Amor Escarlata ( Itachi)

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** Dije “ te quiero” cuando en verdad ya te amaba**
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— ¿ Peso demasiado?— le pregunto cerca de su oído, ya que sin quererlo, mi boca quedaba a su altura.

— Me recuerda que te llevo en mi espalda.

— Esa es una forma sutil de decirme que sí.

— Sólo duermete — me dice en tono de orden.

— Me puedo caer.

— No te dejaré caer— sus manos ejercen mayor fuerza en mis muslos, tanto que me hace dar un pequeño salto— Ahora descansa.

< ¿¡Cómo pretende que descanze si me agarra de esa forma!? Pero...de todas maneras¿ es malo si admito que me encanta su tacto?>

Apoyo mi cabeza en su espalda y cierro mis ojos para disfrutar del viaje, del tranquilizador aroma de Itachi.

***×***

Sin recordar cuando quede dormida, despierto en mi cuarto bajo las sábanas de mi cama. Miro a mi alrededor y no hay nadie, pero hay un plato de comida en mi velador.

< Itachi-kun> sonrío de forma inconsciente.

Como la comida y me dirijo al baño para una larga ducha. Después de terminar salgo de mi habitación hacia la de Itachi.

Hace tiempo atrás Lady Tsunade me enseñó una técnica muy efectiva para sanar y fortalecer la vista, ella tenía la idea de que fortalecería mi Kekkei Genkai y, al menos hasta ahora me ha funcionado. Quizás a Itachi también le funcione.

— Itachi-kun ¿ estás despierto?— digo alzando levemente mi voz.

Hay un pequeño ruido y luego de eso la puerta se abre.

— Pasa— dice frente a mi.

Entro a su habitación y al instante me pongo nerviosa.

< Debo controlar esto. Es solo la habitación de un chico, nada más>

— ¿ Qué sucede?

— Y-yo...vine a agradecerte por llevarme a mi habitación — digo— y por la comida. También...

— ¿ Hay algo más? — pregunta.

Su pregunta me hace pensar que quizás solo estoy molestando.

— ¿ Estás ocupado?— le cuestiono— Si te molesto puedo venir otro día o...

— No— me interrumpe— no me molestas.

Por dentro muero de alegría y me es imposible no sonreír.

— ¿ Puedes cerrar tus ojos? Por favor— le pido.

Y él lo hace sin cuestionarme nada.

Me acerco hasta él y pongo suavemente mis manos sobre sus ojos para entregarle chakra y sanar sus ojos esperando que funcione.

Nos quedamos en silencio, sólo oyendo el ritmo de nuestras respiraciones. Este instante me permite observar sus facciones suaves, pero cansadas. Aquellas facciones que tanto amo.

— Kira...

— ¿ Si?

Él toma mis manos por las muñecas y las saca de sus ojos. Las mantiene pegadas a su pecho.

Mi respiración se esfuma.

— No tienes que hacer esto— indica en tono bajo, lo que sólo hace más seductora su voz