario en el nuevo trabajo?
- David, cariño...- dijo, acercándose hacia mí.
- ¡No! Dímelo.
- Angie, princesa sube a arriba.- le ordena mi madre a mi hermana, dándole un beso en la coronilla. Angie recoge sus cosas, sube corriendo a su cuarto, y cierra la puerta.
- David, prometeme que no te vas a entrometer en mi nuevo trabajo.
- No prometo nada.
- Trabajo de 8 de la mañana, tengo una parada a las 11 y media para desayunar, a las 3 menos cuarto tengo otra para comer y después sigo trabajando hasta las 11 y media. Pero ayer el jefe Matthew me dijo que me quedase hasta las 12, porque no había acabado mi trabajo.
- ¿Que mierda de trabajo te has buscado mamá?
- David, no creo que...
- Dime cual es tu trabajo.- le dije lentamente, interrumpiéndola.
- Trabajo en una fabrica de cosmética.
- Mañana mismo presentas una hoja de renuncia.
- No, David, no. Me va bien en el trabajo, pagan bien y no me puedo permitir perderlo. Yo puedo seguir.
- ¡Mamá, joder! ¡No ves que es por tu bien! ¡Por tu puta salud! Tienes unas bolsas impresionantes, y unas ojeras que te llegan a la mitad de la cara, por dios. Deja ese puto trabajo, porque vas a acabar con ansiedad y a penas duermes ya.
- David, gracias por preocuparte pero no puedo dejarlo.
- Te doy dos semanas mamá, como te siga viendo así, si no presentas tú la renuncia; lo haré yo en tu nombre. Y sabes que lo haré.
- Lo se, cielo, lo sé.
- Pues eso, me voy a dar un paseo con mis amigos.- me he dado cuenta de que al decir la palabra amigos, sus ojos brillan.
- ¿Tienes buenos amigos, hijo? ¿Te va bien en Seattle?
- Sí, mamá. Son buenos amigos y aunque eche de menos Texas, me gusta Seattle y me va bien.
- Me alegro, cariño. Anda ve y pasatelo bien.
- Adiós.- me despido mientras voy llegando a la puerta. Pero antes de que cierre la puerta mi madre vuelve a hablar.
- Gracias, David.
- De nada, mamá. Para eso esta la familia.- le digo mientras una sonrisa gigantesca le llena la cara y le llega a los ojos.
- Te quiero, hijo.
- Ya nos vemos mamá, vengo a cenar.- me voy y cierro la puerta.
Mi madre sabe que nunca le he dicho te quiero, ni se lo diré. Siempre que me preocupo por ella, me lo dice, pero no cuela.
Es algo que nunca he hecho, porque no es esencial y la verdad que siento cariño y ternura hacia ella porque, joder, al fin y al cabo, es mi madre. Y lo ha pasado muy mal con lo de mi padre, tanto como Angie y yo, sobre todo yo porque yo si lo conocí pero Angie no.Voy andando hacia la casa de Jesse, cuando veo a Vanessa morrearse con un chico, pero no logro ver quien es porque su cuerpo lo tapa. Aunque en verdad me da igual con quien se enrrolle esa chica, solo hablo con ella porque es amiga de Jesse.
Llamo dos veces al timbre y cuando estoy dispuesto a darle una tercera vez, abren. Digo abren porque no es Jesse la que abre, si no, su abuela Amanda. Al principio no parece sorprendida ni nad por el estilo, pero me esta evaluando de pies a cabeza y esto es demasiado incómodo.
Le parecerá raro ver a un chico con un pendiente en el trago de la oreja izquierda. Y también con un tatuaje en el brazo derecho. Pero la robusta y dulce Amanda no parece nada sorprendida, al contrario, parece que le agrado.
- Chico malo, los mejores.- susurra la mujer.- Hola, tu seras David, encantada. Yo soy Amanda la abuela de Jess.
- Lo había supuesto. Pero, encantado, señora Mars.
- Oh, querido, no hace falta que me llames así. Educado pero me hace sentir demasiado vieja. Puedes llamarme Amanda.
- Vale Amanda. ¿Esta Jesse?
- Oh, si claro. Pasa David. Está en el salón, con un antigua amiga. Se conocían de muy chicas, pero la amiga se tuvo que mudar por el trabajo de los padres. Así que, te aviso, estarán como locas hablando.
- Bien advertido Amanda.- le digo, despidiéndome.
Me dirijo al salón y veo a Jesse hablando muy animadamente con una chica morena y ojos azules, me suena mucho la cara pero no logro saber quien es exactamente.
- Jesse, como te he echado de menos.
- Yo a ti también, Lil.- ¿Lil? Oh no.
Las dos se abrazan y se ponen a llorar hasta que Jesse me ve viene corriendo hacia mí y me da un fuerte abrazo. Yo ni me inmuto, porque ya sé quien es esa chica.
La recuerdo, como olvidarla. Esa chica es...
Lily Watson.
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☁En las nubes☁
RomanceNunca pensé que después de enamorarme por primera vez, encontraría a otro chico igual o mejor que él y por lo que veo me equivoqué. A lo largo de mi vida he tenido muchos cambios, tantos físicos como psicológicos. Pasé de ser la niña más feliz del m...