Amor Escarlata ( Itachi)

6

** ¿A dónde van los corazones rotos? **
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Se adentra la noche cuando por fin se detienen y dejan caer sus cuerpos en la tierra.

— ¿ Qué hacen?— les pregunto— ¿ Ya están cansados?

— Nuestro viaje ha sido largo para venir a tu encuentro— me informa Kisame— y necesitamos descanzar antes de adentrarnos en tierras peligrosas.

— Ahg— reclamo— son unos viejotes, no puedo creer que ya estén cansados.

— No somos mayores que tu— me indica Kisame— ¿ Qué edad tienes?

— 20.

— Al igual que Itachi.

Miro a Itachi de reojo quien se encuentra concentrado en sus propios piensamientos y se mantiene fuera de la conversación. Al menos eso sigue siendo igual que antes.

— Entonces ¿ Cómo es que no se conocen?— dice el piel azul— tengo entendido de que en Konoha mandan a los ninjas a una academia ¿ No tenían las mismas clases juntos?

— Bueno...

— Dejen de perder su tiempo en el pasado y céntrence en descanzar para mañana— la voz serena de Itachi se interpone a mi respuesta para Kisame.

El silencio se vuelve a hacer presente en el bosque. No entiendo porqué las palabras de Itachi siempre dan el punto final, quizás es porque él siempre está en lo correcto ¿ No?

— Tengo hambre, iré a buscar alguna fruta— anuncio. Todo sea por respirar otro ambiente menos tenso— ¿ Quieren que les traiga algo?

— No— me responde Kisame.

Itachi no me responde, ni siquiera se digna a mirarme.

— ¿ Itachi-kun?— intento obtener una respuesta de su parte y lo único que consigo es otra gélida mirada.

< Supongo que eso es un: deja de estorbarme y esfumate de mi vista>

— Bien— doy media vuelta— ustedes se lo pierden.

Camino en dirección al norte buscando bayas o algo de moras, pero nada.

Alzo mi vista al cielo en busca de manzanas cuando la brillante luna llena capta mi atención. Es hermosa.

Decido caminar hasta un claro de bosque para apreciarla en todo su esplendor. Me recuesto en medio del claro con mi vista hasta el cielo para poder mirar el cielo cubierto de estrellas titilantes y la luna como espectáculo principal. De alguna forma esto me tranquiliza y me hace sentir que estoy en casa. En Konoha.

Al cabo de un tiempo siento a alguien aproximarse. Me siento en el piso espectante.

Repentinamente siento que algo rojo es lanzado con fuerza a mis pies.

< ¿ Qué...? ¡Oh, una manzana!>

Alzo mi vista en la dirección de la cual fue lazada, y frente a mi viene caminando Itachi con su característica seriedad.

— ¿ Es para mi?— le pregunto cogiendo la manzana en mis manos, pero no espero que responda porque sé que no lo hará— gracias— le digo con una sonrisa amable.

Él se queda parado frente a mi con una mirada hostil y disconformidad.

— ¿ Sucede algo ?— cuestiono— ¿ Por qué luces tan enojado.

— Me molesta tu presencia.

— Ah, eso...pues no fue mi idea hacer grupo contigo— le explico mirándolo hacia arriba. El contraste con la luz de luna hace lucir sus ojos mas fríos— Sabía que eres un criminal del libro Bingo, pero no que te habías unido a esta organización.

Él sopeza mis palabras.

Tampoco es que yo quisiera encontrarme con él, aunque no puedo negar que mi curiosidad me llama a permanecer a su lado. Quiero responder mis dudas sobre lo ocurrido.

— ¿ Quieres la mitad?— le ofrezco la manzana para entablar algo de conversación, pero él niega con la cabeza— se ve delic...

— ¿ Por qué te has unido a Akatsuki?— pregunta interrumpiéndome.

— ¿ Desde cuándo Itachi-kun es el que pregunta?— hablo divertida

— Respóndeme— pide en calma amenazadora.

Respiro profundo y centro mi vista hacia la luna.

— Por el mismo motivo de todos. Es obvio.

Itachi me mira con los ojos entrecerrados y bueno...esa habitual hostilidad.

— Y me marché de Konoha porque nada me ata a ella. Ya no tengo lazos con ellos.

— Si te ordenan atacar Konoha ¿ Lo harías?— inquiere.

< ¿ Atacar a mi hogar? ¡No, definitivamente no!>

— Por supuesto que si— miento esperando convencerlo de mis palabras.

Itachi estudia mis expresiones y luego, de forma repentina se pone en marcha.

— ¡Hey, espera!— me pongo de pie para alcanzarlo— No puedes hacerme preguntas y luego irte así como así sin esperar a que yo también te haga preguntas.

— Aunque preguntes, no resolverías tus dudas.

— Eso no puedes saberlo. No sabes cuales son mis dudas.

— Entonces pregunta— detiene su caminar quedando frente a mi con actitud amenazadora.

Mi corazón da un brinco ante su actitud, pero aún así le hago frente.

A mi cabeza vienen miles de preguntas sobre la matanza del clan, sobre el porqué tomó esa decisión, si se arrepiente o qué fue lo que sintió al matar a su propia sangre. Pero finalmente me decido a preguntarle algo más importante que todo eso.

Algo que me pregunté al percibir el cambio es su mirada.

— ¿ Eres un alma rota?

Sus ojos se abren en sorpresa. Se ve descolocado ante mi pregunta, pero esa expresión solo dura milisegundos.
Bien pudo haber sido sólo mi imaginación.

Él vuelve a su cara inexpresiva y me da la espalda para seguir caminando, ni siquiera responde a mi pregunta. Pero a ser sincera no hace falta que lo haga para saber su respuesta.

< Sí es un alma rota. Y de ser así ¿ Qué la rompió? ¿ Qué lo convirtió en un alma rota?>