Capitulo 4

122 16 0
                                    

DAVID:

Éste se cree que no he visto cómo se besaban. Y ver a Jesse así, no me ha gustado nada. Este verano tuvimos algo parecido a un royo, pero nada más allá de eso. Después de que se fuera, estuve con dos más, pero no sé, no era igual. Siempre he sido un mujeriego y me he dejado llevar por el físico. Pero de Jesse no he podido olvidarme, no se si simplemente es deseo o que verdaderamente me gusta. No quiero hacerle daño, si es que ella quiere algo conmigo, si no; me buscare a otra. Pero me he instalado en este instituto por ella, para estar mas cerca, ver su día a día. Al parecer, su primera semana no ha sido muy buena. Pero eso va a cambiar, yo lo cambiaré si hace falta. De hecho, después de ver a Jesse irse en ese estado, he tomado la decisión de hablar con el cara pan este. Entro en el gimnasio y lo veo sentado en una silla verde de plástico, junto a unas colchonetas azules. Tiene los codos apoyados en las rodillas, y sus manos están en la cabeza. Al parecer le llega la sangre a la cabeza y piensa, después de todo...

-Hola, creo que no nos han presentado. Soy David Morgan.- le digo, extendiendo la mano.

- James Becker.- responde, sin mover apenas un músculo. Guardo mi mano extendida en el bolsillo de mi vaquero. Se me esta acabando la paciencia. Suelo ser de las personas que lo dicen todo a la cara y se la suda.

- Veo que ha pasado algo gordo con Jesse, ¿no?- intentando calmar mi paciencia y ganadome su confianza.

- Cosa que no te importa. Vete. Dejame en paz, pesado. Largate ya. ¿Es que no tienes cosas mejores que hacer?- suelta agitando los brazos y ahí es cuando me toca explotar a mí.

- Mira tío, he intentado ser amable, cosa que no se me da bien.- me acerco a su cara y lo agarro del cuello.- He visto todo lo que ha pasado, y la reacción de Jesse. Así que como no la dejes en paz...

- ¿Qué me vas a hacer? ¿Pegarme? Venga, aquí me tienes.- me interrumpe. No lo soporto ni un minuto más. Este tío me saca de mis casillas.

Suelto una carcajada y le respondo:

- Pegar dice...- borro mi falsa sonrisa de la cara y aprieto la mandíbula, acercándome a su cara unos centímetros más.- Tú, no me conoces, no sabes las consecuencias que puedes tener, chaval. Mantén el pico cerrado de una puta vez y escucha.- le advierto, ejerciendo un poco más de fuerza en el cuello.- Como vuelva a ver a Jesse llorando por tu culpa, vete preparando. Porque estos días me vas a tener más a menudo por aquí. ¿Entendido? Avisado quedas.- y retiro la mano de su cuello.

Asiente con la cabeza, ya que ni le he dejado respirar. A pasado por todos los colores. Al fin y al cabo, no le llega toda la sangre a la cabeza.

- Encantado, James Becker.

Y salgo de allí antes de que entre alguien vea toda la escena que se ha montado. Voy por el pasillo de las taquillas, cuando veo frente a una puerta verde de madera; a una de las amigas de Jesse.

- Perdona, tu nombre es... ¿Brigt?

- Brenda.- ríe.

- Lo siento. Eres amiga de Jesse, ¿verdad?

- Sí. ¿Por qué? ¿Le ha pasado algo?- pregunta poniendose nerviosa.

- No, tranquila. Sólo necesito su número, tengo que hablar con ella.

-Hmm... Vale. Aquí tienes.- responde enseñándome su teléfono. Lo apunto rápido.

-Muchas gracias. Adiós.- me despido y me voy, sin darle tiempo a responder.

JESSE:

Me despierto porque el móvil no para de vibrar encima de la mesa de noche. Veo que tengo dos mensajes y tres llamadas perdidas. Un mensaje es de James, que no pienso leerlo. Borrado. Y el otro es de Brenda, para saber donde me he metido. Y por último, las llamadas son de un número que no tengo agregado. Y justo en ese instante, me llega un mensaje de éste:

ANÓNIMO: Soy David. Cuando puedas y estés libre y bien. Llámame.

Frunzo el ceño y me vuelvo a tirar a la cama. Lo llamaré más tarde. Ahora necesito desahogarme y no hay nadie mejor con quien hacerlo que con Brenda. La llamo y me lo coge al segundo tono. Nos tiramos dos horas y media hablando, sobre lo de James. Me ha contado cuando David ha ido a pedirle mí número, dice que parecía... ¿Preocupado?

 Llega la hora de cenar, cuelgo. Más tarde, cuando ya me he cepillado los dientes y me he puesto mi pijama de Minnie Mouse; me pongo a escuchar música en Spotify y a leer 'Por Siempre Tú'. Hasta que me vuelve a sonar el móvil. Es David, le contesto.





☁En las nubes☁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora